Cuidado con los falsos maestros
Tan increíble como parezca, los falsos maestros del cristianismo, de lo que verdaderamente enseña la Biblia, fueron predichos por Jesucristo y sus discípulos. Judas, medio hermano de Jesús, era consciente de su presencia. Dijo que había querido escribir a sus compañeros de creencia “acerca de la salvación que tenemos en común”, pero explicó: “Se me hizo necesario escribirles para exhortarlos a que luchen tenazmente por la fe”. ¿Por qué cambió Judas de tema? Porque, dijo, “se han metido solapadamente en las iglesias ciertos hombres [...] que cambian la gracia divina de nuestro Dios en una excusa para conducta desordenada”. (Judas 3, 4.)
Judas escribió su carta poco después de escribir Pedro su segunda carta, la cual debía conocer bien. Expresó muchas ideas comparables en su convincente carta de exhortación. De modo que al examinar el capítulo 2 de Segunda de Pedro, observamos las similitudes con la carta de Judas.
Qué producen las enseñanzas falsas
Tras animar a sus hermanos a prestar atención al cumplimiento de la palabra profética de Dios, Pedro dice: “Sin embargo, llegó a haber falsos profetas entre el pueblo [el antiguo Israel], como también habrá falsos maestros entre ustedes” (los cristianos, 2 Pedro 1:14–2:1). El pueblo de Dios de tiempos antiguos fue recipiente de la profecía verdadera, pero también tuvo que enfrentarse a las enseñanzas corrompidas de los falsos profetas, recordamos el caso de Jeremías. “En los profetas de Jerusalén —escribió Jeremías— he visto cosas horribles, el cometer adulterio y andar en falsedades” (Jeremías 23:14).
El libro de Jeremías es un testimonio contundente de las profecías verdaderas y las falsas. Las verdaderas, proclamadas por Jeremías, se cumplían, y las falsas, no. Pedro, en su argumento sobre lo que harían los falsos maestros en la congregación cristiana añade: “Estos introducirán de forma solapada, sectas destructivas y repudiarán hasta al dueño Jesucristo, que los compró, trayendo sobre sí mismos destrucción acelerada” (2 Pedro 2:1; Judas 4).
Piense en eso. Debido a la influencia de los falsos maestros, de quienes enseñan lo que supuestamente dice la Biblia, cosa que tras verificación sincera se muestra erróneo, muchos creyentes llegan a creer que la Biblia y sus profecías son asunto de "interpretación privada", o asunto de puntos y comas.
Pero, y la pregunta vale, ¿cómo se introducen enseñanzas falsas?
Se introducen enseñanzas falsas
Los falsos maestros introducen su pensar, sus propias ideas. Añaden sus propios prejuicios, sus propios conceptos para manipular el claro y puro contenido de lo que enseña la Biblia. A menudo la Biblia es usada para someter y dominar a otros, y señalar a las personas que son incómodas con aplicaciones sacadas de la Biblia, fuera de contexto.
Pedro dice que los falsos maestros introducen sus ideas o pensamientos, creencias y prejuicios, pero lo hacen calladamente, de manera sigilosa, sutil. Cuidadosamente extraen citas bíblicas y las conectan con otras, que parecen respaldar sus enseñanzas. Y las aderezan con llamativas ilustraciones. Y, ¿qué hay detrás de ese uso artero de las Escrituras? El apóstol Pedro indica: “con codicia, los explotan a ustedes con palabras fingidas de piedad”.
Es el deseo egoísta el gran motivador de los falsos maestros, el deseo de ser admirados, de ser vistos como personas importantes, que tienen poder. Estos individuos generalmente no descollan o destacan como hombres de familias ejemplares, o como hombres trabajadores. En el mundo "secular" no son nadie. Pero en su mundo de su "iglesia" o "congregación" son el dios que indica y señala a otros qué hacer y creer. ¿Le parece conocido?
La Biblia de América traduce estas palabras así: “Llevados por la codicia buscarán aprovecharse de ustedes con palabras engañosas”. De manera similar la Nueva Biblia Española dice: “Llevados de la codicia, os explotarán con discursos artificiosos” (2 Pedro 2:1, 3). Los dichos de los falsos maestros pueden parecerle plausibles al que no está alerta en sentido espiritual, pero esas palabras están cuidadosamente pensadas para “aprovecharse” de la gente, seduciéndola a fin de conseguir los objetivos egoístas de los engañadores.
Si en tiempos de Pedro, los falsos maestros del siglo primero estaban influidos por el modo de pensar y la filosofía de aquella época, no menos cierto es eso hoy día.
Los falsos maestros y nuestros días
Pedro se refiere a la gente de los días de Noé, como lo hizo Jesús. La gente de los días de Noé se parece a aquella predicha que existiría durante la Presencia de Cristo.
