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Probando el Corazón



Hay momentos de definiciones.

Definir qué rumbo o camino tomar.


Algunas personas sienten en su interior intensos cuestionamientos.

¿Qué pasa cuando se siente estar en medio de pruebas? Y no cualquier clase de pruebas, pruebas que apuntan directo al corazón, a las emociones propias. Creencias, convicciones, lo que se asumía que era verdad, y amargamente se va descubriendo que la verdad no es tal...

Cada uno de nosostr@s tiene sus propias ideas, su propio mundo personal. Cada cual, en su corazón, asume que está en la religión verdadera, o Iglesia verdadera, o ideología política que dará solución real a los problemas de la sociedad actual.

¿Qué creer, qué pensar?

Cada un@ es responsable de su propia Verdad Interior. De su propio corazón. Los creyentes son responsables de su propia espiritualidad personal. Es un hecho. Hay quienes han depositado su confianza, su corazón mismo, la responsabilidad de hacerse cargo de la propia espiritualidad a otra persona u organización: llámese Iglesia Católica, Testigos de Jehová, Evangélicos, Anglicanos, Metodistas, Adventistas, etc.

En ese orden de ideas, sería entonces el Papa, el Cuerpo Gobernante, el Pastor de la Iglesia, el Arzobispo de Canterbury o el líder de turno el responsable de la propia espiritualidad.

¿Lo son realmente estos personajes?

La evidencia muestra que no existe hombre o mujer en la Tierra que sea más eficaz para conducir al corazón y las emociones que Dios mismo.

Tal vez esa es la verdad espiritual más dura de aceptar. El hecho de que sólo Jehová puede guiar el corazón, darle orden, claridad, luz y esperanza.

No se niega con estas palabras la responsabilidad de quienes dicen ser hombres y mujeres guías espirituales. Que hay ciegos guiando a ciegos es un hecho, es cada día más evidente.

¿Qué hacer, a quién acudir en estos tiempos de probar el corazón?

A Jehová.

Dice la Biblia:

Yo, Jehová, estoy escudriñando el corazón, examinando los riñones, aun para dar a cada uno conforme a sus caminos, conforme al fruto de sus tratos.
Jeremías 17:10

La idea central de estas palabras es que cada persona tiene corazón y riñones simbólicos, es decir, emociones y sentimientos profundos, un genoma emocional formado a lo largo de los años, y las experiencias vividas. Y día a día se manifiesta lo que se es en el corazón.

Jehová prueba los corazones. Examina lo profundo del Ser de cada un@ de nosotr@s.

¿Qué significa que el corazón sea probado?

Pero Jehová dijo a Samuel: “No mires su apariencia ni lo alto de su estatura, porque lo he rechazado. Porque no de la manera como el hombre ve [es como Dios ve], porque el simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón”.
1 Samuel 16:7

Dios ve el corazón. Dios lee el corazón de cada persona, ángel, no importa si es bueno o malo.
Para Dios el corazón es un libro abierto. Lo conoce.

Pero ese es Jehová el que conoce el corazón. Pero cada persona debería entrar en la posesión del conocimiento de su propio corazón. ¿Para qué? ¿Se imagina lo útil que es conocer el propio corazón, tener conocimiento y entendimiento del por qué de cada pensamiento, de cada emoción y cada sentimiento propios y poderlos corregir?

Eso es posible, sólo para aquella persona que se somete a la dirección de Dios en su vida y su corazón.

¿Y si uno no quiere hacerlo?

Se es libre de no hacerlo.

Pero no es puede evadir el Principio de Causalidad: Causa y Efecto.

Negarse a someterse a la dirección de Dios tiene sus consecuencias. Y en estos tiempos de prueba, aún más.

Si hay dudas, cuestionamientos sobre la propia religión, creencia o fe, ¿a quién acudir?

La Biblia indica a Quién acudir:

Oh Jehová de los ejércitos, feliz es el hombre que está confiando en ti.

Salmo 84:12


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