Jesús: el Vivo entre los muertos
Jesús abrió la mente de sus discípulos el día de su resurrección, aquel famoso domingo, en el que venció a la muerte.
¿Cómo lo hizo?
¿Qué significa esto para nosotros HOY?
Repasemos lo que ocurrió aquel domingo, el día que Jesús resucitó.
Muy temprano en la mañana de ese domingo, un grupo de mujeres, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago, Salomé, Juana y otras seguidoras del Maestro, fueron a Su tumba. Pero cuando ellas llegan, el lugar donde fue puesto el cadáver de Jesús está... vacío. Ha ocurrido un terremoto y la enorme piedra que cerraba la tumba, se ha rodado. ¿Y el cuerpo de Jesús? ¿Dónde está?
María Magdalena corre para contarle a Pedro y Juan lo sucedido. Las demás mujeres se quedan junto a la tumba, y, poco después, se aparece un ángel que las invita a entrar en ella. Allí, dentro de la tumba, las mujeres ven a otro ángel, y uno de los ángeles les dice:
-No tengan miedo, porque sé que buscan a Jesús. No está aquí, porque ha sido levantado, como Él lo dijo. Vengan, vean el lugar donde yacía. Y vayan de prisa y digan a sus discípulos que Él ha sido levantado de entre los muertos.
Con una mezcla de emociones encontradas, estas mujeres se van corriendo.
María Magdalena ha hallado a Pedro y a Juan, y les informa que el cuerpo del Señor no está en la tumba. Luego ambos llegan, y efectivamente, ven la tumba vacía. Están las vendas y el paño que se había usado para envolver la cabeza de Jesús. El paño está arrimado como rollo en una esquina de la tumba. ¿Y el cuerpo? No está.
Ni Pedro ni Juan disciernen que Jesús ha sido resucitado, a pesar de que Él les había dicho en repetidas ocasiones que esto sucedería. Los dos regresan a su casa confundidos, intrigados por lo sucedido, pero María, quien ha regresado a la tumba, se queda allí.
Ni Pedro ni Juan disciernen que Jesús ha sido resucitado, a pesar de que Él les había dicho en repetidas ocasiones que esto sucedería. Los dos regresan a su casa confundidos, intrigados por lo sucedido, pero María, quien ha regresado a la tumba, se queda allí.
Ese mismo domingo, el grupo de mujeres que oyeron a los ángeles decir que Jesús está vivo, van apresuradas a decir a los otros discípulos que Jesús ha sido resucitado, tal como los ángeles les mandaron que hicieran. Corren rápidamente, con una mezcla de emoción y expectativa por lo sucedido y de repente... Jesús se encuentra con ellas y les dice: “¡Buenos días!”. Ellas, caen a sus pies. Entonces Jesús les dice: “¡No teman! Vayan, digan a mis hermanos, para que se vayan a Galilea; y allí me verán”.
Mientras tanto, María Magdalena, quien se queda junto a la tumba, comienza a hablar con un extraño, al que confunde con el jardinero del lugar. Pero este extraño le dice: ¡María!. ¡Rabbóni! le dice ella. No es un extraño: es Jesús. El Señor le dice:
-Ponte en camino a mis hermanos y diles: ‘Asciendo a mi Padre y Padre de ustedes y a mi Dios y Dios de ustedes.
María Magdalena corre a decirle a los discípulos lo que dijo Jesús. Su relato, apoya el informe que las demás mujeres ya han dado, sobre la buena nueva de que han visto a Jesús resucitado.
¿Cómo reaccionan los discípulos ante estos informes? Ellos escucharon a Jesús decir que Él resucitaría al tercer día, y ahora escuchan a estas muejres decir que Él está vivo.
Su reacción la leemos en Lucas 24:11:
Pero a los discípulos el relato les pareció una tontería, así que no les creyeron
Sí, a los apóstoles, el informe de que Jesús había resucitado, les pareció una tontería. Una locura. ¿Por qué a los apóstoles el informe de la resurrección de Jesús les parece una "locura" y no lo creen?
Los apóstoles no creen el testimonio de las mujeres. Las mujeres, en la sociedad judía, eran personas que no eran dignas de dar un testimonio digno de crédito y confianza, según las enseñanzas de los fariseos y demás líderes religiosos. ¿Cómo creer a personas así? Se habrán vuelto locas, se decían para sus adentros.
En nuestros días, sucede algo similar. Vivimos en una sociedad en la que algo es digno de creerse, es "creíble" o tomado como "verdad", dependiendo de quién lo diga. Por ejemplo, es "verdad" la Evolución, porque lo dicen los "científicos", los "conocedores" de la Ciencia. Se supone que "ellos" son las personas acreditadas para enseñar verdades en el área científica, y decir a otros la "verdad" en el área de las Ciencias Naturales. No se trata de atacar a la Ciencia, o al conocimiento científico, sino de poner de relieve el hecho de que no necesariamente, todo aquello que se enseña como un hecho o conocimiento científico es VERDAD, simplemente porque lo dice un científico o una institución académica o científica.