La gente vivía como si nada pasara. Como si Dios no actuara.
Pero, ¿no deberían enseñar los falsos maestros el cómo adorar a Jehová con espíritu y con verdad? ¿No deberían enseñar a la gente a orar con eficacia, a tener una condición de vida que refleje que Dios es primero en su vida? ¿No deberían estos maestros saben a ciencia cierta si Cristo está presente o no, y desde cuándo, sin ningún género de dudas?
“La enseñanza de Balaam”
Revelación 2:14 "Sin embargo, tengo contra ti esto: que tienes allí a los que tienen firmemente asida la enseñanza de Balaam, el cual anduvo enseñando a Balac a poner un tropiezo delante de los hijos de Israel, comiendo cosas sacrificadas a ídolos y cometiendo fornicación".
Cristo advirtió sobre la "enseñanza de Balaam". ¿Qué es esta enseñanza? Balaam era un profeta, que aconsejó al rey Balac cómo hacer caer a los israelitas en el disfavor de Dios. Lo llamativo, es que a este profeta Jehová le advirtió que no "maldijera a Israel", y hasta se valió de un asna que habló al profeta.
Si Jehová a través de una burra que habla y un ángel con una espada, se le apareciera y le dijera que no siguiera con cierto proceder, ¿qué haría, insistiría? Sería estúpido poner a Dios así a prueba.
Pero eso hizo Balaam. Insistió en un "loco proceder", instando al rey Balac a cómo hacer caer a Israel. Pedro compara a los falsos maestros a "la senda de Balaam, hijo de Beor, que amó la paga de la maldad" (2 Pedro 2:14, 15). La senda del profeta Balaam consistió en aconsejar la seducción inmoral para su propia ganancia personal. Le dijo al rey moabita Balac que Dios maldeciría a Israel si se incitaba al pueblo a cometer fornicación. Como consecuencia, las mujeres moabitas sedujeron a muchos siervos de Dios, y se dio muerte a 24.000 de ellos por su conducta inmoral.
Enseñar cosas que alejan a una persona de Dios, es seguir esa senda de Balaam. Pero, particularmente, Jesucristo denunció la enseñanza de Balaam. Balaam fue terco, e ignoró las claras intervenciones de Dios.
Los falsos maestros de hoy ven claramente que sus enseñanzas no tienen la bendición de Dios. El clero católico insiste en el celibato de los sacerdotes, pese a los escándalos por pederastia. El celibato de los sacerdotes es antibíblico, pero véalos, insisten en seguirlo. Otros siguen a los testigos de Jehová. Enseñaron que en 1914 Cristo inició su Presencia real. Y nada pasó. Que el Armagedón vendría en 1925, según Joseph Rutherford, quien afirmaba recibir información de ángeles. Y, ¿qué pasó? Nada, estamos en el 3 de junio de 2010. Y en 1975 predijeron que al finalizar los 6.000 años de creación de Adán, al inicio del día séptimo, o milenio 7, ocurriría el Aramagedón. ¿Qué pasó? No pasó nada.
Si realmente esas personas albergaran al verdadero cristianismo, ¿se equivocarían en TODAS las fechas que predicen? ¿Ha leído usted en la Biblia que Daniel, o Isaías, o los apóstoles se equivocaran en sus predicciones?
Y vemos allí la enseñanza de Balaam. La de la terquedad. La de insistir en el error, en enseñar lo que claramente no está en la Biblia. Debe ser duro y difícil tratar de entender algo que no está en la Biblia claramente, y pretender que encaje, ¿cierto? eso es terquedad, en preferir aferrarse a enseñanzas que no tienen base bíblica, a ser humildes y reconocer que no se tiene conocimiento o entendimiento. Si una persona dice ser maestro de la palabra de Dios, y no entiende las profecía bíblicas, ¿cuál es el problema? Es mejor callarse, y reconocer que no se sabe, a lanzar al voleo "interpretaciones" de profecías, que no provienen de Dios.
Algunos dicen, respecto a la interpretación profética, que vale el interés, el buscar la verdad. Es cierto. Pero quien inspiró la profecía, que es Jehová, ¿no sabe acaso qué interpretación tienen SUS profecías? ¿no está Dios en condición de hacer saber a Su tiempo y manera el verdadero significado de la profecía que Él inspiró?
¿Qué diría Dios? ¿Qué hay de la consciencia de la necesidad espiritual? ¿Qué hay de conocerte a ti mismo? ¿Qué hay de poner en orden tu posición ante Dios? ¿No será por no atender las cosas más importantes por la que las mentes y corazones de muchos están oscurecidos, sin entender nada?