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José interpreta los sueños de Faraón: lecciones espirituales

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_xF2o4hlsPdbZFaQF1ZLxpDtPs01_BGUDrrrZeVW4Km6pcCbu3i1UZMtL4OxORQ3SihC5CbcijMs8-ZOrYrHNG8LfFhTIRUeZIEcrHsHu7eg-R5JePjgNtl6Q0q1cSQ-5TT6JQj8KZc8/s1600/jose+y+fara%C3%B3n.jpgEsa mañana, al despertar, todo era tan confuso. El Faraón de Egipto, el hombre más poderoso de su época, había tenido una noche difícil. Tuvo 2 sueños, uno tras otro, que le hicieron levantarse inquieto. ¿Qué significaban esos sueños? ¿Serían un presagio, un aviso, de lo que habría de ocurrir?

Con prontitud, convocó Farón a todos los sabios de Egipto. Magos, hechiceros y consejeros, se reunieron, buscando la manera de interpretar los sueños del monarca. Pero, para consternación de Faraón, las respuestas de estos hombres, no eran precisamente las que coincidían con la verdadera interpretación de sus sueños.



Por cierto, que sus sueños eran extraños. Había soñado primero, que estaba junto al río Nilo, y de allí subían 7 vacas, hermosas a la vista, muy gordas, que pacían en el prado. Tras ellas subían del río otras 7 vacas de feo aspecto, flacas, que se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río. Las vacas de feo aspecto y flacas, devoraban a las 7 vacas hermosas y gordas. Luego, en su segundo sueño, aparecieron 7 espigas llenas y hermosas, que crecían de una sola caña, y después de ellas salían 7 espigas flacas y quemadas por el viento del este. Las siete espigas flacas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas.   

Faraón, al ver que sus magos y sacerdotes de los dioses del panteón egipcio de deidades, no podían darle una interpretación a sus sueños, se sintió perdido. ¿No había nadie capaz de interpretar sus sueños?  

Entonces el jefe de los coperos dijo al Faraón: 

-Me acuerdo hoy de mis faltas. Cuando el Faraón se enojó contra sus siervos, nos echó a la prisión de la casa del capitán de la guardia a mí y al jefe de los panaderos. Él y yo tuvimos un sueño en la misma noche, y cada sueño tenía su propio significado. Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia. Se lo contamos, y él nos interpretó nuestros sueños y declaró a cada uno conforme a su sueño. Y aconteció que como él nos los interpretó, así ocurrió: yo fui restablecido en mi puesto y el otro fue colgado.

El testimonio del jefe de los coperos arrojó un rayo de esperanza en el corazón abatido del Faraón. Sí, había alguien que sí podía interpretar acertadamente sus sueños. El jefe de los coperos, al ver la situación, recordó inmediatamente a aquel joven hebreo, que había caído en la prisión, por causa de una acusación infundada. Había que traerlo a palacio, para que interpretara los sueños de Faraón.

Entonces el Faraón envió a llamar a José, lo sacaron apresuradamente de la cárcel, se afeitó, cambió sus vestidos y vino ante el Faraón. No puedes presentarte ante el Faraón de Egipto mal vestido, desaliñado y sucio. Era José el nombre de este hebreo, el que iba a interpretar los sueños del Faraón.

Cuando José, estuvo ante Faraón, este le dijo:

-Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; pero he oído decir de ti que puedes interpretar los sueños para interpretarlos.

Respondió José al Faraón:

-No es por mí. Dios será el que dé respuesta propicia al Faraón. 

Faraón escuchó con respeto a aquel joven. Tenía 30 años, y era un hombre bien formado, fuerte, que tenía un porte sereno. Faraón sintió que podía confiar en este hombre sus sueños. Le contó lo que había soñado. Reconoció además a este hebreo, José, que había consultado con sus magos, y no había podido tener respuestas.


Entonces respondió José al Faraón:


-El sueño del Faraón es 1 y el mismo. Dios ha mostrado al Faraón lo que va a hacer. Las 7 vacas hermosas son 7 años, y las espigas hermosas son 7 años: el sueño es uno y el mismo. También las 7 vacas flacas y feas que subían tras ellas son 7 años, y las 7 espigas menudas y quemadas por el viento solano, son 7 años que serán de hambre.


https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuN3dHkYEk-MMHjkkCYc5ofVCkIJzks9h6XRYBfZCeNJeKPXQNGecHZwZc2uySXuSIrX17qBqY3ZxgyipkihtbqOv_hqJVJzRr97uP0ySKJuZ1apGb1zHC5WQAIFr-hFu8TtZPhVmC250/s400/06+Esperiencias+astrales+las+mas+conocidas-+Vacas+metidas+en+el+Nilo+02.jpgEsto es lo que respondo al Faraón. Lo que Dios va a hacer, lo ha mostrado al Faraón. Vienen 7 años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto. Tras ellos seguirán 7 años de hambre: toda la abundancia será olvidada en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra. 


Y que el Faraón haya tenido el sueño dos veces significa que la cosa es firme de parte de Dios, y que Dios se apresura a hacerla.


