Los falsos maestros de las Escrituras
“Habrá falsos maestros entre ustedes”
2 PEDRO 2:1
2 PEDRO 2:1
Tan increíble como parezca, los falsos maestros del cristianismo, de lo que verdaderamente enseñan las Escrituras, fueron predichos por Jesucristo y sus discípulos.
Por ejemplo, Judas, escritor de la carta que lleva su nombre, era consciente de su presencia. Dijo que había querido escribir a sus compañeros de creencia acerca de la salvación que tenían en común los creyentes, pero explicó: “tuve que escribirles para animarlos a que luchen tenazmente por la fe”. ¿Por qué animar a luchar tenazmente por la fe?
Porque, dijo, “se han introducido de manera solapada en las iglesias ciertos hombres [...] que cambian la gracia divina de nuestro Dios en una excusa para conducta desordenada”(Judas 3, 4).
En este punto, en el que el lector o lectora reconocen que existen muchas enseñanzas, creencias y puntos de vista que se divulgan por Internet o en las iglesias o religiones, vale la pena señalar lo que sí enseñan las Escrituras sobre los que se autodenominan a sí mismos "maestros" o canales de enseñanza divino, y la evidencia indica que no lo son.
Qué producen las enseñanzas falsas
Tras
animar a sus hermanos a prestar atención al cumplimiento de la palabra
profética de Dios, Pedro dice: "Sin embargo, llegó a haber falsos
profetas entre el pueblo [el antiguo Israel], como también habrá falsos
maestros entre ustedes" (2 Pedro 1:14–2:1). El pueblo de Dios de tiempos
antiguos fue recipiente de la profecía verdadera, pero también tuvo que
enfrentarse a las enseñanzas corrompidas de los falsos profetas, y
recordamos el caso de Jeremías. “En los profetas de Jerusalén —escribió
Jeremías— he visto cosas horribles, el cometer adulterio y andar en
falsedades” (Jeremías 23:14).
El
libro de Jeremías es un testimonio contundente de las profecías
verdaderas y las falsas. Las verdaderas, proclamadas por Jeremías, se
cumplían, y las falsas, no. Pedro, en su argumento sobre lo que harían
los falsos maestros entre los creyentes, dice:
“Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre ustedes, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró (los rescató), trayendo sobre sí una destrucción repentina” (2 Pedro 2:1; Judas 4).
“Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre ustedes, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró (los rescató), trayendo sobre sí una destrucción repentina” (2 Pedro 2:1; Judas 4).
Piense
en eso. Debido a la influencia de los falsos maestros, de quienes
enseñan lo que supuestamente dicen las Escrituras, cosa que tras
verificación sincera se muestra erróneo, muchos creyentes llegan a creer
que las Escrituras y sus profecías son asunto de "interpretación
privada", de que cualquier cosa que uno crea es el verdadero
cumplimiento e la profecía, o asunto de puntos y comas.
Pero, y la pregunta vale, ¿cómo se introducen enseñanzas falsas?
Se introducen enseñanzas falsas
Los falsos maestros introducen su pensar, sus propias ideas, y las enseñan como tomadas de las Escrituras. Añaden sus propios prejuicios, sus propios
conceptos para manipular el claro y puro contenido de lo que sí indican
las Escrituras. A menudo las Escrituras son usadas para someter y
dominar a otros, y señalar a las personas que son incómodas con
aplicaciones sacadas de la misma Biblia, fuera de contexto.
Pedro
dice que los falsos maestros introducen sus ideas o pensamientos,
creencias y prejuicios, pero lo hacen calladamente, de manera sigilosa,
sutil. Cuidadosamente extraen citas bíblicas y las conectan con otras,
que parecen respaldar sus enseñanzas. Y las aderezan con llamativas
ilustraciones. Y, ¿qué hay detrás de ese uso artero de las Escrituras?
El apóstol Pedro indica: “con codicia, los explotan a ustedes con
palabras fingidas de piedad”.
Es
el deseo egoísta el gran motivador de los falsos maestros, el deseo de
ser admirados, de ser vistos como personas importantes, como
"representantes" de YHWH o de Cristo, que tienen poder. Estos individuos
y organizaciones, en el mundo de su "iglesia" o "congregación" son el
dios que indica y señala a otros qué hacer y creer. ¿Le parece conocido?
La
Biblia de América traduce estas palabras así: “Llevados por la codicia
buscarán aprovecharse de ustedes con palabras engañosas”. De manera
similar la Nueva Biblia Española dice: “Llevados de la codicia, os
explotarán con discursos artificiosos” (2 Pedro 2:1, 3). Los dichos de
los falsos maestros pueden parecerle plausibles al que no está alerta en
sentido espiritual, pero esas palabras están cuidadosamente pensadas
para “aprovecharse” de la gente, seduciéndola a fin de conseguir los
objetivos egoístas de los engañadores.
Si
en tiempos de Pedro, los falsos maestros del siglo primero estaban
influidos por el modo de pensar y la filosofía de aquella época, no
menos cierto es eso hoy día.
Vale la pena hacerse estas preguntas:
Vale la pena hacerse estas preguntas:
¿Qué
diría Dios? ¿Qué hay de la consciencia de la necesidad espiritual? ¿Qué
hay de conocerte a ti mismo y buscar a YHWH con amor y fe? ¿Qué hay de
poner en orden tu posición ante Dios?
Preguntas
cuya respuesta vale la pena responderse con las Escrituras, sin la
mediación de las enseñanzas y explicaciones de quienes manipulan las
Escrituras para beneficio propio.