Alcanzando el conocimiento pleno del Cristo
Faltan apenas meses para que Jesús enfrente los acontecimientos que lo conducirán a su sacrificio. Es momento de hacer un paréntesis en su agitada actividad y tomar fuerzas. Por eso, en un viaje en camino hacia Cesarea de Filipo al norte de la Tierra de Israel, se retira a orar. Recientemente, muchos han dejado de ser sus seguidores y hay cierta confusión y frustración entre sus discípulos.
Jesús no ha sido frontal y directo en revelar que es el Mesías. Para la gente, Jesús es Juan el Bautista venido de entre los muertos, otros dicen que es Elías, Jeremías o algún otro profeta. En resumen, la gente cree que Jesús es un profeta poderoso.
“Y ustedes, ¿quién dicen que soy?”, preguntó a sus discípulos. Pedro responde “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo” (Mateo 16:13-16).
Pedro dijo:
Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios Vivo
Jesús añadió:
Feliz eres Simón, hijo de Juan, de que carne y sangre no
te lo reveló, sino mi Padre que está en los Cielos.
¿Captamos el punto? Pedro sabía con
certeza que Jesús de Nazaret era el Cristo, pero no por haberlo visto hacer
milagros o por su enseñanza, sino por la revelación que YHWH hizo a su corazón y espíritu. He aquí un punto importante: la diferencia entre
conocer al Jesús de Nazaret histórico, mencionado en los evangelios, y conocer
al Cristo revelado por YHWH.
Hoy en día encontramos diversas versiones que nos tratan de enseñar quién es Jesús. En los evangelios se muestran diversos perfiles de Él, como aquel que sanaba enfermos, expulsaba demonios, enseñaba y se sacrificó por la Humanidad.
Jesús indicó la necesidad de alcanzar conocimiento sobre Él y el Padre. En Juan 17:3, se usa la palabra griega ginōskōsin para referirse a dicho conocimiento, que implica cosas como conocer, entender, percibir.
El apóstol Pablo instó a que "todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo" (Efesios 4:13). Ese conocimiento pleno del Cristo, es un conocimiento del Cristo revelado, que se nos permite por gracia divina de comprender el cómo Dios desarrolla Su propósito
con relación a sí mismo y a la Humanidad.
Sin los límites de la religión, la tradición y el error, podemos con confianza dirigirnos a los evangelios y poder encontrar conocimiento que nos lleve a una plenitud en Cristo. Discernir los enigmas de sus parábolas y enseñanzas con la ayuda del espíritu santo, y traerlas a la manifestación en nuestra vida.
En definitiva,
entendemos que el conocimiento exacto del Cristo es sencillo, precioso,
profundo, y manifestado por medio del espíritu santo de Dios, medio del que se
vale YHWH para revelar esas riquezas y tesoros encriptados en Cristo Jesús.
Accedemos a ellos si hacemos como enseñó Jesús en su parábola del hombre que
buscaba perlas excelentes, si estamos dispuestos a hallar esa perlas de gran
valor sobre el Cristo, dejando todo lo que tengamos que dejar atrás, en pos de
tener el acceso a comprar de Dios esas riquezas de conocimiento.