Los lirios más famosos de la historia, una enseñanza de Jesús
La cita de Mateo 6: 25-31 nos responde:
»Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la ropa? 26 Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? 27 ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? 28 »¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan;29 sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos.30 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?31 Así que no se preocupen diciendo: "¿Qué comeremos?" o "¿Qué beberemos?" o "¿Con qué nos vestiremos?"
Jesús estaba enseñando a la gentes que le seguía. Eran miles de personas, que le escuchaban extasiadas. La enseñanza de Jesús era sencilla, clara, práctica.
Lógicamente, Jesús, siendo realista, enseñaba a la gente cómo enfrentarse con éxito a la vida cotidiana. Al día a día. Y la vida cotidiana de esos hombres y mujeres tenía muchas inquietudes. Sabemos que bajo el sistema socio-económico que existía en aquella época, la gente pagaba elevados impuestos. Y viviendo bajo el Imperio Romano, era difícil a veces llevar el pan a la mesa y al mismo tiempo cumplir con las exigencias de Roma, en materia económica e impositiva. Además, habían inquietudes sobre la estabilidad política del país.
Eso lo podemos entender. Que haya preocupación por el día de mañana, por las responsabilidades, y la situación política y económica del país o región en el que uno viva. Por ello, la enseñanza de Jesús se dirigía a ayudar a las personas, dándoles otra perspectiva.
Eso lo podemos entender. Que haya preocupación por el día de mañana, por las responsabilidades, y la situación política y económica del país o región en el que uno viva. Por ello, la enseñanza de Jesús se dirigía a ayudar a las personas, dándoles otra perspectiva.
Jesús quería que la gente tuviera una visión diferente acerca de sí mismos y sobre su propia vida. Por eso les enseñó a orar, a acercarse a Dios, y verlo como su Padre Celestial. Para un judío o una judía fiel, era conocido que Dios había prometido siempre ser el Sustentador y Proveedor de todas las necesidades de la vida para Su pueblo. Por ejemplo, el Salmo 104:10-23 narra poéticamente cómo Dios sostiene a toda Su Creación:
10 Tú haces que los manantiales
viertan sus aguas en las cañadas,
y que fluyan entre las montañas.
11 De ellas beben todas las bestias del campo;
allí los asnos monteses calman su sed.
12 Las aves del cielo anidan junto a las aguas
y cantan entre el follaje.
13 Desde tus altos aposentos riegas las montañas;
la tierra se sacia con el fruto de tu trabajo.
14 Haces que crezca la hierba para el ganado,
y las plantas que la gente cultiva
para sacar de la tierra su alimento:
15 el vino que alegra el corazón,
el aceite que hace brillar el rostro,
y el pan que sustenta la vida.
16 Los árboles del Señor están bien regados,
los cedros del Líbano que él plantó.
17 Allí las aves hacen sus nidos;
en los cipreses tienen su hogar las cigüeñas.
18 En las altas montañas están las cabras monteses,
y en los escarpados peñascos tienen su madriguera los tejones.
19 Tú hiciste la luna, que marca las estaciones,
y el sol, que sabe cuándo ocultarse.
20 Tú traes la oscuridad, y cae la noche,
y en sus sombras se arrastran los animales del bosque.
21 Los leones rugen, reclamando su presa,
exigiendo que Dios les dé su alimento.
22 Pero al salir el sol se escabullen,
y vuelven a echarse en sus guaridas.
23 Sale entonces la gente a cumplir sus tareas,
a hacer su trabajo hasta el anochecer.
y el sol, que sabe cuándo ocultarse.
20 Tú traes la oscuridad, y cae la noche,
y en sus sombras se arrastran los animales del bosque.
21 Los leones rugen, reclamando su presa,
exigiendo que Dios les dé su alimento.
22 Pero al salir el sol se escabullen,
y vuelven a echarse en sus guaridas.
23 Sale entonces la gente a cumplir sus tareas,
a hacer su trabajo hasta el anochecer.
Desde el vino que alegra el corazón hasta la presa que comerá el león... todo proviene de Dios. Dios lo provee, sustenta la vida de todo ser viviente.
