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El ángel Gabriel, Zacarías y María: 2 mensajes y una esperanza



Gabriel, es el nombre del único ángel a quien se le concedió precisamente eso: decir su nombre, en las Escrituras (a excepción de Miguel, el Arcángel).

Gabriel aparece en las Escrituras dando mensajes divinos a Daniel, a Zacarías, el padre de Juan el Bautista, y a María, la madre de Jesús. A Daniel anunció 2 mensajes proféticos, entre ellos el período profético de aparición del Mesías de las 70 semanas de años. Y alrededor de 6 siglos después de anunciar ese período de tiempo en el que aparecería el Mesías, es enviado a anunciar la venida del Hijo de Dios. Lo hizo, no a los poderosos e influyentes rabinos del Sanedrín judío, ni al sumo sacerdote de Israel, o a los más destacados líderes religiosos de la nación. Fue a un humilde sacerdote y a una joven judía que vivía en Nazaret, a quienes Jehová envió a Gabriel a anunciar el nacimiento de Jesús. ¿Qué aprendemos de estos mensajes, y qué esperanza nos transmiten? Veamos.

Zacarías era un sacerdote. En el evangelio de Lucas se dice que él y su mujer, Elisabet, eran "justos delante de Dios, y se conducían intachablemente en todos los mandamientos y preceptos de Jehová". No tenían hijos, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada.

Un día, mientras Zacarías ejercía su ministerio sacerdotal delante de Dios según el orden indicado a su grupo, conforme a la costumbre del sacerdocio, fue escogido por sorteo para entrar al templo de Jehová y quemar incienso. Mientras Zacarías ofrecía el incienso sagrado, el pueblo oraba a la hora de la ofrenda de incienso. Era un momento solemne, en el que se invocaba la presencia de Dios y adorarle. Y ese día, Dios apareció, por medio del ángel Gabriel.

A la derecha del altar del incienso, mientras Zacarías ofrecía el incienso sagrado, apareció alguien. Al verlo, Zacarías se turbó, y el temor se apoderó de él. Ahí, solamente debía estar él, solo. Pero ese alguien le dijo: 

-No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y lo llamarás Juan. Tendrás gozo y alegría y muchos se regocijarán por su nacimiento, y hará volver a muchos de los Israelitas a YHWH su Dios. El irá delante de YHWH en el espíritu y poder de Elías PARA HACER VOLVER LOS CORAZONES DE LOS PADRES A LOS HIJOS, y a los desobedientes a la actitud de los justos, a fin de preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto. Porque él será grande delante de YHWH, no beberá vino ni licor, y será lleno del espíritu santo aun desde el vientre de su madre. 

Entonces Zacarías dijo al ángel:

-¿Cómo podré saber esto? Porque yo soy anciano y mi mujer es de edad avanzada.  

El ángel le respondió: 

-Yo soy Gabriel, que estoy en la presencia de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte estas buenas nuevas. Así que te quedarás mudo, y no podrás hablar hasta el día en que todo esto acontezca, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo.

El ángel se identificó a sí mismo: Gabriel, alguien que estaba en la presencia de Dios y fue enviado a hablar y anunciar las buenas nuevas del nacimiento del precursor del Mesías, Juan el Bautista. 

Gabriel no apareció ante Zacarías por su iniciativa. Era alguien que estaba en la presencia de Dios. Es significativo que Gabriel destaque de dónde viene, y junto a quién estaba. Allí radicaba el poder y vigor de su mensaje. Venía de Dios. Y eso era lo que importaba. Similar a lo expresado por el propio Jesús, cuando dijo que Él había bajado del Cielo, para hacer la voluntad de Su Padre, y había sido enviado por Él (Juan 6:38; 7:28, 29).     

Y es que sólo un mensaje que provenga de alguien que está en la Presencia de Dios y se origine de Dios puede ser creíble e infundir esperanza.
Sin embargo, Zacarías no recibe con fe plena el mensaje de Gabriel. Lo duda, lo cuestiona. Su actitud hace que quede mudo. Definitivamente, una persona que no tenga fe en el mensaje de Dios, queda mudo, es incapaz de hablar sobre él, pues, ¿cómo se puede hablar de algo en lo que uno no cree?

Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaba de su tardanza en el templo. Pero cuando salió, no podía hablarles, y se dieron cuenta de que había visto una visión en el templo. Una visión sobrenatural. Él les hablaba por señas y permanecía mudo. Cuando se cumplieron los días de su servicio sacerdotal, regresó a su casa. Después de aquello, Elisabet su mujer concibió, y se recluyó por cinco meses, diciendo: “Así ha obrado YHWH conmigo en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres”.

Lo que Gabriel anunció, se cumplió, aunque Zacarías no tuviera fe inicialmente. Dios no se detiene por nosotros, Él sigue adelante. 

6 meses después del mensaje a Zacarías, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David, y el nombre de la virgen era María. Gabriel, el ángel, le dijo: "¡Salve, muy favorecida! YHWH está contigo. ¡Bendita eres tú entre las mujeres!"  

Y esto... ¿qué significa? 

Ella se turbó mucho por estas palabras, y se preguntaba qué clase de saludo sería éste. Y el ángel le dijo: 

-No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo, y Le pondrás por nombre Jesús (que significa que YHWH salva). Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y YHWH le dará el trono de Su padre David, y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y Su reino no tendrá fin.

Entonces María dijo al ángel: 

-¿Cómo será esto, puesto que soy virgen? 
 
El ángel le respondió: 

-Espíritu santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el niño que nacerá será llamado Hijo de Dios. Tu parienta Elisabet en su vejez también ha concebido un hijo; y éste es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril. Porque ninguna cosa será imposible para Dios. 

Entonces María dijo: 

-Aquí tienes a la sierva de YHWH. Hágase conmigo conforme a tu palabra.

Y el ángel Gabriel, se fue. Mensaje entregado.

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Las diferencias en las reacciones, que tanto Zacarías como María tuvieron ante los mensajes que recibieron de parte de Gabriel, evidencian 2 actitudes opuestas. La de Zacarías es la reacción de la duda, y la de María es la reacción de la fe y confianza en Dios. Evidentemente, la actitud humilde y receptiva de María es la que se debe imitar.

La esperanza que nos recuerdan estos mensajes, es la promesa de Dios de que por medio del Mesías se bendeciría a gente de todas las naciones. Y el Mesías es Jesucristo. Seguir recordando con fe estos relatos, nos anima a seguir adelante, en la expectativa de cómo la palabra profética de YHWH se cumple. 
 

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