Cuando Jerusalén vivió tiempos de angustia y tribulación
Y cumplió
Jehová su enojo, derramó el ardor de su ira, y encendió en Sión un fuego que
consumió hasta sus cimientos.
Nunca los
reyes de la tierra, ni ninguno de los habitantes del mundo, habrían creído que
el enemigo y el adversario entrarían por las puertas de Jerusalén.
Lamentaciones
4:11, 12
En los
últimos 10 años, hemos sido testigos de verdaderas catástrofes y desastres en
el mundo. Podemos recordar eventos como el atentado al World Trade Center del
9/11/2001, o el tsunami de Indonesia de 2004, la devastación que dejó el
huracán Katrina, y más recientemente, aún tenemos muy frescas en la memoria las
imágenes de los terremotos de Haití, Chile, y Japón.
Lógicamente,
la pregunta más importante que nos hacemos es: ¿cómo pudo haberse evitado el
terrible daño que dejaron estas catástrofes? Porque, estamos de acuerdo en que,
ante eventos de la naturaleza, lo mejor que podemos hacer es estar preparados,
listos, ante una eventualidad. Y las investigaciones de los eventos ya
mencionados, indican que se pudieron haber minimizado
los daños.
Porque, es
algo natural y lógico, que uno actúe de manera tal que busque evitar
que estos desastres naturales afecten a la población. Es por ello,
responsabilidad de las autoridades, estar informados, dar la debida
orientación, y dar advertencia de cómo actuar ante una posible catástrofe, y
así salvar vidas.
Sin
embargo, hay tragedias que sí se pueden evitar.
Situaciones y eventos de angustia, dolor y tribulación que pueden eludirse,
actuando de la manera correcta, antes de que puedan suceder. Por ejemplo,
¿quién al sentirse un poco mal de salud, no va al médico, para chequearse, y
ver qué sucede? Si eso no sucede, entonces pueden venir las enfermedades. Mejor
prevenir que lamentar, dice un dicho popular.
Y hablando
de lamentarse, algo que a nadie le puede gustar, hay un libro bíblico llamado Lamentaciones.
No es muy leído, citado, o conocido. Su mensaje no es como el que aparece en el
Salmo 23 de “Jehová es mi Pastor”, ni tiene el impacto de las palabras de Jesús
cuando dijo “conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” (Salmo 23:1;
Juan 8:32). Pero, tiene un valor profético importante, pues narra cómo se
cumplió en detalle, un período de juicio que Dios señaló para su nación,
Israel. Lo escribió Jeremías, quien vio y vivió en primera persona, tiempos de
angustia, dolor y tribulación en una ciudad: Jerusalén. Y su contenido, puede
ofrecernos conocimiento valioso acerca de los tiempos que estamos viviendo,
tiempos de “principios de dolores de angustia” sobre la humanidad, como predijo
Jesús (Mateo 24:8).
La última
ciudad de la Tierra, en la que uno se podría imaginar que sucedieran tiempos de
angustia es Jerusalén. Su nombre significa “posesión de doble paz”. Su
primera mención en la Biblia es en Génesis 14:18, y se le llama Salem. Allí,
era Rey Melquisedek, el Rey-Sacerdote,
que es citado por Pablo, debido a que su doble función de Rey-Sacerdote, la tendría también el
Hijo de Dios, Cristo Jesús. Así que este lugar del a Tierra se llamaba “Paz”. Y
Jesús la llamó la “ciudad del Gran Rey”, Jehová Dios (Mateo 5:35).
La
historia señala con suficientes evidencias, que Jerusalén cayó en manos de los
babilonios, comandados por Nabucodonosor, en el año 586 a. C. Sin embargo, esta
tragedia, pudo haberse evitado.
Así lo
señala Jeremías de manera poética al escribir:
Porque fue
más la iniquidad de la hija de mi pueblo (la nación de Israel, y
particularmente Jerusalén) que el pecado de Sodoma, que fue destruida en un
instante, sin manos que se alzaran contra ella.
Lamentaciones 4:6
Sodoma, delante de Jerusalén, era menos pecadora. Menos culpable
ante Dios. ¿Se imagina semejante comparación? ¿Cómo es eso posible, y qué nos
enseña para nuestro sentido de alerta hoy día?
El profeta
Jeremías indica con claridad dónde estuvo la raíz del problema:
Fue por
causa de los pecados de sus profetas y las maldades de sus sacerdotes, que
derramaron en medio de ella la sangre de los justos.
Titubeaban por las calles como ciegos, contaminados
con la sangre, de modo que no pudieran tocar sus vestiduras.
Lamentaciones 4:13, 14
Los
pecados de los profetas y las maldades de los sacerdotes de Israel, fueron la
causa del juicio de Jehová contra Israel. Sí, en Jerusalén estaba el Templo de
Jehová, el Arca del Pacto, tenían la Ley de Moisés. ¿Y? De nada les sirvió,
pues creyeron que podrían actuar contra Dios, ofenderlo, y que Él no actuaría.
