Ser discípulos del Reino de los Cielos
La expresión “Reino de los Cielos”
aparece alrededor de 30 veces en las Escrituras. Todas ellas, en el evangelio de
Mateo. ¿Quiénes hablaron de ese Reino de los Cielos? ¿Qué enseñan las
Escrituras sobre ese Reino? ¿Es importante que aprendamos esas preciosas
verdades sobre el Reino de los Cielos en este tiempo?
Fue Juan el Bautista el primero que habló
sobre el Reino de los Cielos. Dijo:
“Arrepiéntanse, porque el Reino de los Cielos ha llegado”. Él es,
de hecho, aquel de quien se habló por medio de Isaías el profeta con estas
palabras: “¡Oigan! Alguien clama en el desierto: ‘¡Preparen el camino de
Jehová! Hagan rectos sus caminos”
Mateo 3:2, 3
De manera impactante inició Juan el
Bautista su labor profética en medio de la nación judía. Su mensaje, que
llamaba al arrepentimiento, a cambiar la manera de andar ante Dios, para estar
preparados para la venida del Mesías, sacudió conciencias, y movió a muchos a
hacerse discípulos de Él. Fue él quien primero
habló del Reino de los Cielos. ¿Por qué? Sin duda alguna, la operación del
fluir del espíritu santo de Dios, le movió a proclamar que nuevas y
maravillosas revelaciones de parte del Cielo se manifestarían, puesto que el
Mesías las enseñaría. Su labor era preparar el camino, es decir, hacer que las
personas asumieran su responsabilidad ante los ojos de Jehová, y buscaran a Dios. Pero no a la
manera farisaica y tradicional, sino a la manera
de Dios: con fe, sinceridad, y una actitud receptiva ante lo que Dios hará en
el futuro, mediante el Mesías. Razón había entonces para que él fuera el
primero en proclamar que “el Reino de los Cielos ha llegado”.
Después, apareció Jesús. Juan el Bautista lo bautizó en el Jordán, y fue testigo de
cómo Jehová dio testimonio de que este era Su
Hijo, el amado. La labor de Juan el Bautista ya había concluido, y ahora era el tiempo del Mesías, Jesús.
Meses después de ser bautizado, Jesús fue
a Galilea. Juan el Bautista había sido arrestado. ¿Qué pasaría? ¿No habría ya más proclamación del Reino de los
Cielos?
En Mateo 4:13-17 leemos sobre lo que hizo
Jesús entonces, en Galilea:
Después de salir de Nazaret, se quedó en
Capernaum, a la orilla del mar, en los distritos de Zabulón y Neftalí, para que
se cumpliera lo que habló el profeta Isaías, que dijo:
“¡Tierra de Zabulón y Neftalí, por el
camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de las naciones!, el pueblo que
estaba sentado en oscuridad vio una gran
luz, y sobre los sentados en una región de sombra como de muerte, la luz se levantó sobre ellos”.
Desde aquel momento, Jesús comenzó a
predicar y a decir:
“Arrepiéntanse, porque el Reino de los Cielos ha llegado”.
Allí, en Galilea, por primera vez, Jesús proclamó la llegada
del Reino de los Cielos. Y, como lo describe Mateo, fue el cumplimiento de la
profecía de Isaías 9:1, 2. El hecho de que por primera vez se Jesús anunciara la llegada del Reino de los Cielos,
fue, como si una gran luz de repente iluminara en medio de la oscuridad. A
partir de ese momento, Jesús comenzó a enseñar y anunciar sobre el Reino de los
Cielos.
¿Qué es el
Reino de los Cielos?
Tenemos la necesidad natural y lógica de
saber qué es. Y esa misma necesidad,
hace que perdamos de vista el hecho de que siempre estamos aprendiendo, siempre
estamos recibiendo conocimiento, discernimiento, e iluminación sobre las cosas de Dios. Eso sucede con el Reino de los
Cielos. Podemos decir, desde un punto vista estrictamente bíblico, que el Reino
de los Cielos es el reino o gobierno del Cielo, o de Dios, como lo enseñó Jesús, puesto que Él enseñó sobre ambos: el
Reino de los Cielos y el Reino de Dios. El Reino de Dios es un
gobierno, un reino, el gobierno del Cielo que rige a la Tierra y a la Humanidad desde el
momento en que Jesucristo asume funciones reales sobre la Humanidad, hecho que Él
mismo enseñó. “Mi Reino no es de este
mundo”, dijo a Pilato, en juicio por su vida (Juan 18:36). Claro, el Reino de
Jesús es el Reino de Dios, el Reino de los Cielos.
