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Dios: conocedor de corazones

Jesucristo enseñó que los 2 más grandes mandamientos eran "amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo", y amar involucra al corazón. Y el corazón, ¿qué es, según las Escrituras?
 

El corazón representa al hombre o mujer en su interior, en lo referente a sus deseos, emociones, pasiones, pensamientos, opiniones, lo que imagina, su sabiduría personal, creencias y su consciencia. El corazón tiene voluntad propia, inclinación, motivación, hay cosas que lo impulsan o lo desaniman, le agradan o desagradan. 

En las Escrituras, son varias las referencias que se hacen a una verdad fundamental: Dios conoce todos los corazones. Y eso comienza con el hecho de que YHWH conoce Su propio corazón, conoce los corazones de todos los seres espirituales (querubines, serafines o ángeles), el corazón de Miguel, Arcángel de Dios, hasta los corazones de seres humanos, hombres y mujeres. Es impactante pensar que YHWH conoce en tiempo real, al momento, lo que todos los seres vivos, espirituales o humanos tenemos en nuestro corazón. Lo que hay en nuestro corazón ahora, lo sabe Dios, y lo que hay en el corazón de cualquiera... también lo conoce Dios.
 
Esto nos pone a pensar en que conviene analizar qué es lo que busca o ve Dios en nuestro corazón. Si nos dirigimos al capítulo 28 de Ezequiel, versículos 12-17, podemos leer el análisis que Dios hizo del corazón de una figura espiritual que se rebeló contra Él, la llamada "serpiente original", a quien se le llama aquí "querubín ungido". Leemos:


eras el modelo de la perfección
   lleno de sabiduría y de exquisita belleza

13 Estabas en el Edén, 
   el jardín de Dios. 
Tenías la ropa adornada con toda clase de piedras preciosas
   —cornalina rojiza, peridoto verde pálido, adularia blanca, 
   berilo azul y verde, ónice, jaspe verde, 
   lapislázuli, turquesa y esmeralda—, 
todas talladas especialmente para ti 
   e incrustadas en el oro más puro. 
Te las dieron 
   el día en que fuiste creado. 

14 Yo te ordené y te ungí 
   como poderoso ángel guardián.
Tenías acceso al monte santo de Dios 
   y caminabas entre las piedras de fuego.


15 »Eras intachable en todo lo que hacías, 
   desde el día en que fuiste creado 
   hasta el día en que se encontró maldad en ti

16 Tu abundante comercio te llevó a la violencia, 
   y pecaste. 
Entonces te expulsé en deshonra 
   de la montaña de Dios. 
Te eché, guardián poderoso, 
   del lugar que tenías entre las piedras de fuego. 

17 Tu corazón se llenó de orgullo 
   debido a tu gran belleza. 
Tu sabiduría se corrompió 
   a causa de tu amor por el esplendor
Entonces te arrojé al suelo 
   y te expuse a la mirada curiosa de los reyes. 



Las palabras del profeta Ezequiel por inspiración son las de hablar de alguien que "era". Tiempo pasado. Este personaje "era" modelo de la perfecciónlleno de sabiduría y de exquisita belleza. ¿Se imagina a Dios hablando así de uno, como un modelo de perfección, lleno de sabiduría y belleza?

Y este ser "estaba" en un lugar sagrado, especial, ensalzado, el más alto: el Edén, jardín de Dios. Más que eso, tenía acceso a los dominios más sagrados del Universo: el monte santo de Dios. Este ser no podía estar en otro lugar que no fuera los sitios más santos, bellos y excelsos del Cielo y la Tierra. 

Era un poderoso ángel guardián, un querubín. Los querubines son de los seres espirituales más cercanos a Dios, de hecho, si comprendemos un poco la simbología de las Escrituras, los vemos como los "guardaespaldas" de YHWH, los más cercanos a Él (Apocalipsis 4:6-8).

Y Dios lo sigue describiendo como alguien que "era" intachable, puro, perfecto, sin mancha o una pizca de mal, hasta... un día. Un día en el que, el examinador y conocedor de corazones, halló maldad en él.
 
Si nos dirigimos al hebreo original, vemos que el verbo hebreo matsa' que se traduce en español "hallar", indica que se realiza un descubrimiento, hay algo que se detecta. Pero ese "algo" que se encuentra es tan definitivo, que no hay vuelta atrás. Porque lo que YHWH halló en este ser fue la maldad. Y esta maldad Dios la encontró en un lugar: el corazón de este querubín. 

Tu corazón se llenó de orgullo debido a tu gran belleza. 
Tu sabiduría se corrompió a causa de tu amor por el esplendor 

Y una vez detectada la maldad en el corazón de este ser, no había nada por hacer. El orgullo, causado por un desmedido amor hacia sí mismo, su sabiduría y belleza, hicieron que su corazón se llenara de maldad. Y la maldad, a su vez, engendraría violencia, falsedades, y toda clase de males que emergen de un corazón inclinado al mal.

¿Qué pasó con el amor hacia YHWH?

¿Qué pasó con la reverencia y lealtad al Padre?

Todo eso desapareció. Porque en el corazón de una persona no pueden haber 2 intereses. Lo más importante ya no era Dios, sino él mismo, sus propias ideas y maquinaciones. Era cuestión de tiempo que esa maldad echara raíces y se manifestara, y ya lo recordamos de lo sucedido en Edén, que narra el capítulo 3 del Génesis.

Este caso que hemos visto, nos muestra que el mal no surge de algo externo, sino de dentro del corazón. Así lo dijo Jesús:

Nada hay fuera del hombre que entre en él, que lo pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. 

Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, adulterios, fornicaciones, homicidios,  hurtos, avaricias, maldades, engaño, lujuria, envidia, calumnia, orgullo y la insensatez. Todas estas maldades salen de dentro y contaminan al hombre.

Marcos 7:15, 21-23 

Si Jesús dijo que del corazón del hombre procede todo lo malo y sus malas acciones, también vemos que del corazón de este querubín y otros seres espirituales surgió la maldad, que se reflejó de manera destacada en tiempos de Noé, razón por la cual la violencia se desató en aquellos tiempos.
 
Pero, no necesariamente debemos ver de manera negativa que Dios conozca y examine nuestro corazón. Dios evalúa la inclinación de los pensamientos del corazón. No se trata de que busca "lo malo". Sin embargo, desea que seamos conscientes de cómo estamos en nuestro corazón, cuáles son las inclinaciones y motivaciones. Hay causa y efecto, y si en el corazón germinan semillas negativas, el habla y las acciones serán... negativas. Caso contrario, si en el corazón se siembran semillas de amor, de fe, de lealtad hacia Dios, la verdad y los verdaderos valores espirituales, ¿qué recibiremos? Cosas buenas.

¿Qué hay si nos hacemos un autoexamen sincero, y percibimos que hay cosas en nuestro corazón que cambiar? Dios nos ayuda a darnos cuenta de las cosas que no andan bien, y nos invita a renovarnos en el espíritu de nuestra mente y corazón. Y el Dios que conoce nuestro corazón, puede ayudarnos a mejorar lo que haya que mejorar en nuestra vida, comenzando con nuestro corazón, del que "brota la vida" (Proverbios 4:23).










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