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Entendiendo el Génesis: Caín y Abel

Eva fue la primera mujer. La primera madre. Dijo: «¡Con la ayuda de Jehová, he tenido un hijo varón!». Era Caín. El primer humano nacido en la Tierra. Después dio a luz a Abel, el segundo humano nacido en la Tierra.

Adán y Eva eran padres de Caín y Abel. ¿Qué tipo de relación tendrían entre sí Caín y Abel? Porque Adán y Eva eran marido y mujer. Esa era su relación. Y Abel era "hermano" de Caín. En hebreo la palabra hermano, אח, se traduce 'âch, awkh.

¿Qué significa? Transmite la idea de consanguinidad y ser aliados. Si Adán y Eva eran el "hueso de mis huesos y carne de mi carne", lo que unía a Caín y Abel era el ser de la misma sangre. Tenían la misma sangre, la misma familia, la misma herencia genética. Compartirían la historia de la familia, las vivencias, aquello que les hace ser parte de un núcleo común.

Adán y Eva transmitieron a Caín y Abel lo que sabían. Que Jehová creó todo lo que existe, y cómo era el hogar perdido, el Jardín de Edén. Mirarían con nostalgia aquel lugar que era el Edén, su hierba verde, sus árboles frodosos, sus animales andando en paz con ellos en derredor. Y lo más importante: la sensación de sentirse hijos de Dios, en paz con su Creador, en armonía con Él, sintiéndose seguros, amados, plenos, en bienestar.

Ahora, todo era diferente. Fuera de Edén, Adán tenía que labrar la Tierra, y esta le devolvería su fruto, un fruto que no se comparaba al de los árboles de Edén. La relación de Eva con Adán cambió radicalmente. Ya no era esa sintonía de amor, de cariño, de respeto, esa atmósfera de intimidad que había entre ellos. Todo cambió.

¿Qué sería de Caín y Abel?

Ellos tendrían otra vida. Otro destino. Ellos podrían tener una relación con Jehová, propia, cosa que ya Adán y Eva no tendría.

Al nacer primero Caín, se convertía en en el primogénito de la familia, el futuro patriarca de la familia.

El patriarca de la familia sería el líder del clan familiar, y guiaría a todos en cualquier aspecto. Toma de decisiones, responsabilidades, esas eran las prerrogativas del primogénito. Aunque aquella primera familia humana estaba en pleno proceso de formación, ser la primera familia marcaría un rumbo para el resto de los descendientes de Adán y Eva.

Caín y Abel crecieron. Ambos se dedican a actividades diferentes. Abel se dedicó a pastorear ovejas, mientras que Caín se dedicó a trabajar la tierra.

Tiempo después, llegó la oportunidad de establecer formalmente una relación con Dios. No indica la Biblia que lo hayan hecho de niños, o adolescentes. Ya eran hombres maduros, conscientes de sus responsabilidades y posibilidades en la vida, y expresan su deseo de acercarse a Dios.

Dios solía comunicarse con Adán y Eva al caer la tarde en Edén. ¿Y ahora, qué pasaría con Caín y Abel? Dios se comunicaría con ellos, pero les tocaba a los hermanos dar el primer paso.
Caín presentó a Jehová Dios una ofrenda del fruto de la tierra.

Abel también presentó a Jehová lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa.

Vemos que este es el primer acto de adoración y de acercamiento a Jehová que se describe en toda la Biblia, tras la expulsión en Edén. Y por ser el primero, es importante detallar varios puntos.

En primer lugar, no hay constancia de que existiera un mandato que detallara cómo acercarse a Dios. Caín y Abel debieron de haber conversado y reflexionado mucho antes de dar el paso de acercarse a Dios.

Es la primera vez en la Biblia que el hombre da algo a Dios. Dios les había dado TODO a Adán y Eva: la vida, la comida, dónde vivir, la guía, etc. Pero no refleja la Biblia que Adán y Eva se sintieran impulsados a retribuir a Dios dándole algo, como señal de gratitud y alabanza.

