Jehová y Condorito
¿Recuerda a Condorito?
Muy ocurrente, simpático.
¿Cómo espera alguien que Dios le va a hablar?
¿Se le aparecerá un ángel?
¿Verá una nave extraterrestre con mensajeros?
¿Cómo Dios nos habla hoy día?
Dios apela a nuestros pensamientos, nuestras emociones. Hay sucesos, circunstancias, “casualidades”, algo que leemos, algo que sacude lo más recóndito del ser, algo que conscientemente no se acepta, pero inconscientemente sabemos que no podemos ignorar.
En el pasado, Dios hablaba por medio de profetas, pero está claro que los sucesos, y su significado también comunicaban mensajes de Dios.
En tiempos actuales, diversas informaciones, conocimientos, puntos de vista, se manifiestan a través del Internet. Hay información que no gusta, que es etiquetada como información indeseable, y es desechada. Es incómodo escuchar o leer lo que desagrada, lo que cuestiona los mismísimos cimientos de la fe, lo que se cree, lo que se ha convertido en el modelo sobre el cual se estructura la vida.
Es útil recordar que en el pasado, Dios, al hablar, no decía lo que quería escuchar la gente.
Tampoco decía lo que todo el mundo sabía. Cuando Dios hablaba, era una confrontación directa con el sistema existente, para entonces manifestar lo que era la voluntad divina.
Se repite hasta la saciedad la frase “hágase tu voluntad (la de Jehová), en el Cielo y sobre la Tierra”.
Sería muy arrogante ya creer que se conoce la voluntad de Dios y darla por sentado. Tal vez a veces nos sucede como a Condorito, que le pedimos a Dios guía, ayuda, que nos aclare las ideas. Y de diversas maneras, Jehová Dios responde, no de la manera que esperábamos, pero nuestra voz interior nos dice: "esto es de Dios".
¿Cómo saber si algo es verdad o no?
¿Será que Dios lo está manifestando y no se está escuchando?
Sería triste llegar al momento de reconocer que se tuvo la oportunidad de aceptar lo que Jehová quería comunicar, la manera de ayudarnos y guiarnos, y por orgullo, por conservar las apariencias, o por seguir la comodidad de lo que ya se conoce, o por miedo, no se dio siquiera la oportunidad de preguntar a Dios si es Él quien está hablando, en tiempos en los que Dios desea amar, dar valor, identidad y propósito a las vidas a sus hijos e hijas.
Algunas de Condorito:
Muy ocurrente, simpático.
En una de sus tantas historias, Condorito HABLÓ con Jehová.
Condorito estaba en su casa y hubo una inundación.
Todó se anegó, y Condorito tenía el agua al cuello...
Llegó un vecino en una canoa y le dijo:
-Condorito, ven, móntate con mi familia en la canoa para que te salves.
Condorito respondió:
-No, gracias. Jehová me va a salvar.
Al rato, pasó un equipo de rescates en una lancha.
-¡Señor (Condorito), móntese rápido, para que se pueda salvar!
Otra vez, Condorito responde:
-No, gracias. Jehová me va a salvar.
Tiempo después, las aguas aumentaron su caudal y parecía que ya Condorito iba a morir cuando apareció un helicóptero sobrevolando la zona, buscando sobrevivientes, y por el altavoz llamaron diciendo:
-¡Señor (Condorito), apúrese, viene una crecida mayor del agua, tome la cuerda y súbase al helicóptero!
¿Qué creen que dijo Condorito?
-No, gracias, señores, no insistan en salvarme. Jehová me va a salvar.
Como suponen, Condorito murió... y llegó al Cielo. Allí, le preguntó a Jehová:
-¿Jehová, Padre mío, por qué no me salvaste?
-¿Cómo que no hice nada para salvarte? ¿Quién crees que mandó la canoa, la lancha y por último el helicóptero para salvarte?
Así le pasó a Condorito.
Condorito estaba en su casa y hubo una inundación.
Todó se anegó, y Condorito tenía el agua al cuello...
