Ser como el águila... o como la gallina
Un día, un hombre se encontró con un huevo en el camino. Era el huevo de un
águila. Lo levantó del suelo y al llegar a su granja lo colocó en el
nido de una de sus gallinas.
Pasó el tiempo, y el aguilucho salió del cascarón, criándose como un polluelo más en la granja. La verdad, el águila pasó su vida comportándose como una gallina. Y hacía... lo que hace una gallina, rascaba la tierra, buscando semillas e insectos para alimentarse.
Miró hacia el cielo anhelando una nueva vida, desplegó sus potentes alas. Adoptó una postura gallarda y soberana y… voló.
Hasta que un día, la Luz deslumbradora de Cristo penetra en nuestra alma, y entonces sí extendemos las alas y nos elevamos por sobre tanta miseria y abandono.
Pasó el tiempo, y el aguilucho salió del cascarón, criándose como un polluelo más en la granja. La verdad, el águila pasó su vida comportándose como una gallina. Y hacía... lo que hace una gallina, rascaba la tierra, buscando semillas e insectos para alimentarse.
Cacareaba y cloqueaba como las gallinas.
Si quería volar, batía levemente sus alas de modo que apenas se elevaba un
metro sobre el suelo. Nada de eso le parecía anormal ya que así era como
se comportaban las demás gallinas. Era una gallina.
Un día vio que un ave majestuosa volaba por el cielo despejado.
-¡Qué
hermosa ave! -le dijo a una de las gallinas que se hallaba a su lado.
¿Qué tipo de ave es esa?
-Es un águila, la reina de las aves – le contesto su compañera. Pero no
te hagas ilusiones y ya no la mires más que tú nunca serás como ella. El
águila se dejó llevar por los consejos de las otras gallinas y
simplemente dejó de prestarle atención a las águilas que volaban sobre
la granja.
Pasaron los años y sucedió que el águila ya no pudo ignorar más a su corazón que le gritaba desde su interior:
“Perteneces al cielo y no a la tierra, así que abre tus alas y vuela”.
Miró hacia el cielo anhelando una nueva vida, desplegó sus potentes alas. Adoptó una postura gallarda y soberana y… voló.
Tocó las alturas y sintió un éxtasis infinito, se elevó cada vez más alto.
¡Nunca más volvió a ser una gallina!
Somos seres creados a imagen y semejanza de Dios, el Todopoderoso.
Pero quizás tenemos la actitud mental como la de una gallina.
Pero la palabra de Dios dice que, quienes esperan en YHWH... volarán con alas como ÁGUILAS.
28 ¿No has sabido, no has oído
que el Dios eterno es YHWH,
el cual creó los confines de la tierra?
No desfallece ni se fatiga con cansancio,
y su entendimiento no hay quien lo alcance.
que el Dios eterno es YHWH,
el cual creó los confines de la tierra?
No desfallece ni se fatiga con cansancio,
y su entendimiento no hay quien lo alcance.
29 Él da esfuerzo al cansado
y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
30 Los muchachos se fatigan y se cansan,
los jóvenes flaquean y caen;
los jóvenes flaquean y caen;
31 mas los que esperan en YHWH
tendrán nuevas fuerzas,
levantarán alas como las águilas,
correrán y no se cansarán,
caminarán y no se fatigarán.
tendrán nuevas fuerzas,
levantarán alas como las águilas,
correrán y no se cansarán,
caminarán y no se fatigarán.
Nosotros los seres humanos somos como el águila, pero vivimos entre gallinas, sapos, lagartijas, caracoles y
demás sabandijas que se arrastran por el suelo. YHWH nos ha dado alas para volar a las alturas, pero nosotros las mantenemos
sin desplegar, y puede ser que actuemos como gallinas, y nos conformemos con cloquear y comer granillos
del suelo.
Hasta que un día, la Luz deslumbradora de Cristo penetra en nuestra alma, y entonces sí extendemos las alas y nos elevamos por sobre tanta miseria y abandono.
¡Cristo es la
Luz del mundo y el salvador del alma humana! Mírale, Obedécele y su Luz
te iluminará y llenará tu ser interior, y cuando
esa Luz te penetra, ya no hay dudas, ni temores, ni complejos.
Somos lo que somos creados a imagen y semejanza de Dios, hechos para Su Gloria.
¡Atrévete a volar!
Los seres humanos estamos llamados a volar alto, a conquistar estrellas y a ser líderes