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YHWH, Dios Salvador


¡Mira!, Dios es mi salvación,


confiaré y no temeré,


porque YHWH es mi fuerza y mi potencia,


y Él llegó a ser la salvación para mí.
Isaías 12:2

Si uno estuviera en medio del mar, ahogándose, la salvación sería que alguien apareciera y nos sacara del agua. O si uno tiene un fuerte dolor de cabeza, un analgésico que quite ese dolor nos salvaría.

La palabra salvación implica que somos liberados de un peligro, o se nos resuelve un problema. O quedar liberados de alguna destrucción,o calamidad. Cuando se está en medio de un peligro, en una circunstancia angustiosa, ¿qué produce en el estado anímico? Causa ansiedad, temor, incertidumbre. No se puede decir que tiene paz mental y sosiego quien se halla en medio de un peligro. Y, ¡qué alivio y calma se tiene cuando todo lo que nos aflige se acaba!

Por eso no extraña que las Escrituras hagan constante referencia a la salvación. ¿Quién salva?

En Isaías 12:2, se dice quién salva: Dios. De hecho, se hace resaltar el carácter salvador de Dios, usando el nombre divino en una forma especial: Jah YHWH.

En Isaías 26:4 también se usa esa expresión:


Confíen en YHWH para siempre, porque en Jah YHWH está la Roca de tiempos indefinidos.
Isaías 26:4

Se ha enseñado que la salvación es el acto de YHWH, por medio de Jesús, de librarnos de la condenación del pecado y la muerte, lo que posibilita que el creyente pueda salvarse del juicio de Dios, y alcanzar una condición de ser justo, bien posicionado ante 

Dios.


Sin embargo, la salvación eterna no es la única implícita en las Escrituras cuando se refiere a que Dios salva, o es salvación. Si examinamos las palabras de Isaías, dijo que Dios era su salvación. ¿De qué necesitaba Isaías que lo salvara Jah YHWH? ¿Del Armagedón? ¿De la condenación por los pecados? ¿Del infierno?  

Isaías era un hombre de fe. Con esposa e hijos, con una labor profética que ciertamente no era fácil de cumplir.

Hoy en día, en este año 2014, las diversas circunstancias que viven en el día a día los creyentes hacen reflexionar sobre la verdad de que Dios es salvación, de que YHWH es salvación.

Más allá de ese sentido de la urgencia y la alerta sobre estos tiempos, que claramente cumplen profecías bíblicas, cabe la necesidad de replantearse seriamente las ideas sobre la necesidad que tiene el creyente de confiar en el poder salvador de Dios.

Hay angustia, incertidumbre, mayor presión económica, desánimo, apatía, y sobre todo, la sensación de preguntarse si hoy día, sí, hoy en día, Dios salva.

Confiar y no temer, son claves, en la certeza de que Dios es salvación. Un ejemplo bíblico de confiar en el poder salvador de Dios es el caso de Jonás. Estaba en el vientre de un gran pez, cuando oró a Dios que le salvara. Así finaliza el ruego de Jonás:

Mas yo, con voz de alabanza,
te ofreceré sacrificios;
cumpliré lo que te prometí
¡La salvación viene de YHWH!

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

Sabemos cómo terminó la historia de Jonás, pero lo cierto del caso es que hasta una persona que desobedeció una orden directa de YHWH sabía que su Dios es salvación. La salvación que provee Jah YHWH, ¿qué implica?

La salvación de la que hablaba Isaías es un concepto amplio. Implica liberación, bien sea de un peligro o una calamidad, ayuda, prosperidad, seguridad, victoria sobre enemigos.

Así que vemos que la salvación de Jah YHWH es múltiple. Dios se interesa en TODOS los aspectos de la vida del creyente: su situación económica, personal, profesional, sentimental, su reputación, etc.

 

Hay creyentes que sólo esperan que Jah YHWH les salve del Armagedón, del infierno, o de otras situaciones. ¿Qué hay del día de HOY? ¿Creería que Jah YHWH es SU salvación el día de HOY? Porque, como dijo Jesús, el que es fiel en lo mínimo, lo es en lo mucho. Creer que Dios me va a salvar en un futuro, pero no tener fe en que Dios me puede salvar HOY, o en tiempo presente, es no tener fe. Porque YHWH es tan Dios, y tan Salvador en días futuros  como en el día de hoy.

¿De qué necesito que me salve Dios? ¿Cómo afronto las crisis que en este momento tengo?

 

Sería cuestión de cambiar la perspectiva. Cambiar la forma en que vemos a Dios. Quitarse esos velos religiosos, tradicionalistas, farisaicos, que nos enseñan a un Dios distante, que parece sólo estar mirando pecados y defectos, y que no se satisface con NADA de lo que un creyente haga. Al contrario, refugiarse en el Padre, en Su amor, y buscar Su ayuda, y esperar con confianza en recibirla, son cosas que hacen la diferencia entre ser salvados por Dios o seguir sumidos en una crisis sin salida.
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