Las Escrituras, ¿inspiradas por Dios?
La Biblia, Libro Sagrado para millones de personas, posee características singulares. Por ejemplo, afirma ser de origen divino, aunque fue escrita por más de 40 hombres en un período de aproximadamente 1.600 años.
Sin duda, es un desafío entender cómo un Libro escrito por hombres como Moisés, Josué, David, Salomón, Jeremías, o Pablo, pueda ser considerado como “Palabra de Dios”, si lo escribieron hombres de carne y hueso, con virtudes y defectos como cualquiera de nosotros.
En 2 Timoteo 3:16, el apóstol Pablo dijo que “Toda Escritura es inspirada de Dios”. La frase “inspirada de Dios”, se traduce de la palabra griega theópneustos, que significa literalmente “insuflada por Dios”. Textualmente significa "exhalación divina". No se afirma el cómo, pero el quién y el por qué son muy específicos: Es YHWH quien inspiró la Escritura.
En 2 Pedro 1:21 leemos:
Porque la profecía no vino en tiempo pasado por la voluntad humana, sino que santos hombres de Dios hablaron siendo guiados por el espíritu santo
Aquí encontramos una clave importante. La profecía, o declaración divina, provenía, no de la voluntad que tuviera el escritor de escribir su opinión de un asunto, sino lo que era puesto en su mente por medio del espíritu santo. El espíritu santo, operando como energía divina, en la mente y el espíritu del escritor, direccionando las ideas, para que fuera puesto por escrito lo que YHWH deseaba dar a conocer.
Los métodos de inspiración varían:
1. Teofanías
| |
2. Echar suertes con el Urim y el Turim
| |
3. Sueños
| |
4. Visiones
| |
5. Trances
| |
6. Ángeles
| |
7. Actos simbólicos
| |
8. Eventos especiales e interpretaciones
|
Estos métodos de inspiración divina los generaba YHWH por medio de Su espíritu santo. El espíritu de Dios actuó en la mente y el corazón de los escritores para conducirlos a la meta que Dios se había propuesto. Por ejemplo, entendemos que el relato de Éxodo 3, en el que YHWH se manifiesta a través de una zarza ardiente a Moisés, se trata de la narración de algo que Moisés vio y oyó. O que las 16 visiones del Apocalipsis que recibió Juan en Patmos, las vio porque eran imágenes de sucesos y realidades que serían vistas durante el “Día del Señor” (Apocalipsis 1:10).
Claro, el meollo del asunto, el desafío, está en creer que lo que vieron o escribieron esos hombres hace más de 2.000 años, es verdad, y provino de Dios, y me sirve de algo a mí, en el aquí y el ahora del 2.014. Porque, lamentablemente, se conecta la fe en Dios, con la fe en una religión, y cuando la "religión", iglesia u organización religiosa en la que una persona estaba la decepciona, entonces desecha automáticamente a la Biblia y a Dios. Definitivamente, vivimos en el siglo 21, y no queremos ser personas crédulas, de las que creen en "leyendas urbanas" o "cuentos de hadas".
Una cosa es que la Biblia afirme que es inspirada de Dios, y otra muy distinta es que uno crea que eso es cierto. Pero quizás valga la pena leerla, y examinarla sin prejuicios religiosos, y uno se daría cuenta de que su contenido y guía sí podría servirnos en estos tiempos que afrontamos.