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El ángel Gabriel, María y el poder de la Fe


“La FE mueve montañas”, dijo Jesús. Esa frase tan sencilla pero impactante nos transmite una enseñanza: que la FE tiene poder. Eso significa que la persona que tiene FE, tiene la capacidad de generar resultados. Estos pueden ser desde dejar una adicción dañina para el organismo, hasta el logro de transformaciones radicales en la propia vida y la realización plena de las promesas de Dios.     

Por cierto que María, la madre del autor de la frase de “La FE mueve montañas” (Jesús), fue ella misma una mujer que ejerció el poder de la FE para poder cumplir con su rol de madre del Hijo de Dios. Y de su ejemplo de cómo ejerció ese poder, podemos beneficiarnos.

La historia es conocida, pero fijémonos en algunos detalles. 6 meses después de que Elizabet, parienta de María, quedara embarazada milagrosamente del que sería el Precursor del Mesías, Juan, Jehová envía a Nazaret a un ángel: Gabriel. 

Misión: hablar a una virgen, María, y anunciarle que sería la madre del Mesías.

Cuando el ángel entró delante de ella, le dijo:
-Buenos días, grandemente favorecida, Jehová está contigo
El ángel es cortés con María, le da los buenos días, y le llama “grandemente favorecida”. El objetivo de su visita es acorde a la voluntad divina, pues le dice: “Jehová está contigo”. Su presencia, que es evidentemente sobrenatural, no tiene el objeto de asustar a María, o hacerle sentir miedo o rechazo. Es Jehová el que ha enviado a Gabriel, y Dios es Bueno, tiene buenas noticias para ella.

¿Cómo reacciona María?

Ella “se turbó profundamente” por las palabras del ángel, y razonaba sobre qué significaban las palabras de Gabriel. En pocas palabras: María quedó estupefacta, perpleja. Así nos habríamos sentido si de repente se nos aparece un ángel, y por mucho que nos diga “buenos días, Jehová está contigo y te favorece grandemente”, la reacción humana es de perplejidad. Eso siente María. 

Más allá de la perturbación emocional que siente María, ella razona sobre lo que significan las palabras del ángel. En el griego original, el verbo que se traduce “razonar” es Dialogizomai. Significa la acción mental de juntar razones diferentes para una cosa, deliberar en la mente sobre un asunto, hacer cálculos mentales.

María razona sobre las palabras del ángel. No ejerce fe de buenas a primeras en las palabras del ángel. Razona sobre lo que se le ha dicho. He aquí un punto importante sobre el poder de la FE: está involucrada la capacidad de pensar de la persona. María no era una crédula ingenua. Era una mujer de FE, y la FE requiere el uso del razonamiento. La credulidad es ciega, la que cree una cosa sin razonar.

El ángel le dice:

-No temas, María, porque has hallado favor con Dios. Y concebirás en tu matriz y darás a luz un hijo, y le has de poner por nombre Jesús. Él será grande y se le llamará Hijo del Altísimo. Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, su reino no tendrá fin.

El ángel entrega el mensaje: María concebirá en su matriz al Heredero de la Casa de David: Jesús.

María dijo al ángel:

-¿Cómo será esto, pues no estoy teniendo coito con hombre alguno?

El ángel le dijo:

-Espíritu santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, también, lo que nace será llamado Santo, Hijo de Dios. ¡Mira!, tu parienta Elisabet ha concebido ella un hijo, en su vejez, y este es el sexto mes para ella, la que era llamada estéril. Porque con Dios ninguna declaración será una imposibilidad.
María sólo tiene una pregunta para el ángel:

Cómo?

Sí, cómo sería que ella quedara embarazada si no tenía relaciones íntimas con ningún hombre. Por cierto, que si leemos el evangelio de Lucas capítulo 1, este comienza el relato de la historia que estamos analizando, con la información sobre el estado civil de María: comprometida para casarse con un hombre, de nombre José.
Estaba comprometida, pero aún no estaba casada. Quedar embarazada sin estar casada, exponía a María a la ignominia pública y a una muerte pública por lapidación, por estar encinta sin haberse unido a su prometido, José.

