No preocuparse por nada
¿Hacemos la lista de cuáles son esas cosas?
No es necesario. Nos sabemos de memoria nuestros problemas.
Sin embargo, hay un consejo bíblico muy oportuno que nos puede ayudar con la solución de aquello que nos preocupa:
No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesiten, y sean agradecidos.
Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo.
Filipenses 4:6, 7
El apóstol Pablo, un hombre que afrontó por situaciones muy difíciles, escribió por inspiración divina el consejo de "no preocuparse por nada". Aconsejó a los cristianos que arrojaran sus inquietudes sobre Jehová, por medio de toda forma de oración, ruego y súplicas, junto con acciones de gracias a Dios.
¿Resultado? Recibir “la paz de Dios que supera a todo pensamiento, y guardará sus corazones y sus facultades mentales mediante Cristo Jesús”.
Es interesante destacar en qué condiciones estaba Pablo cuando escribió estas palabras. Estaba preso en Roma, en la prisión Mamertina, que es la imagen que está al lado derecho de la pantalla. ¿Cómo es posible que un hombre preso hable de no preocuparse por nada, orar a Dios, y permitir que la paz de Dios proteja el corazón y la mente?
La paz de Dios puede darnos estabilidad, nos protege. “Guardará sus corazones y sus facultades mentales”, como escribió Pablo a los filipenses. La palabra griega traducida “guardará” es una palabra militar que transmitía la idea de guardias o centinelas haciendo guardia día y noche, protegiendo una base militar. Así, la paz de Dios puede hacer de guardia de nuestros corazones y facultades mentales las veinticuatro horas del día.
En resumen, el consejo es:
- Orar a Jehová con toda forma de oración, ruego, y acción de gracias
- Recibir la paz de Dios que protege la mente
- Tener claridad mental y la paz de Dios para afrontar los problemas y darles solución
Está comprobado que una persona estresada, preocupada, tiene una mayor probabilidad de no poder pensar de manera clara, y de tomar malas decisiones. No necesitamos preocuparnos más. Necesitamos orar, tener la paz de Dios y entonces poder actuar con sabiduría, para resolver de la mejor manera posible aquello que nos preocupa. Y si ya no hay más nada por hacer, dejar las cosas en manos de aquel que "hace que todas sus obras cooperen para el bien de los que le aman".