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Melquisedek, Rey de Salem y Sacerdote

Hay un personaje enigmático y misterioso, presentado en las Escrituras, que sólo aparece en la historia bíblica una vez. Es Melquisedek, el “rey de Salem”. Este personaje es fundamental en la comprensión del Ciclo de las Revelaciones Divinas dadas al hombre. También la época de su aparición es clave en términos cronológicos.


Melquisedek, en opinión de algunos investigadores, fue el constructor de la gran pirámide de Egipto. La propia Biblia nos ofrece una información clara y rotunda, aunque díficil de entender y aceptar.


Pablo escribió sobre la importante relación entre Cristo y Melquisedek. En Hebreos 6:20 se escribe: “donde un precursor ha entrado a favor nuestro, Jesús, que ha llegado a ser sumo sacerdote a la manera de Melquisedek para siempre”. Y después se nos dice:“Porque este Melquisedek, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió al encuentro de Abrahán cuando este volvía de la matanza de los reyes, y lo bendijo, y a quien Abrahán repartió el décimo de todas las cosas, es primeramente, según se traduce, “Rey de Justicia”, y después también es rey de Salem, es decir, “Rey de Paz”. Estando sin padre, sin madre, sin genealogía, sin tener principio de días ni fin de vida, pero habiendo sido hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote perpetuamente.” (Hebreos 7:1-3)

Esta exposición de Melquisedek es clarísima. Muestra un encuentro de él con Abrahán que involucró su bendición. Pero después de explicar la expresión “rey de Salem”, agrega en este extraño relato (para algunos que lo leen detenidamente) que Melquisedec no tenía ni padre, ni madre, y no tenía genealogía, es decir, su existencia y consciencia ciertamente no era humana. La fraseología que usa Pablo para explicitar la singularidad de la vida y naturaleza de este personaje es decir que Melquisedek “sin tener principio de días ni fin de vida, pero habiendo sido hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote perpetuamente”, es un personaje que es hecho semejante al Hijo de Dios, Jesucristo. 

Estamos hablando claramente entonces, de un personaje, que no tiene origen humano, en su consciencia y naturaleza mental y psíquica. Es una especie de Ser espiritual de alta jerarquía que, en su condición extraordinaria, actuó como Maestro, siendo todo un hombre mortal para ser parte del proceso de elevación de las consciencias humanas hacia la verdad de Dios. Abrahán fue uno de sus discípulos. Las revelaciones dadas al hombre armonizan con este pasaje de Pablo, además de otros escritos y comentaristas que opinan lo mismo. Pero Pablo continua su exposición:

“Contemplen, por lo tanto, cuán grande era este hombre a quien Abrahán, cabeza de familia, dio el décimo de los despojos principales. Es verdad que los hombres de los hijos de Leví (Pablo en este relato comparaba el sacerdocio levita de Aaron que fue siglos después de la venida de Melquisedek con el Crístico) que reciben su oficio sacerdotal tienen mandamiento de cobrar los diezmos del pueblo según la Ley, es decir, de sus hermanos, aunque estos hayan procedido de los lomos de Abrahán; pero el hombre que no derivó de ellos su genealogía (Melquisedec) tomó diezmos de Abrahán y bendijo al que tenía las promesas. Ahora bien, sin disputa alguna, lo menor es bendecido por lo mayor. Y en el primer caso, hombres que mueren (levitas) son los que reciben los diezmos, pero en el otro caso (Melquisedec) es alguien de quien se da testimonio de que vive. Y, si se me permite usar la expresión, mediante Abrahán hasta Leví, que recibe diezmos, ha pagado diezmos, porque este todavía estaba en los lomos de su antepasado cuando Melquisedec salió a su encuentro”. 
(Hebreos 7:4-10)



El pasaje muestra el carácter superior y celestial del arreglo de Melquisedek, pero nuevamente recalca que Melquisedek era alguien superior en forma humana, pues dice: “pero en el otro caso es alguien de quien se da testimonio de que vive”. Luego Pablo agrega: “Y es aún más abundantemente claro que con semejanza a Melquisedek se levanta otro sacerdote (Jesús de Nazaret), que ha venido a serlo, no según la ley de un mandamiento que dependa de la carne (levítico), sino según el poder de una vida indestructible, pues se dice en testimonio: “Tú eres sacerdote para siempre a la manera de Melquisedec”. Así que Jesús no es solo sacerdote y rey, en el sentido de no tener sucesores, ni ancestros sacerdotales, sino que al igual que Melquisedek fue un sacerdocio real de Orden superior, de un origen celestial

También se encuentran alusiones a Melquisedek en libros de origen tan diferente a las Escrituras como los tibetanos. De Melquisedek se cuenta que es el Maestro de los Maestros, el Rey del Mundo, el Genio de la tierra, el poseedor de la piedra filosofal, alguien conocedor de todos los secretos... También hay que recordar que en el llamado Libro de Urantia se alude a él en numerosas ocasiones, e incluso es el protagonista de uno de los capítulos.

Aunque hay muchas alusiones directas a Melquidesek, también hay textos en los que se le nombra de pasada, dando por conocida su supuesta naturaleza. En las leyendas del rey Arturo, al presentarnos a Galahad, el caballero que se pudo sentar en el asiento libre en la mesa redonda a la derecha del rey , reservado única y exclusivamente al mejor caballero del mundo, ya que todo aquel que se sentara en él y no fuera digno moriría en el instante, se nos dice que éste pertenece a la "Sagrada Orden del Sumo Melquisedek". En ésta ocasión nos encontramos con que el más importante caballero de la mesa redonda también está ligado a este enigmático personaje.

Sobre Melquisedek, simplemente se puede uno dar cuenta de que según todas las fuentes que hablan de él (muchas), se trata de un ser de elevado rango, como se puede ver en la alusión que de él hace 
la Biblia , y en otros escritos de diverso origen.



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