Las Escrituras, obra de Dios
Las 10 plagas de Egipto. El Mar Rojo abierto. Fuego que cae del Cielo y consume un sacrificio. La sombra del Sol que retrocede. Un joven que se queda dormido, cae de una casa, muere y es resucitado. Estos son algunos de los múltiples y diversos milagros que son narrados a lo largo de un libro singular y excepcional: la Biblia.
¿Se
trata de mitos, leyendas o fantasías estos relatos? ¿Puede creerse en que realmente estas cosas sucedieron? Quizás
podamos reflexionar en el hecho de que el tener en nuestras manos un ejemplar
de las Santas Escrituras, o que podamos leerla en Internet, sea por sí sola,
una muestra del poder divino que respaldó la escritura de esta colección de
libros, compilados bajo un solo volumen, y que está disponible a prácticamente
toda la Humanidad
en estos tiempos. ¿Quién pudo hacer realidad este “milagro”? YHWH, Autor
Divino de las Escrituras.
A
lo largo de sus páginas, encontramos evidencia de que esta colección de 66
libros, llamada Biblia, procede de una Fuente sobrehumana, alguien que sabía hace más de 3.500 años, que la Tierra era redonda, o que
las cobras tienen la capacidad de oír (Salmo 58:4; Job 26:7; Isaías 40:22).
¿Pudieron eso sencillamente “adivinarlo” hombres como Moisés, Job o Isaías?
¿Eran “superdotados” como para saber cosas que la ciencia ha comprobado hace
relativamente poco tiempo, gracias a la tecnología y la ciencia?
En
2 Timoteo 3:16,17, se indica claramente que las Escrituras son “inspiradas
de
Dios”. ¿Qué significa eso, y por qué
es importante? La inspiración divina, es el sello distintivo de las Escrituras,
que la diferencia de otros textos que se han escrito y preservado durante el
tiempo. Ciertamente, fueron cerca de 50 hombres que fueron partícipes de
escribir el contenido de la
Biblia, pero lo verdaderamente importante es que fueron
personas que escribieron bajo la influencia en su mente, corazón y espíritu, en
conexión con el espíritu santo de
Dios.
Fue
YHWH, quien hizo que fuera Su
espíritu santo el que les guiase, en la selección
de las ideas, pensamientos, información y mensaje que pusieron por escrito.
Evidentemente, eran personas con claridad en sus ideas personales, conocimiento
y opiniones, pero al escribir las porciones que corresponden a lo que leemos en
las Escrituras, eran las ideas, pensamientos y palabras de Dios, no las
propias, las que quedaron registradas. Por ejemplo, si analizamos los
Evangelios, los 4 son diferentes, pues ofrecen información sobre Jesucristo,
bajo 4 perspectivas diferentes, útiles, pero que conforman un entramado
singular de conocimiento que nos enseña sobre Jesucristo, el Reino de Dios, y demás
cualidades y características sobre la personalidad de Jesús.
Por
ejemplo, en Juan 8:1-11, se
encuentra el relato de la mujer que es sorprendida transgrediendo la Ley de Dios. La traen ante Jesús,
quien discerniendo la hipocresía y maldad de los escribas y fariseos, quienes
usan a la mujer como señuelo para poner una trampa a Jesús. ¿Qué haría el
Maestro?
“El
que esté libre de pecado entre ustedes, que tire la primera piedra”, respondió
Jesús. Poco a poco, todos se fueron, y dejaron el escenario solo. Jesús, con
amor y firmeza, le dijo a la mujer que se fuera, y que ya no pecara más. Sin
duda alguna, este relato destaca la misericordia de Cristo Jesús, quien siempre
confrontó a aquellos que, amparados en una hipócrita “obediencia” a la Ley de Moisés, se aferraban a
la tradición, y carecían de misericordia y compasión ante el dolor de otros y
sus errores. Eran “guías ciegos”, coladores de mosquitos, que se tragaban
camellos, es decir, aceptaban cosas realmente graves, y torturaban emocional y
psicológicamente a otras personas, haciéndolas sentir culpables, sin darles la
guía necesaria que proviniera de Dios.
Y
es en el contenido guiador de las
Escrituras, en el que se destaca el carácter inspirado de la Biblia. Las páginas de este
singular libro, están llenas de información y conocimiento que es verdadero, genuino y fidedigno, sobre
el cual podemos edificar una sólida fe y confianza en lo que necesitamos saber para
poder vivir, y conocer sobre el futuro de la Humanidad y el nuestro
propio.
YHWH,
como Divino Autor de las Escrituras,
hizo que se seleccionara una serie de libros, desde Génesis hasta Apocalipsis,
que han sido cuidados y preservados hasta nuestros tiempos, de manera tal que cualquier
hombre o mujer que lo desee, pueda acceder a conocimiento de Dios, de
Jesucristo, sobre el propósito eterno de Dios y Sus Principios, que son útiles
y prácticos para tener una vida próspera, en bendición, y con una magnífica
esperanza que ofrece el Dios que “no puede mentir” (puede leer esto en Juan
17:3, Efesios 3:11 y Tito 1:2).
¿Qué
Biblia usar para nuestra lectura personal y estudio? Hay que reconocer que hoy
en día existen muchas versiones, traducciones y posibilidades de comparar
diversas Biblias. En Nehemías 8:8, se muestra lo siguiente:
Y
continuaron con la lectura, en voz
alta del libro, de la ley de Dios, la cual se explicaba, y se le daba significado.
Y continuaron dando entendimiento en la lectura.
cambios en palabras, frases, hay citas bíblicas enteras que han sido quitadas o añadidas.
Razón
por la cual, es útil poder usar varias versiones de las Escrituras, una
concordancia de textos bíblicos, y diccionarios de palabras hebreas, arameas y
griegas, que nos ayuden, bajo la guía de la oración y del espíritu santo, a
darle entendimiento y significado a nuestra lectura de la Biblia. También existen
programas de computadora muy útiles, y que ofrecen la posibilidad de comparar
un texto bíblico con varias versiones de la Biblia, y hasta ofrecen la posibilidad de usar un
diccionario bíblico de palabras usadas en los idiomas originales. Igualmente,
hay sitios en Internet que podemos consultar para enriquecer nuestra lectura de
la Biblia, su
estudio y comprensión.
Las
Escrituras son obra de Dios. YHWH durante más de 1.600 años, se encargó de
seleccionar la escritura de estos 66 libros que conforman el canon bíblico. Un
repaso de la historia de la
Biblia muestra cómo hombres y mujeres a lo largo de la
historia, han sido perseguidos o fueron ejecutados por el simple hecho de
poseer una Biblia.
Si
tenemos hoy en día la posibilidad de leer, disfrutar, y aprovechar al máximo la
lectura y comprensión de las Escrituras, y valernos de ellas para conocer a
YHWH, a Jesucristo, a las profecías bíblicas que sobre estos tiempos están
cumpliéndose, y aprender sobre cualidades espirituales que agradan a Dios,
entonces estaremos demostrando que el poder de la palabra de Dios en nuestras
vidas hace una obra eficaz. Sentiremos y gustaremos que ciertamente “YHWH es
Bueno”, para con nosotros (Salmo 34:8).