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Entendiendo el Génesis: "En el Principio Dios creó los Cielos y la Tierra"



Moisés era un hombre muy ocupado. Tenía una esposa y dos hijos que atender. Además, Dios le encargó una misión: conducir a Israel a la Tierra Prometida.
La nación necesitaba aprender a conocer a Dios. Saber cómo adorar al único Dios verdadero de la manera que Él aprobaba. Y que hubiese un testimonio registrado, fidedigno, exacto, de cómo Jehová había tratado con ellos, para fortalecer la fe de la nación, de una generación a otra. Un testimonio de lo que Dios había hecho por ellos, que padres y madres pudieran enseñar a sus hijos e hijas en todo momento.
¿De qué se valdría Jehová para lograr estos objetivos?
De un libro. De un conjunto de escritos. Por ello, inspiró por medio de su espíritu santo a Moisés, el líder y guía de la nación, para que hiciera un registro por escrito de la historia de los tratos de Dios con la Humanidad. Sabemos que Moisés escribió los primeros 5 libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio, el libro de Job, y se cree que es el autor de los Salmos 90 y 91.
Pero…¿con qué información comenzar?
¿Cuáles deberían ser las primeras palabras que dieran comienzo a esa Escritura Sagrada? Veamos:
El hebreo se escribe de derecha a izquierda. Encerrada en el óvalo azul, vemos la primera palabra de toda la Escritura: Bere’·schíth. En español significa: “En el Principio”.
Lo primero que deseaba Dios que quedara claro, es que hubo un Principio. ¿De qué? De los Cielos y la Tierra, que Él creó.
Así, de manera sencilla, con claridad, se declara el origen de todo cuanto conocemos: los Cielos y la Tierra.
Un hombre o una mujer israelita que leyera este relato, hace 35 siglos, ¿qué entendería? Que Dios creó los Cielos y la Tierra, en un punto inicial de origen, llamado “el Principio”.
¿Qué información nos da la Biblia sobre este “Principio” de la Creación?
Nos indica que Dios tuvo la voluntad de crear “todas las cosas”, y que lo hizo por medio de un Ser espiritual poderoso: Su Hijo Unigénito. Juan 1:3 nos muestra:
Todas las cosas vinieron a existir por medio de él (Jesucristo, el Logos o Verbo de Dios, en su existencia antes de venir a la Tierra), y sin él ni siquiera una cosa vino a existir.
Juan 1:3
Otro escritor bíblico, del siglo v a. C., Nehemías, también relató sobre la Creación:

”Tú eres Jehová, tú solo; Tú mismo has creado los cielos, el cielo de los cielos, y su ejército, la tierra y todo lo que hay sobre ella, mares y todo lo que hay en ellos; y Tú los estás conservando vivos a todos ellos; y el ejército de los cielos se está inclinando ante ti.
Nehemías 9:6

El relato bíblica muestra de manera sencilla que el Universo tuvo un Origen. ¿Qué ha descubierto la ciencia moderna?

Examinemos esta evidencia. 
Esta imagen corresponde a la llamada Radiación Cósmica de Fondo. Fue captada por el satélite COBE de la NASA en 1992. Es una imagen del Universo. ¿Ve los colores rojo y azul? Es la temperatura de la Radiación Cósmica de Fondo, representada por colores (caliente = rojo, frío = azul).

¿Qué tiene de extraordinaria esta imagen? Que es la evidencia de una energía radiante, que no proviene de una estrella, quásar, galaxia o nebulosa. Se originó en el Principio de la Creación, es evidencia de una radiación residual del punto de origen del Universo, cuando TODO el Universo entero estaba concentrado en una unidad espacio-tiempo. La radiación es isotrópica (de intensidad casi igual en todas direcciones). Es uniforme por TODO el Universo.   

Que el Universo fue originado en un instante definido, en el que apareció la energía y la materia que conforma el Universo, es algo ampliamente aceptado en el mundo científico. Además, la evidencia científica es irrefutable. La Creación del Universo fue una singularidad: un punto en el que se concentraban toda la materia, la energía, el espacio y el tiempo.
Otra evidencia científica incuestionable sobre el origen del Universo, surgió en la década de 1930, cuando el astrónomo estadounidense Edwin Hubble confirmó que el Universo se estaba expandiendo. Hubble descubrió que las galaxias se alejan de la Tierra. Los científicos lo detectan mediante el espectrógrafo, instrumento que mide el espectro de luz que proviene de los cuerpos celestes. Dirigen la luz que proviene de estrellas lejanas hacia un prisma, que la descompone en los colores que la integran.

En esta imagen se observa el fenómeno del "corrimiento al rojo". Las líneas negras corresponden a un objeto celeste, un quásar, si lo observáramos desde la Tierra. Las 3 líneas negras corresponden a su espectro detectado. 


Si no se moviera, o estuviera estacionario, se verían las 3 líneas negras en el color verde (franja 1). En la franja 2, vemos a este objeto que se aleja de la Tierra, con sus 3 líneas negras yendo hacia el rojo. ¿Y si se acercara a la Tierra? Le veríamos como la franja final: con sus 3 líneas negras yendo hacia el color azul.

El objeto analizado, quásar, se aleja de la Tierra. Como la gran mayoría de las galaxias.

¿Conclusión? El Universo no es estático, sino dinámico, se mueve con orden y armonía de acuerdo a lo que el Creador formuló para su funcionamiento. 

Evidentemente existen opiniones divergentes sobre el origen del Universo. Sin embargo, vale la pena preguntarse: ¿qué indica de manera inobjetable la evidencia científica? Es dicha evidencia la que vez tras vez ha indicado la veracidad del registro bíblico, sobre la Creación del Universo.

Nuestra mente inquisitiva y ávida de conocimiento se pregunta el por qué la Biblia no da más detalles sobre cuestiones sobre el origen del Universo como las siguientes:

  • ¿Qué secuencia de eventos sucedieron desde el origen del Universo o Principio?
  • ¿Por qué más del 70% del Universo es materia y energía oscura?

El meditar en estas cosas inspiró a David a alabar al Creador por Su poder sempiterno y Divinidad, y en muestra de reverencia al Creador de la Creación dijo:

Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,
         la luna y las estrellas que tú has establecido,
    
digo: ¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes,
         y el hijo del hombre para que lo cuides?

    
¡Sin embargo, lo has hecho un poco menor que los ángeles,
         y lo coronas de gloria y majestad!


Salmo 8:3-5






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