Esa era la interpretación: 7 años de gran abundancia, seguidos de 7 años de gran escasez. Ya José había interpretado el sueño. Podría dar media vuelta e irse, o pedir su libertad de la cárcel. Sin embargo, pasó a recomendar a Faraón una estrategia, una que permitiera aprovechar al máximo los 7 años de abundancia, para administrarla, de modo que con esa abundancia se pudiera vivir los próximos 7 años de escasez. 


José recomendó que un hombre, prudente y sabio, estuviera  a cargo de Egipto, y recogiera el 20% de las cosechas, guardarlas en graneros, que estuvieran repartidos en todo el país. Esos graneros serían administrados con prudencia, por hombres capaces, honestos, que estuvieran a cargo de recoger y guardar el trigo.  


El resto de la historia lo conocemos, pues Faraón nombró a José como ese gran Administrador de Egipto, hasta el punto de que él llegó a ser el hombre más poderoso de Egipto, después de Faraón. Para Faraón, ese hombre sabio y capaz de estar a cargo de todo era José mismo, pues Dios le había revelado todo sobre sus sueños, por tanto, él era el hombre idóneo.  


¿Cómo pudo interpretar José acertadamente estos sueños procedentes de Jehová que tuvo Faraón?


Si recordamos la historia familiar de José, su padre JacobAbrahán, también tenía ese don de soñar, de que Jehová le hablara por sueños y visiones. Dios se comunicaba por medio de sueños y visiones en tiempos pasados, daba mensajes directamente al subconsciente de aquellos a quienes quería comunicar un propósito. Así lo hizo con Faraón, pero se necesitó a un José que estuviera presente para interpretar al sueño.


Vivimos en tiempos en los que no se cree posible que Dios comunique o revele mensajes, cosa que puede hacer de diversa forma. Indudablemente, un hombre como José, que había tenido sueños, sabía interpretarlos. Era un hombre capaz de discernir de su propio corazón instantáneamente el mensaje divino. Cuando tenía 17 años, tuvo sueños, y cometió la imprudencia de contarlos a sus medio hermanos, con las lamentables consecuencias que conocemos. Sin embargo, tenía el don divino de interpretar los sueños, y es gracias a esta habilidad, que pudo acceder a una posición elevada en Egipto, cosa que hizo realidad sus sueños.


Tenemos la creencia errada de que debemos ahogar al soñador, al visionario que llevamos dentro. ¿Por qué? Porque vivimos en un mundo que no nos invita a mirar hacia dentro, cosa indispensable para saber interpretar nuestros sueños y visiones. Nuestros sueños y visiones pueden ser esos planes o deseos de llevar a cabo una idea o proyecto adelante. No tendríamos un celular, un carro, computadora o bombilla eléctrica de no haber sido porque hubo hombres y mujeres soñadores, visionarios, que creyeron que era posible hacer realidad un sueño.


Es esa la lección espiritual más importante de esta historia: los sueños se hacen realidad. Porque este relato nos muestra que, si conectamos nuestros sueños y visiones con los sueños de Dios, entonces, Jehová nos dará las herramientas que necesitamos para convertirlos en realidad. Notemos que José interpretó los sueños de Faraón, y además, diseñó una estrategia de acción que beneficiara a todos. Esa estrategia no era parte de la interpretación del sueño, pero era parte de lo que debía hacerse en vista de lo que Dios había anunciado. ¿Qué nos indica esto?


La realización del sueño o una visión que Dios haya puesto en nuestro corazón, requiere de una estrategia, de acciones enfocadas con un objetivo en mira. Eso diferencia un sueño convertido en realidad de una ilusión. 


Existe la tendencia de espiritualizar las cosas hasta el punto de pensar que no hay que hacer nada para hacer realidad los sueños y objetivos que tenemos. Tenemos que ser como José: capaces de interpretar nuestros sueños y los de otros que nos ayuden a hacer realidad los nuestros, y elaborar una estrategia para actuar en consecuencia. Causa-Efecto.


José no dijo "Faraón, déjame ver bien primero que quiere Dios, confirmar, y entonces Él verá qué hace". Por el contrario, José entendió que Dios ya había dado el mensaje, y había que actuar en consecuencia. Y así se hizo, con resultados positivos. Muchos creyentes creen que Dios lo hace todo, y que ellos no deben hacer nada, y eso no es ni espiritual ni realista. hay una parte del proceso en la que todo depende de Dios, y otra en la que todo depende de uno mismo, y lo lógico es hacer lo que nos toca, y que Jehová actúe cuando y como lo considere.


Existe la necesidad de que nos conectemos con el soñador que llevamos dentro, con la capacidad de poner los pies sobre la tierra, y planificar una estrategia que nos permita hacer realidad ese sueño. A veces, nuestras habilidades son necesarias para que otros hagan realidad sus sueños. Y nosotros tenemos el don o la habilidad de contribuir a la realización del sueño de otros. Eso hizo José, al interpretar los sueños de Faraón, y diseñar un plan de acción.

Cuando Dios nos avisa de antemano, es para que actuemos. Se trata de actuar basados en la palabra de Dios y con fe. Así sucede en nuestros tiempos, por eso debemos orar, mantenernos alertas, y actuar. Activar el soñador que llevamos por dentro, y que sepa actuar para convertir los sueños en realidad. Como hizo José.















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