Llegó un vecino en una canoa y le dijo:
-Condorito, ven, móntate con mi familia en la canoa para que te salves.
Condorito respondió:
-No, gracias. Jehová me va a salvar.
Al rato, pasó un equipo de rescates en una lancha.
-¡Señor (Condorito), móntese rápido, para que se pueda salvar!
Otra vez, Condorito responde:
-No, gracias. Jehová me va a salvar.
Tiempo después, las aguas aumentaron su caudal y parecía que ya Condorito iba a morir cuando apareció un helicóptero sobrevolando la zona, buscando sobrevivientes, y por el altavoz llamaron diciendo:
-¡Señor (Condorito), apúrese, viene una crecida mayor del agua, tome la cuerda y súbase al helicóptero!
¿Qué creen que dijo Condorito?
-No, gracias, señores, no insistan en salvarme. Jehová me va a salvar.
Como suponen, Condorito murió... y llegó al Cielo. Allí, le preguntó a Jehová:
-¿Jehová, Padre mío, por qué no me salvaste?
-¿Cómo que no hice nada para salvarte? ¿Quién crees que mandó la canoa, la lancha y por último el helicóptero para salvarte?
¿Estará pasando algo similar en la actualidad?
Vemos las noticias, sentimos en el corazón que algunas cosas que no podemos ignorar están sucediendo, y sabemos que significan algo… pero parece que existe el síndrome de Condorito, expuesto allá arriba.
¿Cómo espera alguien que Dios le va a hablar?
¿Se le aparecerá un ángel?
¿Verá una nave extraterrestre con mensajeros?
¿Cómo Dios nos habla hoy día?
Dios apela a nuestros pensamientos, nuestras emociones. Hay sucesos, circunstancias, “casualidades”, algo que leemos, algo que sacude lo más recóndito del ser, algo que conscientemente no se acepta, pero inconscientemente sabemos que no podemos ignorar.
En el pasado, Dios hablaba por medio de profetas, pero está claro que los sucesos, y su significado también comunicaban mensajes de Dios.
En tiempos actuales, diversas informaciones, conocimientos, puntos de vista, se manifiestan a través del Internet. Hay información que no gusta, que es etiquetada como información indeseable, y es desechada. Es incómodo escuchar o leer lo que desagrada, lo que cuestiona los mismísimos cimientos de la fe, lo que se cree, lo que se ha convertido en el modelo sobre el cual se estructura la vida.
Es útil recordar que en el pasado, Dios, al hablar, no decía lo que quería escuchar la gente.
Tampoco decía lo que todo el mundo sabía. Cuando Dios hablaba, era una confrontación directa con el sistema existente, para entonces manifestar lo que era la voluntad divina.
Se repite hasta la saciedad la frase “hágase tu voluntad (la de Jehová), en el Cielo y sobre la Tierra”.
Sería muy arrogante ya creer que se conoce la voluntad de Dios y darla por sentado. Tal vez a veces nos sucede como a Condorito, que le pedimos a Dios guía, ayuda, que nos aclare las ideas. Y de diversas maneras, Jehová Dios responde, no de la manera que esperábamos, pero nuestra voz interior nos dice: "esto es de Dios".
¿Qué hacer?
¿Cómo saber si algo es verdad o no?
¿Será que Dios lo está manifestando y no se está escuchando?
Sería triste llegar al momento de reconocer que se tuvo la oportunidad de aceptar lo que Jehová quería comunicar, la manera de ayudarnos y guiarnos, y por orgullo, por conservar las apariencias, o por seguir la comodidad de lo que ya se conoce, o por miedo, no se dio siquiera la oportunidad de preguntar a Dios si es Él quien está hablando, en tiempos en los que Dios desea amar, dar valor, identidad y propósito a las vidas a sus hijos e hijas.
Hay momentos en que se ha hecho TODO lo que puede hacerse para remediar un problema.
¿Qué hacer si ya no queda más nada por hacer?
¿Será que eso de orar y esperar en Jehová funciona?
¿Cómo saberlo si no se prueba?
Algunas de Condorito: