Acercarse a Dios mediante Cristo Jesús
Estar cerca de Dios era el anhelo de hombres y mujeres del pasado. Personajes como Abrahán, David, y el profeta Daniel nos sirven de inspiración y ejemplos de personas que buscaron a Dios con todo su corazón.
Sin embargo, hoy día, nuestras circunstancias personales nos hacen difícil apartar tiempo, espacio en nuestras vidas para estar cerca de Dios. Tenemos que trabajar, estudiar, ocuparnos de nuestras responsabilidades, y al final del día, quedamos cansad@s, sin ánimos ni fuerzas.
El caso es que necesitamos acercarnos al Padre, al Dios Todopoderoso, y podemos hacerlo mediante Cristo Jesús. Por supuesto, también debemos buscar estar cerca de Jesús.
“Nadie viene al Padre sino por mí”, enseñó Jesús. Entendemos que Jesús es el camino que nos conduce al Padre. Él enseñó la necesidad continua de orar a Dios, de buscarlo, y enseñó la oración del Padrenuestro para que tuviéramos un modelo, una guía de oración para invocar al Padre.
Nos acercamos a Dios mediante Cristo Jesús, teniendo una relación con Cristo Jesús. Jesucristo no es un puente frío, que tenemos que atravesar para llegar a un destino. Es el Rey de Reyes y Señor de Señores, y ese Cordero de Dios que nos conecta con Dios (Apocalipsis 17:14).
Lamentablemente, se cree que tener una relación con Cristo Jesús equivale a ser miembro de una religión o iglesia, y que cumplir con lo que se manda en esa religión o iglesia equivale a relacionarse con Jesús.
¿Es equivalente ser miembro de una iglesia o religión a tener una sólida relación con Jesús y estar cerca de Dios?
Podemos responder esta pregunta con el mismo testimonio interno de las Escrituras. En tiempos de Jesús, los judíos iban a la sinagoga los sábados, cumplían los preceptos religiosos, pero eso no les hacía sentir cerca de Dios, ni hacía que sus vidas fueran mejores, económica, emocional y espiritualmente.
Cristo Jesús nos invita a acercarnos a Él y al Padre mediante Él, con fe, con amor, por medio de orar, hacer la voluntad del Padre. Es una relación personal, que busca conexión, intimidad y afecto con Dios, la que nos insta Jesús a tener día a día.