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Saber pensar

P e n s a r  

es el trabajo más difícil que existe. 

Quizá sea ésta la razón por la que haya pocas personas que lo practiquen.  

Henry Ford


Conocemos de Henry Ford que fue el pionero en la fabricación de automóviles sencillos y baratos destinados al consumo masivo de la familia media americana. Con su modelo T, Ford puso el automóvil al alcance de las clases medias, introduciéndolo en la era del consumo en masa; con ello contribuyó a alterar drásticamente los hábitos de vida y de trabajo y la fisonomía de las ciudades, haciendo aparecer la «civilización del automóvil» del siglo XX.

Henry Ford no era un graduado de una prestigiosa universidad, como Yale o Harvard, ni hizo un MBA, o se formó en un programa de Management. Sin embargo, cambió el mundo industrial con su procedimiento para reducir los costes de fabricación: la producción en serie, conocida también como fordismo. Dicho método, inspirado en el modo de trabajo de los mataderos de Detroit, consistía en instalar una cadena de montaje a base de correas de transmisión y guías de deslizamiento que iban desplazando automáticamente el chasis del automóvil hasta los puestos en donde sucesivos grupos de operarios realizaban en él las tareas encomendadas, hasta que el auto estuviera completamente terminado. El sistema de piezas intercambiables, ensayado desde mucho antes en fábricas americanas de armas y relojes, abarataba la producción y las reparaciones por la vía de la estandarización del producto.

Henry Ford sin duda, supo pensar. Supo usar su facultad del pensar correcto para solucionar problemas, y logró resultados que fueron imitados por otros. Esto hace reflexionar en el hecho de que todos tenemos facultades mentales, que todos podemos pensar. Pero, ¿de qué calidad son nuestros pensamientos?

Debemos hacer tiempo para pensar, para aprender a pensar. Pensar es inevitable, lo hacemos todo el tiempo e inconscientemente, pero si tomamos consciencia de la importancia de nuestro pensar, y en aprender a hacerlo, nuestra vida y calidad de vida puede ser mucho mejor. Algo que podemos tomar en cuenta es que debemos buscar un lugar agradable para pensar y meditar. Sí, de la misma manera como cuando estudiamos para aprender, creamos las condiciones para poder aprender, también debemos aprender a pensar con las condiciones apropiadas. Tomarse un tiempo para estar a solas, conocerse a sí mismo y pensar en qué piensas, cómo piensas, y qué resulta de lo que piensas. 

Hay que reflexionar en lo siguiente: ¿es correcto, positivo y optimista lo que tenemos en la mente? Nuestra vida sería distinta si pensáramos diferente. Por ejemplo, al leer la Biblia me sirve para analizar mis pensamientos. Hago anotaciones y saco ideas porque de esa uno tiene un espejo en el cual reflejar los propios pensamientos. La lectura de la Palabra de Dios puede ayudarnos a darle forma y aclararse uno la mente y tomar consciencia de lo que uno piensa. Es una excelente manera de descubrir si uno tiene grandes o pequeños pensamientos, o si se es pesimista, negativo y si uno está manejando mal el estrés. Esa lectura de las Escrituras revelan aquello en que se piensa y se puede mejorar. Por ejemplo, si leemos el relato bíblico de la ocasión en que Jesucristo conversó con la mujer samaritana que está en Juan 4, podemos reflexionar en el hecho de que Jesucristo, a pesar de saber qué condición moral tenía la mujer, la trató con dignidad y respeto, estuvo dispuesto a revelarle directamente que Él era el Mesías, y que Dios busca a los adoradores para que le adoren con "espíritu y verdad". Este relato nos muestra qué pensamientos tener sobre otras personas, particularmente aquellas que no sean de la misma nacionalidad, condición social, o de estilo de vida que nos parezca "cuestionable". 

¿Tendemos a sacar conclusiones negativas y a priori de otras personas por el simple hecho de que son de otro país? ¿Las etiquetamos con una marca "negativa" por ser de creencias diferentes a las de uno? 

Lo interesante de este relato es que esta mujer, demostró tener más fe que los orgullosos y santurrones "fariseos".

Sin duda alguna que la manera en que vemos a otras personas tiene relación directa sobre cómo nos vemos a nosotros mismos, con el cristal con que nos vemos. ¿Qué pensamos de nosotros mismos? ¿Tendemos a siempre vernos con pesimismo? ¿Solemos decirnos que somos fracasados, que no servimos para nada, que todo nos sale mal?

Evidentemente, existe una directa relación entre la calidad de nuestros pensamientos sobre nosotros mismos, y lo que pensamos de Dios y de otras personas. Por lo general, quienes tienen una visión distorsionada de Dios, le ven como un ser distante y frío. Y el resultado es que prefieren tener una vida "religiosa" basada en obras mecánicas, carentes de ese "primer amor" que nunca debemos permitir que se enfríe hacia nuestro Padre en los Cielos.

Cierto es que Dios nos invita a usar bien nuestra mente, como se declara en esta cita bíblica: 

Filipenses 4:6-7

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Una mente que está en la Paz de Dios no es una mente repleta de pensamientos negativos, pesimistas, de derrota, de duda, de desánimo, de autoestima baja, de juicio y condenación a otros constante. 
De Dios busquemos imitarlo en Sus infinitos pensamientos de bien, tenemos que educar nuestra mente para no ser mal pensados, creer siempre lo bueno y no lo malo. Solamente de esa forma lograremos salir adelante. No se puede uno dejar dominar por malos pensamientos.

Isaías 55:6-7 nos pide: Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.

Este pasaje de la Biblia suele aplicarse a quienes tienen una vida "errada", alejada de Dios. Se aplica a quienes no son creyentes, para que se vuelvan a Dios, pero, ¿qué hay de quienes ya sean creyentes en Yahvé como Único Dios Vivo y Verdadero? Los pensamientos depresivos, la falta de interés y pesimismo también te alejan de la vida que es conforme a la buena, acepta y perfecta voluntad de Dios.


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