Sí, hay un tiempo señalado por Dios a partir del cual
Jesucristo comienza a reinar sobre la Humanidad. Apocalipsis
11:15 declara que “el Reino del Mundo sí llegó a ser del Señor y de Su Cristo”.
Un tiempo que es descrito en detalle, con sus acontecimientos predichos
ampliamente en las Escrituras, por ejemplo, todo el Apocalipsis es dedicado exclusivamente
a mostrarlo.
Jesús, en Su gran profecía sobre el fin
de fines, o fin del mundo como se le conoce, habló sobre la inminencia del establecimiento del Reino
de Dios de esta manera:
”Habrá señales en el sol, la luna y las
estrellas, y sobre la tierra, angustia entre las naciones, porque no conocen la
salida, por causa del bramido del mar y su agitación. Los hombres desmayarán temerosos,
y por la expectación de cosas que vienen sobre la tierra habitada, porque los
poderes de los cielos serán sacudidos.
Y entonces verán al Hijo del Hombre
viniendo en una nube con poder y gran gloria.
Pero al comenzar a suceder estas cosas,
levántense erguidos y alcen sus cabezas, porque su liberación se acerca.
Por ello les dijo una ilustración:
“Vean la higuera y todos los demás
árboles: Cuando echa brotes, ustedes, al observarlo, saben para sí, que ya se
acerca el verano. Así ustedes, cuando vean suceder estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca.
De verdad les digo: Esta generación no pasará, sin que todas estas cosas
sucedan. Cielo y Tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.
Lucas 21:25-33
Estas palabras de Jesús, el gran Profeta
mayor que Moisés, no dejan lugar a dudas sobre la verdad del Reino de Dios y su
establecimiento sobre la
Tierra. Ahora bien, hemos estado considerando sobre el Reino de los Cielos, y hacemos
referencia al Reino de Dios.
Indudablemente que el Reino de Dios
es el Reino de los Cielos, cuando
Dios reina es como si el Cielo reinara. Por ello, la expresión Reino de los Cielos se refiere al Reino de Dios, pero la diferencia entre
ambos destaca el origen y sustento del poder, la sabiduría y los principios que
rigen al Reino de Dios, que proviene de Dios, de los Cielos, que es el lugar
del Trono de Dios.
La expresión Reino de los Cielos destaca el
carácter sublime, trascendente, eterno, espiritual, del Reino de Dios, rigiendo a la Humanidad y la Tierra. Uno no se
puede imaginar el Reino de Dios sustentado
por los principios y sabiduría terrenales, humanos, que se desgastan con el
tiempo, pues resultan ineficaces. Jehová y Jesucristo, Su Hijo, no son
ineficaces, ¿cierto? Pero los gobiernos humanos, terrestres, sí lo son.
Por supuesto, el Reino de Dios, al
gobernar la Tierra
y la Humanidad,
manifiesta la aplicación efectiva y eficaz de los Principios Espirituales
Eternos que provienen de Jehová, por eso también se le llama el Reino de los
Cielos. Y, sobre esos Principios Espirituales Eternos, enseñó Jesús.
Debemos ser discípulos del Reino de los Cielos, porque el Maestro Divino,
Cristo Jesús, nos instó a aprender de ese Reino. Él dijo que “bienaventurados
son los que tienen consciencia de su necesidad espiritual, porque de ellos es
el Reino
de los Cielos”. Si quiero ser una persona bendita, entonces debo tener
consciencia de mi necesidad espiritual, y entonces,
me llega a pertenecer el Reino de los Cielos, llega a ser mío. Eso significa que mi
vida, y todo lo que ella es, llega a estar en un estado de plenitud en todos
los aspectos, porque me rijo por el Reino de los Cielos, que es el Reino de
Dios.
