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Sabio de Corazón: Rompiendo Paradigmas



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Roger Bannister, cruzando la línea de meta


Paradigmas son creencias que forman una visión del mundo en un momento determinado. Son de arraigo general en la conciencia colectiva, y parecen ser verdades absolutas, indiscutibles.

Lo entendemos mejor pensando en aquellos paradigmas rotos, o creencias que se pensaba eran ciertas, y se demostró que no lo son. Por ejemplo, "La Tierra es plana", "El universo gira alrededor de la Tierra", "la leche con naranja no se puede."

Roger Bannister, es el ejemplo de un hombre que rompió un paradigma, o una "verdad absoluta". Él fue un atleta que creció con un paradigma importante en su profesión, "Es imposible para un hombre correr 1 milla en menos de 4 minutos". Roger, como cualquier profesional podía creer en el paradigma y hacer lo mejor en sus concursos, o podría desafiar al paradigma (tanto el paradigma y para sí mismo).

Él escogió la segunda opción.

Se preparó un programa de capacitación, con el objetivo de ser el 1er ser humano en lograr tal hazaña. Se preparó por dos años y en 1954, de 25 años, derrotó al paradigma: corrió en 3m59s, era su marca registrada. El más fascinante es que en menos de 50 días después, otro atleta, un australiano también hizo la carrera, pero en 3m58s. El año siguiente 30 personas superaron la marca.

El paradigma era que los científicos y médicos decían que conseguir una hazaña como esa era humanamente imposible, que intentarlo podría hacer que el corazón de una persona explotara, que los huesos se rompieran y que los músculos se rasgarían en el esfuerzo…

¿Le pasó eso a Roger Bannister?

Roger Bannister, foto reciente.



La pregunta clave es ¿cómo sucedió esto?

Si unos meses antes, correr una milla en menos de 4 minutos se consideraba algo físicamente imposible,


¿Cómo fue que apenas Roger Bannister logró batir este récord, muchos otros lo hicieron también?


¿Es que el cuerpo humano realizó un salto cuántico repentino que hizo que sus capacidades se expandieran?


Está claro que no… que lo que cambió fueron los pensamientos de las personas… y lo que antes parecía imposible en sus mentes, ahora ya no lo era… Una creencia limitadora, un paradigma se había roto, y entonces el ser humano se vio capaz y logró fácilmente lo que antes parecía imposible…


Una persona sabia de corazón, o emocionalmente inteligente, debe ser consciente del poder de sus pensamientos sobre su vida, acerca de lo mucho que pueden limitar o lo que pueden hacerle capaz.


Nuestro mundo personal es un reflejo de lo que pensamos y creemos acerca de nuestras propias capacidades y potencialidades.


Los pensamientos pueden hacer que nos sintamos felices o tristes, optimistas o pesimistas, capaces o incapaces. Algunos pensamientos pueden ser amables, amorosos y optimistas, otros estresantes, limitadores y pesimistas. Y son estos últimos los que nos impiden ser felices y ser sabios o sabias de corazón y disfrutar de vivir plenamente.


Al pensar en un paradigma, nos acordamos de esta escena bíblica:



David y Goliat. La batalla militar más desigual jamás librada, con la victoria más inesperada.


Ese es un ejemplo de romper un paradigma, y siempre es recordado por quien se enfrenta a algo más grande que él o ella, y lo vence con fe y valor.


Vivimos en función de pensamientos y creencias que hemos aprendido desde niños y niñas, pensamientos limitadores, miedos y paradigmas que hemos dado por sentados, como verdades absolutas y que no hemos cuestionado para comprobar su veracidad. Mientras creemos en ellos, vivimos también en función de ellos.


Ahora pensemos:


¿Cuáles son esos pensamientos que me limitan?

¿Qué es lo que me frena a hacer cosas grandes y mejores?

¿Qué es lo que quiero, realmente?


Quien desee ser sabio o sabia de corazón, o emocionalmente inteligente, debe dejar de creer que es imposible cambiar.


Porque es posible dejar de ser una persona dominada por las emociones, y ser alguien que controle y regule su estado emocional y operar más efectivamente en su mundo personal.


O peor aún, creer el paradigma de que como ya tiene a Dios, no necesita más nada.


¿Cuáles son esos pensamientos o paradigmas que me limitan?


¿Qué es lo que me frena a hacer cosas grandes y mejores?


¿Qué es lo que quiero, realmente?




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