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Joyas de sabiduría divina: Salmo 119

Rey David y los Salmos
El Salmo 119 es el más largo de los salmos. Tiene 176 versículos, y su estructura es de un acróstico. Eso significa que cada grupo de 8 versículos comienza con una letra del alfabeto hebreo. Si multiplicamos las 22 letras de dicho alfabeto por 8 versículos, entonces 22 x 8 = 176 versículos.

Al leer este Salmo, hay una serie de términos que llaman la atención. Hay 8, que destacan la sabiduría divina, y la que particularmente, debemos tener para con Dios y en nuestra vida. Este Salmo glorifica a Dios y Su Palabra, menciona la Escritura una y otra vez. El Salmo destaca el valor y la importancia de las Escrituras. Hay revelación y sabiduría en el Salmo 119 que es válida y útil en nuestros tiempos.


    Ley (torah, utilizada 25 veces en el Salmo 119): El verbo al que pertenece significa ‘enseñar’ o ‘gobernar’; por lo tanto, al venir de Dios significar tanto la ‘LEY’ y ‘REVELACIÓN.’ Puede ser utilizado como una simple revelación o todo un conjunto de la ley. Como lo indica el Salmo 119:165:

 Mucha paz tienen los que aman tu ley, y nada los hace tropezar. 

    Palabra (dabar, utilizada 24 veces): La idea que transmite es de palabra dicha, la palabra revelada de Dios hacia el hombre. Significa declaración divina, como los 10 Mandamientos, llamados las “Diez Palabras.” (Éxodo 34:28). Por ejemplo, en el Salmo 119:105 dice:

Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino. 

    Juicios (mispatim, utilizada 23 veces): significa juzgar, determinar, regular, ordenar, y discernir. Transmite la idea de discernir lo que esta bien y mal, y decidir apropiadamente. Es sabio tener un temor sano a las decisiones judiciales de Dios. A los juicios de Dios hay que aprenderlos (V. 7), declararlos (V. 13), ansiarlos (V. 20). Se debe considerar apropiados (V. 30), justos (V. 106).

    Testimonios/Recordatorios (edut/edot, utilizada 23 veces): Esta palabra esta relacionada con la palabra de testigo. El obedecer Sus testimonios significa lealtad. Puede significar un testimonio, y proviene de una raíz que significa repasar, repetir, razón por la cual se traduce “recordatorios”. El salmista expresa gran aprecio por estos recordatorios y repetidas veces habla de haberlos guardado. (Sal. 119:22, 88, 129, 167, 168) Ora que Dios incline el corazón del salmista a ellos. (V. 36) Además declara: “También hablaré de seguro de tus recordatorios enfrente de reyes, y no me avergonzaré.”—V. 46.

    Mandamientos (miswah/miswot, utilizada 22 veces): Esta palabra enfatiza la autoridad directa de lo que es dicho . . . el derecho de dar órdenes. Cuando un muchacho judío llega a mayor edad, trece años según la ley judía, su familia celebra con un bar mitzvah, porque ahora ha llegado a ser un ‘hijo del mandamiento,’ es decir, responsable a él. La palabra hebrea mitswah aparece unas 180 veces en la Biblia y con comparativamente pocas excepciones se refiere a los mandamientos de Dios dados a su pueblo Israel.

    Estatutos (huqqim, utilizada 21 veces): El sustantivo se deriva del verbo “grabar” o “inscribir”; la idea es la de la palabra escrita de Dios y la autoridad de Su palabra escrita. 

    Preceptos (piqqudim, utilizada 21 veces): Esta es una palabra sacada de la esfera de un oficial o capataz, y de aquel hombre que es responsable de mirar con detenimiento una situación para tomar acción. Así que la palabra señala la instrucción particular del Señor, como de aquel a quien le importa el detalle. También se usa para referirse a las disposiciones reglamentarias de Dios para la creación inanimada. (Job 28:26; 38:10) Una “disposición reglamentaria” se define como una regla o principio autoritativo.

    Palabra (imrah, utilizada 19 veces): Similar en significado que dabar, pero aún un término diferente. “La ‘palabra’ puede denotar cualquier cosa que Dios haya hablado, ordenado o prometido.


Aunque se cree que el autor de este Salmo es el Rey Ezequías, se nota la importancia que el escritor del Salmo 119 le otorga a la Palabra de Dios, entretejiendo sus pensamientos en torno de ocho palabras hebreas básicas y luego moldeando estos pensamientos en un poema hebreo acróstico o alfabético de 176 versículos. Sin duda, una ardua labor. Lo mismo que el rey Salomón, el salmista “procuró hallar palabras deleitables” (Eclesiastés 12:10).  

De seguro la lectura y, particularmente, la meditación, en la Palabra de Dios, genera aprecio y sabiduría. Nos genera una fuente inagotable de sabiduría que es útil en estos tiempos, particularmente si nos encontramos en medio de circunstancias adversas.

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