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Antioquía de Siria: lugar clave en la historia bíblica

Antakya, lugar actual en el que antes se
ubicaba la ciudad de Antioquía de Siria

Jerusalén. El Monte Sinaí. Babilonia. El Mar de Galilea. 

Son lugares marcados en la historia bíblica. Fueron el escenario de sucesos en los que hombres y mujeres vivían, trabajaban, comían, criaban a sus hijos e hijas... y en ocasiones, su relación con Dios influía directamente en sus vidas.

Uno de esos lugares es la ciudad de Antioquía de Siria, que fue el epicentro de importantes sucesos bíblicos. 

Seleuco I Nicátor, uno de los 4 generales de Alejandro Magno entre los que se repartieron el vasto Imperio Griego, fue quien fundó la ciudad, tras ganar la batalla de Ipsos, en Frigia, Asia Menor, hacia el año 301 a. C. Seleuco, tras la muerte repentina de Alejandro Magno, quedó como el gobernante de Mesopotamia y Siria. Y fue el primer "rey del Norte", mencionado en el capítulo 11 de Daniel.

Necesitaba un lugar estratégico, que fuera clave en su reino. Por ello fundó la ciudad, a la cual llamó Antioquía en honor de su padre, Antíoco. La ciudad estaba a pocos kilómetros de distancia del mar Mediterráneo, donde actualmente se encuentra la ciudad turca de Antakya. ¿Por qué era estratégica Antioquía de Siria? Estaba ubicada al norte de Siria, donde pasaban las rutas comerciales que venían del Oriente, del río Éufrates, al Mar Mediterráneo, y viceversa. Es decir, era lugar obligado de parada para comerciantes viajeros, hombres de negocios, políticos, y en definitiva, gente que quisiera viajar a una ciudad bien posicionada en el mundo antiguo.


Moneda con la imagen de
Seleuco I Nicátor
Antioquía de Siria era una ciudad pujante. Pronto se convirtió en centro del comercio internacional de aquella época,  y en una ciudad cosmopolita, que desarrolló la confección y diseño de artículos para el lujo de los compradores más exigentes. Seleuco I Nicátor además, fundó la ciudad costera de Seleucia, que sería el puerto de Antioquía, y la llamó Seleucia, como él.

Era Antioquía de Siria la capital del reino de los seléucidas, dinastía de reyes fundada por Seleuco I Nicátor. Luego, en el año 64 a. C., el general Pompeyo convirtió a Siria en una provincia romana. Antioquía de Siria llegó a ser la capital de la provincia romana de Siria, y la tercera ciudad del imperio, después de Roma y Alejandría. Era una especie de gran metrópoli, avanzada para su época, llamada “la reina del Oriente”, “la bella Antioquía” y “la tercera metrópoli del Imperio romano”, y era la única ciudad con sistema de alumbrado en las calles. Era una ciudad de gran avance tecnológico para su tiempo.

¿Qué importancia tiene Antioquía de Siria en la historia bíblica?

Considere lo siguiente: la obra cristiana comenzó allí. Tras la muerte de Esteban, los primeros discípulos fueron a vivir allí, a Antioquía de Siria. Bernabé fue enviado a Antioquía de Siria a atender a las personas que se estaban haciendo creyentes, quien, al ver  la gran cantidad de gente interesada en las enseñanzas de Jesús, fue a Tarso y llevó consigo a Pablo para que le ayudase.

 Fue allí en Antioquía de Siria, donde, por providencia divina, se llamó “cristianos” a los discípulos de las enseñanzas de Jesús:

«Después de esto, Bernabé fue a Tarso a buscar a Saulo, y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Allí estuvieron con un año entero, enseñando a mucha gente. Fue en Antioquía donde por primera vez, por providencia divina, se les dio a los discípulos el nombre de cristianos»
Hechos 11:25-26.

Antioquía de Siria fue también el lugar en el que el espíritu santo guió la elección de Pablo y Bernabé para que iniciaran una obra especial. De hecho, fue Antioquía de Siria, el lugar de partida de los 3 viajes que Pablo emprendió para enseñar el mensaje de Jesús a personas judías, y no judías, por todo el mundo conocido de aquel entonces.

Es importante destacar que la dinámica de los lugares descritos en el Nuevo Testamento, o Escrituras Griegas Cristianas, es muy diferente a los lugares mencionados en el Antiguo Testamento o Escrituras Hebreas. ¿Razón? El mensaje cristiano enseñaba que cada cristiano o cristiana era un "templo" de Dios, en el cual él moraba por espíritu. Es decir, Yavé no estaba ubicado en un lugar santo, un lugar donde estuviera su presencia, como el templo de Jerusalén. Dios estaría presente donde estuviera un cristiano o cristiana, quienes tenían la responsabilidad individual de ser esa "luz del mundo", a imitación de Cristo. Por ello vemos que Jerusalén, en el Nuevo Testamento, no es el epicentro de la presencia y actividad de Yavé. Ni de Jesucristo. Por el contrario, las personas que alrededor del mundo se hicieran seguidoras de Jesús, debían aprender a amar a Dios, no a un lugar geográfico definido, que fuera un lugar "santo" o especial.

Por ello vemos que los cristianos y cristianas de Roma, de Tesalónica, de Babilonia, de Galacia, de Atenas, de Tarsis, o donde vivieran, se guiaban por el espíritu de Dios, ellos creían en la presencia y operación de Dios en sus vidas. Ellos no necesitaban ir de "peregrinaje" o ir a visitar un "lugar santo", ni consideraban que Jerusalén, por ejemplo, fuera un lugar más "santo" o especial que donde ellos vivían, guiados por Dios. Un repaso del testimonio de las Escrituras con mente abierta nos revela más detalles sobre cómo funcionaban los asuntos en tiempos pasados, que sirven de guía para nuestros tiempos.

Por ejemplo, si los cristianos primitivos eran enseñados a depender de Dios, a confiar en Él con todo el corazón, a orarle incesantemente, cosa que revelan claramente las cartas de consejo de los apóstoles, ¿no aprendemos nosotros de ese modelo sobre cuáles son las cosas más importantes para un cristiano? ¿No debería ser el acercarse a Dios y adorarle con espíritu y verdad los asuntos de más peso en estos tiempos "fieros, difíciles de manejar"?


No cabe duda de que a los cristianos y cristianas de Antioquía de Siria les fue difícil centrarse en estar cerca de Dios y tener una fe fuerte. Las presiones de vivir en una ciudad tan avanzada y de prestigio, próspera y rica, era tal vez una prueba a su fe. No porque sea malo ser rico y próspero, sino porque tener el debido balance entre lo económico y lo espiritual no es fácil. También vivir en este mundo en la actualidad, para quien quiera seguir las pisadas de Jesús, se torna complejo por el estilo de vida imperante. ¿Qué hacer? No sabemos cómo les fue a los creyentes de aquella ciudad, pero sí tenemos la certeza de que si estaban cerca de Dios, Él siempre les dio fortaleza para seguir adelante. Y esa misma fortaleza y guía la podemos tener nosotros, si buscamos a Dios con espíritu y con verdad.
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