"Amarás a Jehová con toda tu Alma", según Jesucristo
Espiritualidad.
¿Qué es?
Según la Wikipedia:
"La espiritualidad se puede referir a una realidad última o la dimensión trascendente del mundo; un camino interior que permite a una persona a descubrir la esencia de su ser, o los "valores más profundos y sentidos por la que vive la gente".
Las prácticas espirituales, incluyendo meditación, oración y contemplación, están destinadas a desarrollar la vida interior de un individuo; esas prácticas a menudo conducen a una experiencia de conexión con una realidad más amplia.
Puede incluir la creencia en la realidad inmaterial y / o experiencias de la naturaleza inmanente o trascendente del mundo. La espiritualidad se experimenta como una fuente de inspiración o de orientación en la vida".
Interesante es que una obra de Psicología mencione que la Espiritualidad es una manifestación del superior psiquismo humano. Así que, para entender qué es la Espiritualidad, hay que conocer la psique humana.
La psique es una palabra que proviene del griego psy‧kjḗ, que se define en los léxicos griego-inglés como “vida”, y “el ser o la personalidad consciente como centro de las emociones, deseos y afectos”, “un ser vivo”.
Según el Diccionario del Nuevo Testamento de W. E. Vine, la palabra psykjé, o alma, refleja aquello mediante lo cual una persona percibe, considera, siente y desea. Es asiento de la voluntad y del propósito de una persona.
Es claro un hecho: la psique humana es un componente complejo de diversos elementos, que coexisten dentro de cada uno de nosotros, y que son parte de nuestra individualidad. Cada uno tiene una psique personal, única, propia, tan singular como la huella dactilar, o el genoma propio.
Dado el hecho de que es complejo entrar en los terrenos de la psique humana, ¿vale la pena realmente adentrarse en ese conocimiento de la propia psique? Sí, de hecho, es imprescindible.
Jesucristo dijo que el primer y más grande mandamiento era:
Jesús contestó: “El primero es: ‘Oye, oh Israel, Jehová nuestro Dios es un solo Jehová, y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas’.
Marcos 12:29-30
¿Cuál mandamiento es el primero de todos?
Jesús contestó:
El primero es:
Jehová nuestro Dios es un solo Jehová, y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas
Es evidente que para quien desee cumplir con el Primer Mandamiento, si ésa es su voluntad (parte de la psique propia), es su decisión amar a Dios con TODA su alma, con todo lo que ello significa.
La Biblia hace referencia a muchas realidades, que no podemos oler, tocar o sentir como materiales, pero que plenamente existen: el alma, el espíritu, la mente, el corazón, los pensamientos, el amor, la fe, etc.
Amar a Dios con toda el Alma implica tener los conocimientos correctos, entenderlos, estructurarlos internamente, y actuar en base a ellos.
Para Jesús, el amor a Dios englobaba todos los aspectos de su vida. Su amor por el Padre no era una cuestión meramente emocional, o ritualista, como los fariseos entendían el amor a Dios. Para ellos, mientras más actos rituales hicieran, más se suponía que amaban a Dios. Y entre esos actos que demostraban su amor por Dios, estuvo el de matar al mismo Jesús.
Jesucristo nos enseñó a dimensionar el amor a Dios de una manera que significaba acción. Acción positiva y amorosa hacia Dios, hacia uno mismo y hacia los demás. Para amar a Dios no había que odiar al otro, juzgarlo o condenarlo. Y esa es una de las grandes lecciones que nos enseñó el Maestro.