Así que la actitud de los 2 hermanos respecto a Jehová es espiritualmente mejor que la de Adán y Eva. Refleja humildad, devoción y gratitud. Algo que sus padres no mostraron. De modo que ambos, como hermanos, se pusieron de acuerdo e hicieron en simultáneo una ofrenda a Dios

¿Por qué acercarse a Jehová dándole una ofrenda? Nadie les dijo que lo hicieran así. Ni Adán, ni Eva, ni Jehová. Fue un acto libre, voluntario y bien pensado.

Caín era labrador, y por ello ofrece a Jehová del fruto de la tierra. Abel era pastor de ovejas, y le trae a Dios lo mejor de su rebaño, primogénitos con su grasa.

¿Resultado?
Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín ni a su ofrenda, por lo cual Caín se enojó en gran manera y decayó su semblante.
A Jehová le agradó la ofenda de Abel, y no la de Caín.

En hebreo la expresión "miró con agrado", significa mirar una cosa con una mirada penetrante, profunda. La evaluación de Dios a los hermanos y sus ofrendas no fue superficial. Fue sopesada, escrutadora, exhaustiva. Dios veía lo externo: la ofrenda. Y lo interno: el corazón.

Jehová vio lo externo: la ofrenda. Y vio qué motivación tuvo cada ofrenda en el corazón de ambos.

Y fue la fe la que motivó la ofrenda de Abel.

La fe de Abel es destacada por Pablo, como un ejemplo de cómo esa fe le impulsó a dar una ofrenda que era lo mejor de su rebaño, es decir, los primogénitos con su grasa. No había una Ley que mandara a hacer eso, pero Abel consideró que dar lo mejor de una de sus ovejas y su grasa sería del agrado de Dios.

La Biblia no hace mayor distinción sobre la ofrenda de Caín.

Ambas ofrendas y las actitudes eran distintas, y Dios lo notó. Caín, siendo el primogénito, estaba obligado a ser el mejor. Era lo esperado. Su actitud parece denotar desgano en la ofrenda. Su corazón no era completo para Jehová, no tenía una motivación nacida de la fe. ¿Recogió la ofrenda a última hora, por cumplir, por compromiso, porque no quedaba más remedio? No lo sabemos. Sabemos del resultado de lo que pasó con la ofrenda, y ello nos da una visión más amplia de lo que realmente sucedió.

Abel, al parecer, se esmeró con todo su corazón al preparar la ofrenda. No tomaría cualquier oveja. No tomó la oveja más flaca, ciega o débil. Tomó la mejor, y fue a prepararla a conciencia para que estuviera en condiciones apropiadas para ser dada a Dios.

Las actitudes de Caín y Abel se parecen mucho a las actitudes que se observan en muchas personas hoy día. Las actitudes religiosas, dogmáticas, tradicionalistas y rígidas, llenas de mecanicismos, más por cumplir ante otros que ante Dios, abundan hoy día. Como Caín. ¿Hubiera dicho Jesús que Caín adoraba al Padre con "espíritu y verdad?

Por otro lado, escasean personas como Abel, que reflexionan con perspicacia sobre lo que sería del agrado de Dios.

Jesús nos enseñó a orar para que se haga la voluntad del Padre, tanto en el Cielo, como en la Tierra. Pero, ¿quién determina qué quiere Dios realmente? Ese rol lo desempeñan las religiones organizadas, que interpretan desde su óptica la posibilidad de lo que Dios quiere, o que ellos creen que quiere. Eso le pasó a Caín. Cualquier ofrenda sirve, y cualquier actitud de corazón le agradará a Dios, razonó. Tarde o temprano los resultados se hacen patentes. Se refleja qué quiere Dios o qué no quiso nunca, y se asumió como su voluntad.