La actitud de los profetas, sacerdotes y líderes de Israel se resume en estas
palabras:
Acontecerá en aquel tiempo
que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna
y castigaré a los hombres
que reposan tranquilos como el vino asentado,
los cuales dicen en su corazón:
"Jehová ni hará bien ni hará mal".
Sofonías 1:12
Tranquilos.
Relajados. Con una actitud de “don’t worry, be happy”. Así estaban los líderes
religiosos de Israel. ¿Estaban alejados de Dios? No importaba. ¿Otra vez profetas como Isaías, Jeremías,
o Ezequiel, estaban profetizando que Jehová traería juicio a la nación?
Tonterías, delirios de unos locos. Dios no haría nada contra Jerusalén. Todo
seguiría igual, como siempre.
¿No le
parece que esa actitud es la misma de la gran mayoría de los líderes religiosos
cristianos? Ante las circunstancias del mundo actual, en las que vemos que
claramente estamos viviendo tiempos señalados por Dios, ¿qué hacen? Nada.
No hacen
nada para advertir a sus feligreses, o miembros de sus iglesias o
congregaciones sobre la urgencia de los tiempos. Muchos se sienten taaaaan
seguros, al fin y al cabo, sus iglesias crecen, construyen templos, o aseguran
tener la “verdad”. Para qué preocuparse por un juicio divino, ¿verdad?
No se
trata de vender la idea de un Dios castigador, cruel, que está listo para
señalar errores. Ese no es el Dios de Jesús. Se trata de mantenerse alerta,
como lo enseñó el Maestro Jesús sobre los tiempos actuales. Note por ejemplo,
lo que sucede en la actualidad, vea los titulares de las noticias. Hay
disturbios en el Reino Unido, en Chile, siguen la s protestas en Siria, el
movimiento de los indignados se mantiene en pie de lucha en España, continúa la
guerra en Libia. Y por último, la economía mundial está en fuerte riesgo de
caer en recesión mundial.
Sin
embargo, ¿qué dirección, indicación o conocimiento sobre cómo estos asuntos
cumplen la profecía bíblica le han dado en su religión o iglesia? ¿cree usted
que sus líderes están más interesados en mantenerlo a usted bien alimentado e
iluminado en cuanto a profecías y alimento espiritual sólido, o están más
pendientes de su propio poder en sus iglesias?
Se espera
que los que tienen conocimiento espiritual, lo transmitan, y estén dando la
debida orientación sobre los tiempos señalados de Dios. ¿Es eso lo que usted
percibe?
Por
ejemplo, en estos días Benedicto XVI visitará a España. ¿Irá con un mensaje de
peso, de guía y de esperanza para los “indignados”? ¿O irá a regodear su pompa
y su poder?
Se cita
este caso, porque parece haberse olvidado que, por ejemplo, la Iglesia Católica
ha tenida la oportunidad de enmendar el camino. ¿Recuerda los casos de abusos a
menores? Ya se echaron nuevamente debajo de la alfombra, y asunto arreglado.
¿Hubo un verdadero arrepentimiento por parte de la Iglesia de Roma por ello? Responda
usted.
¿Qué decir
de otras religiones? Han tenido la oportunidad de enmendar el camino. Por
ejemplo, de cambiar sus enseñanzas sobre profecías, y cronologías que apuntaban
al entronizamiento de Jesús como Rey en 1914, cosa demostrada como no cierta. Y
qué decir de aquellos que siguen enseñando y profesando la creencia en un Dios
Trino. ¿Por qué seguir difundiendo esas enseñanzas, si a la luz de las
Escrituras no son ciertas?
Por estas
actitudes de empecinarse en la terquedad de seguir alejados de Dios, creyendo
que cualquier cosa que creamos Dios la va aceptar como adoración a Él con
espíritu y con verdad, es que el Dios del Cielo debe actuar a favor de Sí mismo
y de Su Nombre. Si oramos el padrenuestro, recordamos que lo primero que
pedimos es que Jehová santifique Su Nombre. Y quienes lo profanan de manera
descarada vez tras vez ¡son los mismos que dicen representarlo a Él o a Su Hijo!
La
historia bíblica, en este caso, la reflexión sobre lo vivido en la Jerusalén de
586 a. C., que fue una verdadera angustia y desolación que pudo haberse
evitado, nos recuerda que hoy día, también, hay tiempos de angustia que
pudieron haberse evitado. ¿Cómo? Si los llamados “profetas” y “sacerdotes” de
Dios hubieran mantenido viva la luz y la verdad de Dios. Porque, si hay quien
tiene respuestas para la Humanidad es Jehová. Pero si quienes dicen adorarlo,
se enfrascan en otros intereses y no en los de Dios, ¿qué enseñarán a otros?
Hoy día
vivimos tiempos que requieren reflexión, mantenerse alertas, y son tiempos en
los que las máscaras de “santidad” y “verdad” de muchos se caen, y quedan al
desnudo. Sí, son tiempos de “llanto y crujir de dientes” como predijo Jesús
para muchos, que se ven denunciados por lo que son y han sido: guías ciegos,
que pudieron haber sido la luz del mundo, y convirtieron la adoración a Dios en
algo sin valor para otros.