Jesús estaba enseñando a la gente, para que se dirigiera a Dios como Su Padre y Proveedor. Por eso les hace preguntas impactantes:
¿Y por qué se preocupan por la ropa? ¿O por la comida, o la bebida?
A primera vista, parece ilógica la pregunta de Jesús. Cómo no preocuparse por lo que uno va a comer o beber, o por la ropa. Si hay que trabajar, hay que tener dinero suficiente para esas cosas...
Eso lo sabe Jesús. Y Jehová Dios, también.
Jesús estaba hablando sobre el significado de lo que debe estar claro, sobre cómo es nuestra actitud frente a la vida. La preocupación de la que hablaba Jesús es la carga de angustia, esa auténtica tensión y ansiedad de la mente, en este caso, por la comida, la bebida o la ropa.
Se trata de un estado mental de pensamientos enredados en los problemas de la vida. Una persona "preocupada" o "inquieta", no puede dormir bien, se siente insegura, sobre su vida de mañana.
La preocupación por el futuro siempre es desatinada, porque es ciega. Falla en ver la Providencia de Dios para con sus hijos e hijas. Si Dios cuida de los pájaros y las flores, seguro que cuidará de los hombres. Además, esa preocupación es desatinada porque es inútil, no le da más años de vida, por el contrario, le quita la alegría de vivir.
¿Vive preocupado?
Recuerde: la preocupación nunca logra llevar nada a cabo. Le incapacita para salir al paso de los problemas que se le avecinan. La preocupación no soluciona.
Jesús habla de los lirios, para comunicar el punto de que Dios podía suministrar los medios para que ellos tuvieran ropa.
Repasemos lo que dijo Jesús:
Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; 29 sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos.30 Si así viste Dios a la hierba que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, gente de poca fe?31 Así que no se preocupen diciendo: "¿Qué comeremos?" o "¿Qué beberemos?" o "¿Con qué nos vestiremos?"
Jesús dice "observen". Jesús estaba en una montaña de Galilea, y la gente estaba sentada alrededor, escuchando. En el lugar habían lirios. A esos lirios que estaban allí en esa montaña y sus laderas, les pide Jesús en ese momento a la gente que los observen. Que les dieran una consideración juiciosa para aprender de ellos.
Los lirios eran flores de ricos colores. Por ejemplo, los gladiolos e iris, crecían entre el grano, a menudo sobrepasándolo e iluminando los anchurosos campos con sus varios matices de púrpura rosáceo a púrpura violeta y azul. Todas estas flores tienen un tallo leñoso que, cuando seco, se usaba como combustible para los hornos. Los hermosos irises … exhiben bellas flores, y serían aún más idóneos como ejemplo de belleza y colorido. Pero son plantas de tierras de pastos y pantanosas y raramente se encuentran en tierras de cultivo.
Jesús dice también cómo crecen los lirios del campo. No trabajan, no hilan, es decir, ellas no hacen NADA para ser vestidas, ni para crecer. Pero Salomón, el poderoso y rico rey, jamás tuvo en sus vestiduras el esplendor con el que fueron vestidas estas flores. Note que Jesús dice que estas flores, esas mismas que él estaba viendo y usando como ilustración, mañana, sí, mañana, ya no estarían allí. O se marchitarían, o serían usadas como combustible. Pero Dios las vestía con esplendor mientras viviesen.
Así, usando lirios que todos pudieran apreciar y ver, Jesús mostró a sus oyentes que Dios amorosamente nos viste. Que no debemos preocuparnos, perder la alegría de vivir el día de hoy por no saber cómo satisfacer nuestras necesidades. Esa preocupación ansiosa indicaría falta de fe.
Así, usando lirios que todos pudieran apreciar y ver, Jesús mostró a sus oyentes que Dios amorosamente nos viste. Que no debemos preocuparnos, perder la alegría de vivir el día de hoy por no saber cómo satisfacer nuestras necesidades. Esa preocupación ansiosa indicaría falta de fe.
Jesús hoy en día nos hace la misma exhortación de observar, de ver lo que tenemos ante nuestros ojos. Siguen existiendo hermosas flores, que con su color, su forma, su fragancia, nos regalan un grato momento. Y son recordatorio de que Dios las vistió con esplendor y gracia, y así, de la misma manera, se ocupará Dios de proveer lo necesario para nuestra vida.