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Sobre la Presciencia de Dios

Una vez Job dijo:

¡Y esto es sólo una muestra de sus obras,

un murmullo que logramos escuchar!

¿Quién podrá comprender su trueno poderoso?

Job 26:14

¿Qué quería decir Job?

Se refería a lo grande de la obra de Dios. Podemos leer el relato en Job 26-28. Narra acerca de cómo Dios hace "colgar" la Tierra sobre nada. Algo maravilloso, sin duda, que es muestra del poder y la sabiduría de divinas. Y también Job alababa cómo el poder de Dios se manifestaba en las nubes, en la luz, o en los mares. Y al sentir una especie de conclusión reverente, sencillamente dice que hablar de las obras de Dios es apenas una especie de murmullo. ¡Cuánto más significaría para uno el poder analizar las obras de Dios, que cual trueno vigoroso, nos haría retar nuestra mente!

La pregunta de Job es pertinente: Quién. Sí, quién puede ahondar en las obras de Dios, en profundizar en entender sus caminos, en sus pensamientos que son más altos que los de los seres humanos.

Si entender la Creación es algo complejo, entender el obrar de Dios lo es aún más. Personas de todo tipo, creyentes o no, tienen conocimiento del hecho de que la Biblia tiene profecías. Al menos el 25% del contenido de la Biblia son profecías. ¿Quién las inspiró? En Apocalipsis 22:6 se nos informa:

El ángel me dijo: «Estas palabras son verdaderas y dignas de confianza. Yavé, el Dios que inspira a los profetas, ha enviado a su ángel para mostrar a sus siervos lo que tiene que suceder sin demora

Reconocemos que los tiempos que vivimos, fueron predichos por Dios. No es casualidad lo que vemos acontecer en este tiempo. A veces, es tan asombrosamente exacto lo que vemos acontecer que fue predicho, que, por más que uno quiera negarlo, la clara evidencia es que las profecías bíblicas se están cumpliendo.

Pero, más allá de los cumplimientos proféticos, ¿qué nos enseña sobre la naturaleza y la esencia de Dios?

Jehová Dios tiene presciencia y predeterminación. Es decir, puede conocer de antemano, y determinar el futuro. Vemos que en todo el registro bíblico, cuando Dios ejerce su presciencia y predeterminación, hay propósito y voluntad. Para entender esto un poco, sabemos que el “proponerse” algo significa aspirar a conseguir cierta meta u objetivo poniendo los medios que lo propician. 

Nosotros solemos hacer eso. Decidimos de antemano desde qué desayunar hasta con quién casarnos. Tomamos decisiones todos los días, todo el día, de cualquier grado de complejidad. Obviamente, las decisiones más importantes no las deberíamos tomar en un mal momento, ni a la ligera.

Respecto de Dios, su voluntad se cumplirá inevitablemente, y Él puede preconocer los resultados, la realización final de sus propósitos, y puede predeterminar tanto esos resultados como los pasos que quizás crea conveniente dar para lograrlos. El profeta Isaías nos ayuda a entender esto: 

Jehová de los ejércitos juró diciendo:

«Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado;

se confirmará como lo he determinado:

quebrantaré al asirio en mi tierra

y en mis montes lo pisotearé;

su yugo será apartado de ellos

y su carga será quitada de su hombro.

Este es el plan acordado

contra toda la tierra,

y esta es la mano extendida

contra todas las naciones».

Jehová de los ejércitos lo ha determinado,

¿y quién lo impedirá?

Y su mano extendida,

¿quién la hará retroceder?

(Isa 14:24-27)
 
 
Dios piensa. Calcula. Determina una forma de actuar o de cómo serán las cosas. Y lo decreta. Y Su Palabra, al salir de Su Boca, no regresa a Él sin resultados, sino que tiene éxito seguro.
 
Por eso se dice que Jehová ‘forma’ o ‘moldea’ (del hebreo ya·tsár, término relacionado con “alfarero”) su propósito en lo que respecta a acontecimientos o acciones futuras. La realidad espacio-temporal es como si fuera una sustancia sin forma, y Dios le da la forma, en tiempo y espacio. Sólo Dios tiene el poder de moldear la sustancia sin forma, la cual, en su estado original, permea, penetra, y llena todos los espacios del Universo. ¿No es el Universo una Creación Mental originada en la Mente Suprema de Dios?
 
En su calidad de Gran Alfarero, Dios “opera todas las cosas conforme a la manera como su voluntad aconseja”, en armonía con su propósito (Ef 1:11), y “hace que todas sus obras cooperen juntas” para el bien de los que lo aman. (Ro 8:28.) Por tanto, Dios “declara desde el principio el final, y desde hace mucho las cosas que no se han hecho”, específicamente en relación con sus propósitos determinados. (Isa 46:9-13.)


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