Discernir los tiempos de Dios
¿Le ha pasado alguna vez que sale a la calle y de repente empieza a llover?
O tal vez sale de casa muy abrigado y hace calor ese día.
Lo más sensato sería, antes de salir de casa, mirar al cielo, y ver si está nublado, para salir con un paraguas.
Que antes de salir de casa lo mejor es chequear cómo está el tiempo y el clima, tomando las previsiones el caso, no es algo nuevo ni complejo. Es algo cotidiano que solemos hacer, no importa en qué país, cultura o tiempo vivamos.
Conocedor de la naturaleza humana, Jesucristo solía usar ilustraciones o parábolas de la vida cotidiana, para grabar indeleblemente en la consciencia de las personas enseñanzas espirituales que perduraran en sus mentes y les motivaran a actuar. Precisamente, el chequear el estado del tiempo temprano en la mañana para saber qué hacer, fue una de las parábolas que usó para ilustrar la actitud condenable de fariseos y líderes y sacerdotes de su tiempo, que sabían discernir qué clase de día sería, pero no discernieron los tiempos proféticos que se cumplían en el Mesías.
Después de todo, la gente estaba a la expectativa de que apareciese el Mesías alrededor de la época en la que apareció Jesucristo en la escena de la nación judía. Recordamos que esos mismos líderes religiosos enviaron a Juan el Bautista a preguntarle si era él el Mesías esperado, cosa que Juan el Bautista negó.
Sobre la negligencia en discernir los tiempos de la presencia de Cristo entre ellos, Jesucristo dijo lo siguiente:
Jesús le dijo a la gente:
"Cuando ustedes miran hacia el oeste, y ven una nube en el cielo, dicen: "¡Va a llover!"; y en verdad llueve.55 Y si ven que sopla viento desde el sur, dicen: "¡Va a hacer calor!"; y así pasa.56 Hipócritas ¿A quién tratan de engañar? A ustedes les basta mirar el aspecto del
cielo y de la tierra para saber si el tiempo será bueno o malo. ¡Pero
miran las cosas que yo hago y no son capaces de entender que son señales
de Dios!
Lucas 12:54-56
Era claro que los fariseos no eran tontos, o personas sin entendimiento. Sabían hacer algo tan cotidiano y común como mirar al horizonte y saber qué clima habría. Pero veían ejecutar las señales y prodigios que hacía Jesucristo, que no tenían paralelo en la historia de Israel. Moisés y Elías juntos no habían desplegado las señales que Jesucristo sí había evidenciado, obradas por el poder del "dedo de Dios", el espíritu santo. Y no ejercieron fe en Él.
Hasta podemos recordar a Nicodemo, miembro del Sanedrín. Reconoció que Jesucristo era un Rabí, y que venía de Dios, porque una persona sólo podría ejecutar esas obras poderosas que Él hacía si Dios estaba con él (Léase Juan 3). ¿Y entonces? Nada, sencillamente los fariseos prefirieron seguir como si nada pasara.
Jesucristo les llamó hipócritas. ¿Por qué? Porque se engañaban a sí mismos, y engañaban a otros. Se decían a sí mismos que Jesucristo no era nadie importante, que su poder no provenía de Jehová, y que Él era un peligro para la nación judía. El resultado lo conocemos. La Biblia claramente muestra que Dios rechazó a la nación judía como Su Pueblo elegido, y sólo comenzó a tratar con los seguidores de Su Hijo como una nación espiritual que diera frutos, bajo el Nuevo Pacto enmarcado en el sacrificio de Jesucristo y la Ley del Cristo.
Haciendo un paralelo con lo sucedido con Jesucristo hace 2000 años, bien podemos preguntarnos si acaso en general, Jesucristo hoy día bien pudiera reclamarnos que en conjunto no hay un discernir los tiempos de Dios. Porque hay tiempos de Dios que deben ser discernidos para saber qué se debe hacer. Una interesante cita del libro de 1 de las Crónicas nos llama la atención a este punto. Veamos esta cita bíblica en 3 versiones diferentes:
1 Crónicas 12:32
De
los hijos de Isacar, expertos en discernir los tiempos, con conocimiento
de lo que Israel debía hacer, sus jefes eran doscientos; y todos sus
parientes estaban bajo sus órdenes.
LBLA
De los hijos de Isacar, doscientos principales, entendidos en los
tiempos, y que sabían lo que Israel debía hacer, y cuyas órdenes seguían
todos sus hermanos.
RVR 1995
De Isacar: doscientos jefes y todos sus parientes bajo sus órdenes. Eran
hombres expertos en el conocimiento de los tiempos, que sabían lo que
Israel tenía que hacer.
NVI
El relato habla de unos israelitas singulares. Eran expertos, sabios, o entendidos en discernir los tiempos de Dios. ¿Cómo lo hacían? Dios les dio ese don, y eran apreciados y estimados, y su consejo era bien tomado, porque sabían indicar qué debía hacer Israel en ese tiempo en particular que beneficiara a toda la nación.
En pocas palabras: estos hombres eran los que veían el panorama, veían qué pasaba, y sabían dar la alerta acerca de qué hacer.
Lo entendemos por lo que sucedió con los 11 apóstoles fieles que preguntaron a Jesucristo si estaba restaurando el reino a Israel en ese tiempo.
La respuesta de Jesucristo fue que a ellos no les pertenecía conocer o entender los tiempos y sazones que Dios había reservado para ciertas acciones y la realización de ciertas profecías. Los apóstoles entendieron que debían limitarse a actuar sobre lo que les había instruido Jesucristo, y eso hicieron. Porque saber qué tiempo de Dios es, permite la claridad de saber qué hacer, o qué no hacer.
La respuesta de Jesucristo fue que a ellos no les pertenecía conocer o entender los tiempos y sazones que Dios había reservado para ciertas acciones y la realización de ciertas profecías. Los apóstoles entendieron que debían limitarse a actuar sobre lo que les había instruido Jesucristo, y eso hicieron. Porque saber qué tiempo de Dios es, permite la claridad de saber qué hacer, o qué no hacer.
Hablando de estos tiempos, nadie en su sano juicio puede negar que estos tiempos, son tiempos especiales. O acaso el lector recuerda una época reciente que haya sido tan convulsionada como los últimos años, ¿cierto que no?
Desde la alza inusitada de los precios del petróleo, la crisis financiera mundial, el escándalo de pedofilia en el seno de la Iglesia Católica, el terremoto de Haití, de Chile, el aumento de la sismicidad en la Tierra, los desastres naturales que ya son noticia cotidiana, son sólo algunos de los eventos que sabemos están vinculados a profecía bíblicas.
El punto es si estamos discerniendo el significado de estos tiempos en particular. Por ejemplo, el libro de Daniel hace referencia a varios tiempos proféticos: 1260, 1290, 1335, días y 2300 tardes y mañanas. ¿Se están cumpliendo hoy día? ¿Se cumplieron ya y no deberían preocuparnos? ¿Y si estuvieran cumpliéndose en nuestros tiempos, qué deberían los cristianos estar haciendo al respecto?
Obviamente la pregunta más pertinente sería:
¿cómo estar seguros de estas cosas?
¿cómo estar seguros de estas cosas?
"Los que tengan perspicacia entenderán", dijo el ángel que reveló a Daniel estas cosas.