En pocas palabras: vivimos en una sociedad en la que la VERDAD la imponen los que tienen el poder y la autoridad para hacerse oír, independientemente de que sea cierto lo que dicen o no.
Ejemplo de ello: los medios de comunicación. ¿Es necesariamente 100% verdad lo que informan, o las opiniones que digan sobre algún tema? No. Hay muchos ángulos o perspectivas desde las cuales mirar un asunto o analizarlo. Por ello, es útil y necesario ver diversos ángulos de una noticia o tema noticioso, y sacar uno mismo sus propias conclusiones.
Y sobre temas espirituales, bíblicos o proféticos, también existe la jerarquización de la credibilidad. Si una figura religiosa o líder de una iglesia, un libro, revista, u organización religiosa, enseña algo, eso es la VERDAD, simplemente, porque lo dice una "autoridad" espiritual "reconocida". Así que, si lo dice ese líder religioso, publicación religiosa u organización, ENTONCES es VERDAD. Sino, no lo es.
Se trata de usar discernimiento: de ser capaces de emplear nuestras facultades de raciocinio y de lógica, antes de creer de buenas a primeras lo que alguna figura reconocida, medio de comunicación o institución de "autoridad" nos informe, y ser capaces de diferenciar la verdad, de las verdades a medias, y tener la capacidad de discernir entre un argumento verdadero de uno falso.
Ahora bien, hay que reconocer que si a los apóstoles les pasó que no creyeron en la VERDAD sobre la resurrección de Jesús, porque las personas que se lo dijeron no eran las voces "autorizadas" para divulgar semejante conocimiento, ¿qué decir de nosotros?. Los apóstoles son modelos de fe, pero eran personas comunes y corrientes, y les costó creer hechos verdaderos, porque los escucharon de una fuente no era "reconocido" como "oficial" o "autorizada", para difundir dicho conocimiento.
¿Qué hizo Jesús para vencer la incredulidad, la falta de fe y el escepticismo de los apóstoles? Se les apareció por fin a ellos, resucitado. E hizo algo: abrirles la mente. Dijo:
—Cuando todavía estaba yo con ustedes, les decía que tenía que cumplirse todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
Entonces les abrió la mente por completo para que comprendieran las Escrituras.
—Esto es lo que está escrito —les explicó—: que el Cristo padecerá y resucitará al tercer día.
¿Qué significa esto de "abrir la mente"?
"Abrir la mente", en el griego original es un verbo: Dianoigo. Transmite la idea de abrir algo que está cerrado, causar el entendimiento de un asunto. La mente humana tiene muchas facultades y capacidades, y los apóstoles eran hombres con capacidades y facultades mentales, emocionales y espirituales. Pero había específicamente una facultad y capacidad mental que ellos tenían cerrada y Jesús la abrió.
Se trataba de la facultad de sentir, discernir y entender las verdades espirituales más elevadas, la facultad de percibir las cosas divinas y los más altos poderes espirituales.
Esta facultad que estaba cerrada, o no activada en la mente de los apóstoles, fue la que Jesús "abrió", activando en la mente de los apóstoles esa capacidad de discerrnir sobre Jesús, cómo en Él se habían cumplido las profecías referentes al Mesías, y fueran capaces de enseñar esto a otras personas.
Jesús, al abrir su mente, hizo que ellos fueran capaces de comprender las Escrituras. Y he aquí un detalle importante. ¿Qué debían comprender los apóstoles de las Escrituras?
En el griego original, suniemi, es la palabra que se traduce "comprender". Significa eslabonar la percepción con la cosa percibida.
Lo que hizo Jesús para "abrir la mente" de los apóstoles fue eslabonar las Escrituras, aquellas que predecían los sucesos y circunstancias de su vida como el Mesías prometido, juntándolas con esos aspectos de su vida que les daban cumplimiento. De hecho, el apóstol Pablo utilizó el mismo método, al razonar con sus oyentes "explicando y probando por referencias" que Jesús era el Mesías (Léase en Hechos 17:3).
¿Qué significa esto para nosotros HOY?
Vivimos en tiempos cruciales. Una persona pensante, se da cuenta de que estos años pasados: 2008, 2009, 2010, fueron excepcionales. Y este 2011, también lo es. Sin embargo, muchos consideran que dar a conocer el cumplimiento de las profecías de la Biblia, que muestran la innegable conexión con la intervención divina en el mundo, manifestados de forma evidente en noticias e informes, son tonterías. Y fue lo mismo que creyeron los apóstoles de la resurrección de Jesús: que eran tonterías, puras locuras de gente alucinando.
Pero se puede hacer algo: se puede pedir al Padre que abra la mente, que permita discernir el cumplimiento de profecías bíblicas y lo que estas significan. Si Jesús abrió la mente de sus apóstoles, ¿no hará lo mismo en las mentes de quienes deseen conocer el significado de estos tiempos?