Porque sí, el Reino de Dios reina
la Tierra, y
es ese Reino por el que Jesús pidió que se orara “venga tu Reino”. Pero, a
título individual, como creyente, cada persona tiene la responsabilidad de
vivir bajo el Reino de Dios, es una decisión personal. Hace 2.000 años, Jesús
enseñó a vivir regido bajo el Reino de los Cielos, para que, al tiempo de Dios,
cada creyente sea introducido, a un nivel externo, en las bendiciones del
Reino. “Entonces dirá el Rey (Cristo Jesús) a los de su derecha: ‘vengan, ustedes
que han sido bendecidos por mi Padre,
hereden el Reino preparado para
ustedes desde la fundación del mundo (Mateo 25:34).
Los creyentes somos herederos. ¿Qué
heredamos? “Si somos hijos (de Dios), también somos herederos: herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo”
(Romanos 8:17). Los herederos y herederas de Dios heredan el Reino, el Reino
preparado desde la fundación del mundo, el Reino preparado por Dios. Por ello
es importante ser discípulo del Reino de los Cielos, porque, ¿qué Reino voy a heredar sino sé de qué se
trata?
Lamentablemente, muchos creyentes no tienen consciencia de su condición de hijos e hijas de Dios, ni de ser herederos y herederas del Reino de Dios. Ninguna parte en las Escrituras enseña que hay cristianos de primera o de segunda, que unos heredan el Reino y otros no.
Todo seguidor de Jesucristo es heredero y heredera del Reino de Dios.
Ahora bien, ¿cómo se manifiesta esa herencia? Eso es algo que sólo Dios tiene preparado para cada cual, según Su propósito eterno, pero lo cierto del caso es que esa herencia sí existe.
No es posible en una entrada de un blog,
enseñar TODO lo que es el Reino de los Cielos según las enseñanzas de Jesús, y
hablar sobre el Reino de Dios. ¿Por qué? Porque es una realidad espiritual,
dinámica, individual, que cada hombre y mujer que siga a Jesús debe tener hambre de conocer y aprender. Jesús,
después de enseñar diversas parábolas sobre el Reino de los Cielos, dijo:
“Todo instructor público, al ser enseñado sobre el Reino
de los Cielos, es semejante a un hombre, un amo de casa, que cuando saca de su
tesoro, saca cosas nuevas y viejas”
Mateo 13:52
Jesús dijo que, si somos enseñados sobre
el Reino de los Cielos, seremos capaces de extraer del buen tesoro de nuestro
corazón, cosas “nuevas”, nuevos conocimientos sobre cómo opera Dios, destellos
de iluminación y revelación sobre Su propósito, y, al relacionarlos sobre lo
que hemos aprendido, es como si sacáramos cosas “viejas”, seremos capaces de
eslabonar lo que ya conocemos con lo nuevo. Y eso nos ayuda a adquirir esa
sabiduría de arriba, la sabiduría de Dios.
En estos tiempos, en los que debemos
mantenernos alertas, es importante repasar lo que enseñan las Escrituras sobre
el Reino de los Cielos, pues es parte del propósito divino que ha de realizarse.
A continuación, se da la lista de los lugares en las Escrituras donde aparece
la expresión “Reino de los Cielos”. Ore, y lea el contexto de cada cita
bíblica, y vea por sí mismo/misma, los invaluables tesoros de conocimiento que
hay sobre el Reino de los Cielos en cada uno de ellos.
Mateo 3:2
Mateo 4:17
Mateo 5:3
Mateo 5:10
Mateo 5:19
Mateo 5:20
Mateo 7:21
Mateo 8:11
Mateo 10:7
Mateo 11:11
Mateo 11:12
Mateo 13:11
Mateo 13:24
Mateo 13:31
Mateo 13:33
Mateo 13:44
Mateo 13:45
Mateo 13:46
Mateo 13:47
Mateo 13:52
Mateo 16:19
Mateo 18:1
Mateo 18:3
Mateo 18:4
Mateo 18:23
Mateo 19:12
Mateo 19:14
Mateo 19:23
Mateo 20:1
Mateo 22:2
Mateo 23:13
Mateo 25:1