Caín, al fracasar en su ofrenda, se enfureció y andaba cabizbajo. Dios intervino, y habló a Caín:
Entonces Jehová le dijo: 

«¿Por qué estás tan enojado? ¿Por qué andas cabizbajo? Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto. Pero si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte. No obstante, tú puedes dominarlo.»

Dios no consideró a Caín un caso perdido. Si Jesús enseñó que el buen pastor deja 99 ovejas por ir en búsqueda de una perdida, ¿no iría Dios en búsqueda del corazón de Caín?

Caín estaba enojado. Lleno de ira. Y cabizbajo. Su rostro reflejaba la indignación y la rabia que sentía. Hay expresiones populares en cada país sobre esos momentos en los que un@ está molesto. La cara se pone roja como un tomate de la rabia. La sangre hierve, el calor de la rabia hace su efecto.

Jehová razona con Caín. Dios no habla con Abel, sino con Caín. Le manifiesta que si rectifica, le esperan grandes recompensas. Después de todo, es el primogénito. Hacer lo bueno, trae buenos resultados. "Al debido tiempo segaremos si no nos rendimos de cansancio", recuerda Pablo a los Gálatas.

El llamado de Dios a Caín es el de un Padre amoroso. Dios sabe que Caín puede dirigirse a hacer lo bueno, puede ser un líder patriarcal que dirija a la familia mejor que Adán, cuando le llegara su momento de hacerlo.

Pero no desconoce Dios la latencia del pecado. "Pero si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte." La ira de Caín era un hervidero en su interior. Su rabia, resentimiento y celos por Abel eran como una fiera agazapada al acecho, aguardando por el momento oportuno para devorar a la presa. Que en este caso, era el propio hermano de Caín, Abel.

Estaban las 2 posibilidades: o hacer lo bueno, o lo malo. Lo bueno le traería grandes recompensas, pero lo malo... Caín debía saber que le traería desgracias.

No obstante, tú puedes dominarlo, dice Dios.

Llama la atención que Dios no coloca a Caín ante la tentación de hacer lo malo. Razona con él, le aporta razones para que se decida por hacer el bien, y lograr la recompensa. Le insta a dominar su ira, a domar la fiera que lleva en su interior.

¿Qué significa dominar ese pecado o deseo maligno que perturba a Caín, tentándole a hacer daño a Abel? En hebreo "dominar" es mashal, significa «gobernar, reinar, dominar».

O Caín dominaba sus pasiones, o estas le dominarían a él. Caín podía ejercer dominio sobre sí mismo. Caín debía responsabilizarse por sus propios actos y motivos. Culpar a Abel o a Dios, no era opción.

El Génesis añade:

Caín habló con su hermano Abel. Mientras estaban en el campo, Caín atacó a su hermano y lo mató.

Caín fue a hablar con Abel. Le haría creer que pasarían un buen rato juntos como hermanos. Pero Caín atacó a Abel, y le mató. Estaban lejos de casa, en el campo, lejos de la posibilidad de que Adán o Eva hicieran algo para evitar lo que él deseaba hacer.

Tras un tiempo, Jehová le preguntó a Caín:
—¿Dónde está tu hermano Abel?
—No lo sé —respondió—. ¿Acaso soy yo el que debe cuidar a mi hermano?
—¡Qué has hecho! —exclamó el Señor—. Desde la tierra, la sangre de tu hermano reclama justicia.

La pregunta de Jehová a Caín no pretendía indagar qué había pasado, pues Dios lo ve todo, y vio el asesinato. Era una pregunta para saber qué cuenta daría Caín de sí mismo, ya que él era responsable de lo sucedido, o en todo caso, de saber si su hermano estaba bien o no.

Mintió. Dijo que no sabía dónde estaba Abel. Y hasta en tono cínico y despectivo dijo que él no era el guardián de su hermano.