La objeción de María, se centraba en el cómo, y los resultados de lo que pasaría. Gabriel le dio a María razones para creer en Dios:

El Espíritu santo vendría sobre ella, y el poder del Altísimo la cubriría con su sombra, así quedaría embarazada, lo que resolvía el problema del “cómo”.

Su parienta Elisabet estaba embarazada, en su vejez, estaba en el sexto mes de gestación, aunque ella era estéril

En definitiva: con Dios ninguna declaración será una imposibilidad

María declaró al final:

-¡Mira! ¡He aquí la esclava de Jehová! Hágase conmigo según tu declaración.

Y el ángel se fue. Mensaje entregado, y ya María estaba encinta del Mesías.
La objeción de María, se centraba en el cómo, y los resultados de lo que pasaría. Gabriel le dio a María razones para creerle a Dios. Las razones que dio Gabriel a María para creer en Dios fueron:


El Espíritu santo vendría sobre ella, y el poder del Altísimo la cubriría con su sombra, así quedaría embarazada, lo que resolvía el problema del “cómo”.
Su parienta Elisabet estaba embarazada, en su vejez, estaba en el sexto mes de gestación, aunque ella era estéril

En definitiva: con Dios ninguna declaración será una imposibilidad

María declaró al final:

-¡Mira! ¡He aquí la esclava de Jehová! Hágase conmigo según tu declaración.

Y el ángel se fue. Mensaje entregado, y ya María estaba encinta del Mesías.

María es un ejemplo del poder de la FE. Estuvo dispuesta a escuchar al ángel Gabriel, a razonar sobre lo que significaba su visita y su mensaje. Las dudas o cuestionamientos que tenía, los planteó al ángel, quien le dio razones para que ella ejerciera FE en el hecho de que quedaría embarazada, por la acción del espíritu santo, algo que nunca antes había sucedido.

El problema con la FE de muchas personas, es que no se aclaran las dudas o cuestionamientos internos. La duda es contraria a la FE. María resolvió sus dudas, preguntando al ángel, y Gabriel le respondió. 

Y, ¿nosotros? 

¿Qué nos hace dudar del poder de Dios para actuar en nuestras vidas? 

¿Cuáles son, sinceramente, nuestras razones para no ejercer FE plena en Dios?

El simple hecho de preguntarnos estas cosas, nos ayuda a resolver las dudas. Somos seres pensantes, y Dios no espera que de buenas a primeras creamos en Él. Pero debemos ayudar a nuestra FE. Un hombre le dijo a Jesús "ayúdame donde necesite FE". Nada ni nadie nos impide orar a Dios y plantearle nuestras dudas e inquietudes con honestidad. No nos va a caer un rayo del cielo por hacer eso. Al contrario, el hecho de reconocer que necesitamos fortalecer la FE moviliza todos los recursos del Padre para ayudarnos.

El poder de la FE es una combinación de recursos espirituales: oración, FE, acción y esperar en Dios. Cuando repasamos relatos bíblicos con los que nos identifiquemos, eso nos puede ayudar a ejercer el poder de esa FE. El ángel Gabriel le mostró un ejemplo a María de una situación similar a la suya: la del embarazo de su parienta Elizabet, encinta a pesar de ser una mujer de edad avanzada y que había sido estéril. Si por ejemplo, tenemos dudas sobre cómo Dios ayuda en tiempos de dificultad o si estamos viviendo una depresión, en 1 Samuel capítulos 1 y 2, tenemos la historia de Ana, la madre del profeta Samuel, deprimida por no tener hijos. Leer su historia nos hace comprender que el orar a Jehová y esperar su respuesta, tiene resultados positivos, y nos ayuda a tener tranquilidad de ánimo y paz.             

No importa qué situación estemos pasando. Hay una solución de Dios para cualquier problema o situación que tengamos. Para Dios "nada es imposible". Ejarzamos FE en esas palabras.
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