Cómo ser leal a Dios a pesar de las adversidades
Basta con ver las noticias para percibir que existe convulsión e inestabilidad en diversos países. Dependiendo de dónde vivamos, podemos enumerara las difíciles condiciones que se presentan, para afrontar el día a día.
Los que somos creyentes en Dios, sabemos que podemos contar con Su ayuda en todo momento. Por ejemplo, si en el país donde estamos, hay graves dificultades económicas, delincuencia, inestabilidad política, o desempleo, la ayuda divina nos aporta una mejor calidad de vida, sean cuales sean las circunstancias.
Pero, ¿cómo afrontar adversidades que ponen a prueba nuestra lealtad a Dios? Por ejemplo, puede ser que hemos sido víctimas de injusticias por parte de personas cercanas a nosotr@s, figuras de autoridad en el trabajo o nuestra propia familia. Si recordamos a personajes como Job, sufrió mucho no sólo por haberlo perdido todo, sino, particularmente, por las acusacionas de las que fue objeto. O José, quien fue vendido como esclavo por sus propios hermanos.
El punto es que, en medio de esas situaciones dolorosas, cuestionamos a Dios. Pensamos, ¿por qué Dios permite o permitió que esto me pasara a mí? Y ese pensamiento, hace que dudemos del amor y el carácter justo de Dios y particularmente, surgen dudas sobre nuestra propia fe.
Conocemos en los Evangelios a Jesús y su relación con los apóstoles. Eran hombres llenos de buena intención, pero, a veces, prevalecía su naturaleza humana y fallaban. A pesar de ello, Jesús no los abandonó, ni desechó, decepcionado, por sus errores.
Más allá de nuestras adversidades actuales, o el sentimiento de frustración que podamos tener, es importante mantener un sentimiento de estabilidad y fortaleza. La lealtad a Dios, a pesar de las adversidades, nos hace poner las cosas en perspectiva. No es fácil, pero debe evitarse caer en la frustración y amargura. Sería negativo para nuestra fe, perder confianza en YHWH, en Su justicia y Su poder. Existe la tendencia de abandonar a Dios. Podemos razonar que no vale la pena tener una relación con Él, puesto que permitió o deja que continúe una situación que nos causa dolor o dificultades.
Es en esos momentos en los que mantenerse leal a Dios a pesar de las adversidades, implica un reconocimiento de que Dios no es el culpable de nuestra situación. Por el contrario, es el Único que está dispuesto a estar a nuestro lado en toda circunstancia, quien pone a nuestra disposición Su espíritu santo, guía y sabiduría (Santiago 1:4-6).
Los que somos creyentes en Dios, sabemos que podemos contar con Su ayuda en todo momento. Por ejemplo, si en el país donde estamos, hay graves dificultades económicas, delincuencia, inestabilidad política, o desempleo, la ayuda divina nos aporta una mejor calidad de vida, sean cuales sean las circunstancias.
Pero, ¿cómo afrontar adversidades que ponen a prueba nuestra lealtad a Dios? Por ejemplo, puede ser que hemos sido víctimas de injusticias por parte de personas cercanas a nosotr@s, figuras de autoridad en el trabajo o nuestra propia familia. Si recordamos a personajes como Job, sufrió mucho no sólo por haberlo perdido todo, sino, particularmente, por las acusacionas de las que fue objeto. O José, quien fue vendido como esclavo por sus propios hermanos.
El punto es que, en medio de esas situaciones dolorosas, cuestionamos a Dios. Pensamos, ¿por qué Dios permite o permitió que esto me pasara a mí? Y ese pensamiento, hace que dudemos del amor y el carácter justo de Dios y particularmente, surgen dudas sobre nuestra propia fe.
Conocemos en los Evangelios a Jesús y su relación con los apóstoles. Eran hombres llenos de buena intención, pero, a veces, prevalecía su naturaleza humana y fallaban. A pesar de ello, Jesús no los abandonó, ni desechó, decepcionado, por sus errores.
Más allá de nuestras adversidades actuales, o el sentimiento de frustración que podamos tener, es importante mantener un sentimiento de estabilidad y fortaleza. La lealtad a Dios, a pesar de las adversidades, nos hace poner las cosas en perspectiva. No es fácil, pero debe evitarse caer en la frustración y amargura. Sería negativo para nuestra fe, perder confianza en YHWH, en Su justicia y Su poder. Existe la tendencia de abandonar a Dios. Podemos razonar que no vale la pena tener una relación con Él, puesto que permitió o deja que continúe una situación que nos causa dolor o dificultades.
Es en esos momentos en los que mantenerse leal a Dios a pesar de las adversidades, implica un reconocimiento de que Dios no es el culpable de nuestra situación. Por el contrario, es el Único que está dispuesto a estar a nuestro lado en toda circunstancia, quien pone a nuestra disposición Su espíritu santo, guía y sabiduría (Santiago 1:4-6).