Dios sentenció a Caín:
-Por eso, ahora quedarás bajo la maldición de la tierra, la cual ha abierto sus fauces para recibir la sangre de tu hermano, que tú has derramado.
Cuando cultives la tierra, no te dará sus frutos, y en el mundo serás un fugitivo errante.

Este castigo es más de lo que puedo soportar —le dijo Caín a Jehová—.

Hoy me condenas al destierro, y nunca más podré estar en tu presencia.

Andaré por el mundo errante como un fugitivo, y cualquiera que me encuentre me matará.

—No será así —replicó Jehová—. El que mate a Caín, será castigado siete veces.Entonces Dios le puso una marca a Caín, para que no fuera a matarlo quien lo hallara.

Así Caín se alejó de la presencia de Dios, y se fue a vivir a la región llamada Nod, al este del Edén.

Caín se unió a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc. Caín había estado construyendo una ciudad, a la que le puso el nombre de su hijo Enoc.

Caín se fue delante de Dios. Aceptó vivir lejos de Dios, proscrito, desterrado, como un ser maldito.

Luego Enoc, hijo de Caín, tuvo un hijo llamado Irad, que fue el padre de Mehujael. Éste, a su vez, fue el padre de Metusael, y Metusael fue el padre de Lamec. Lamec tuvo dos mujeres. Una de ellas se llamaba Adá, y la otra Zilá. Adá dio a luz a Jabal, quien a su vez fue el antepasado de los que viven en tiendas de campaña y crían ganado. Jabal tuvo un hermano llamado Jubal, quien fue el antepasado de los que tocan el arpa y la flauta. Por su parte, Zilá dio a luz a Tubal Caín, que fue herrero y forjador de toda clase de herramientas de bronce y de hierro. Tubal Caín tuvo una hermana que se llamaba Noamá.

Lamec, descendiente de Caín, primer polígamo de la historia bíblica, dijo a sus mujeres Adá y Zila:«¡Escuchad bien, mujeres de Lamec!¡Escuchad mis palabras!Maté a un hombre por haberme herido,y a un muchacho por golpearme. Si Caín será vengado siete veces,setenta y siete veces será vengado Lamec.»

Mientras tanto, Adán, que había empezado a vivir las consecuencias de su pecado, volvió a unirse a su mujer, y ella tuvo un hijo al que llamó Set, porque dijo: «Dios me ha concedido otro hijo en lugar de Abel, al que mató Caín.»
Finalmente la descendencia de Caín murió en el Diluvio.

Caín y Abel fueron los primeros hermanos humanos. El ser de la misma sangre debió haberlos unido, pero no fue así.

Caín es un hombre que por resentimiento, ira, frustración, se deja envolver en la llama de sus pasiones. Es alguien con una visión distorsionada de la realidad. Para Caín, soló su visión de los asuntos era la correcta. Claro, era una visión bajo el cristal de la ira y el resentimiento, contra Abel y contra Dios.

Muchas personas son como Caín. Ante sus propios fracasos y vicisitudes, culpan a otros y se resienten. Sus pasiones y emociones negativas les consumen, y se manifiestan en la forma de habla cínica, chismes, rivalidades, envidias, y dañar a las otras personas, que son culpables de su resentimiento. Según lo que creen.

Todos tenemos emociones, y está en nuestro poder dominar a esa posibilidad de hacer daño a otros que puede aflorar en cualquier momento.

Dios habló a Caín 
antes, para que tuviera tiempo de pensárselo. Caín podía dominar su ira. Confrontarla, y superarla. Cuántos crímenes pasionales, cuánto daño se causa a otros y a sí mismo cuando no se somete a control ese monstruo interior que puede llevarnos a hacer mal.

La Causalidad está siempre presente: Causa y Efecto.

El famoso Otelo de Shakespeare, es una especie de Caín, preso de los celos. ¿Se sintió satisfecho de sí mismo Caín tras matar a Abel? ¿Realmente se siente bien quien se deja dominar y arrastrar por sus bajas emociones?
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