El "Padre nuestro que está en los Cielos" que enseñó Jesucristo
Sentado, junto a sus apóstoles, estaba Jesucristo, una noche, la última de su vida. Había tantas cosas que decir, pues Él sabía que era el último momento en el que compartiría con ellos.
Una de las cosas que les había enseñado a esos hombres fieles, que lo dejaron todo por seguirlo, fue la verdad sobre el Padre, Su Padre. Que YHWH era el Padre de Jesucristo, estaba muy claro para los apóstoles, pues habían visto tantas manifestaciones de amor del Padre hacia Jesucristo, que no les quedaban dudas de que Él era un Hijo, amado, especial, único.
Si nos imaginamos por un instante que tenemos la oportunidad que tuvieron aquellos hombres de tener a nuestro lado al Hijo de Dios, le pediríamos algo: que nos mostrara al Padre. Y eso fue precisamente lo que hizo uno de los apóstoles, Felipe. Le pidió a Jesucristo que les mostrara a ellos al Padre, ese que Jesucristo describió que había amado tanto al mundo, que había dado a Su Hijo amado para que todo el que ejerce fe en Él tuviera la vida, la vida eterna.
El relato de Juan 14:8-14 dice:
“Señor, muéstranos al Padre y nos basta,” Le dijo Felipe. 9 Jesús le dijo: “¿Tanto tiempo he estado con ustedes, y todavía no Me conoces, Felipe? El que Me ha visto a Mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? 10
¿No crees que Yo estoy en el Padre y el Padre en Mí? Las palabras que
Yo les digo, no las hablo por Mi propia cuenta, sino que el Padre que
mora en Mí es el que hace las obras. 11 Créanme que Yo estoy en el Padre y el Padre en Mí; y si no, crean por las obras mismas.
12
En verdad les digo: el que cree en Mí, las obras que Yo hago, él las
hará también; y aun mayores que éstas hará, porque Yo voy al Padre. 13 Y todo lo que pidan en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14 Si Me piden algo en Mi nombre, Yo lo haré.
Sí, Felipe quería que Jesucristo le mostrara al Padre. Al Padre que Jesucristo pidió que se le orara, en la famosa oración del Padre nuestro. El mismo Padre que tiene un Nombre que debe ser santificado, que tiene un Reino que se ha de establecer sobre la Tierra. Un Padre cuya voluntad se hace en el Cielo, y desea que se haga sobre la Tierra. El mismo que nos da el pan para cada día, que nos perdona, y nos libra del mal.
Jesucristo mostró al Padre por Su enseñanza y obras. Felipe y los demás apóstoles eran testigos de ello. Sin embargo, todavía tenían una visión sobre el Padre borrosa, distorsionada. Tenían muy claro que el YHWH era el Padre de Jesucristo. Pero, ¿era realmente YHWH el Padre nuestro?
Jesucristo era el Hijo de Dios. Siempre se sintió Hijo de Dios. Siempre sintió en Su vida que Su Padre estaba con Él. Y al enseñar la oración del Padrenuestro, deseaba enseñarnos una verdad fundamental: que YHWH, el Padre, es nuestro. Es Padre de Jesucristo y mío y tuyo. No es una propiedad exclusiva de Jesucristo. Es nuestro Padre. A quien podemos acudir con confianza en oración, pues nos ama y siempre Sus oídos están atentos a nuestros ruegos y acciones de gracias para con Él.
Cuando pensamos en la enseñanza de Jesucristo, vemos que Él siempre ayudó a otros a acercarse al Padre. A quienes se sentían débiles, fortaleció. A quienes se sentían oprimidos por sus errores y fallos, les dio la confianza de que eran amados y amadas, y podían acercarse al Padre. Nunca dijo que sólo Él era Hijo de Dios, ni lo usó para pisotear emocional y espiritualmente a otros. Por el contrario, enseñó que YHWH era tan Padre de Él como lo era del recaudador de impuestos o de la ramera. Era cuestión de acercarse al Padre con confianza, e iniciar una vida nueva.
Vale la pena preguntarse:
¿Me siento realmente hijo o hija de YHWH?
¿Tengo consciencia de que YHWH es mi Padre?
¿Me siento realmente hijo o hija de YHWH?
¿Tengo consciencia de que YHWH es mi Padre?
Para los apóstoles, que estaban acostumbrados a ser etiquetados y juzgados por los implacables líderes religiosos de su época, el pensar en que eran hijos de Dios era... imposible. Imagínese a una mujer, o a un pagano, o a una persona con una vida de desdichas escuchando a Jesucristo decir que el Padre les amaba. Sería algo nuevo e impactante.
Impactante es el hecho de que existan tantos creyentes que no tengan consciencia del hecho de que son hijos e hijas de Dios, que no busquen ser conscientes de su condición de hijos e hijas. Porque los hijos e hijas tienen derechos con el Padre. Pueden orarle y buscar Su guía. Pueden disfrutar del amor del Padre, de Su consuelo, de estar cerca de Él.
¿Cambiaría nuestra vida el tener consciencia de que el Padre es nuestro, es tuyo, te ama y desea lo mejor para ti, hoy?
Es importante reflexionar en el significado de que el Padre sea nuestro. Mío y tuyo.
¿Cambiaría nuestra vida el tener consciencia de que el Padre es nuestro, es tuyo, te ama y desea lo mejor para ti, hoy?