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Gabriel, mensajero de Dios


El ángel Gabriel es quien anuncia a María que será la madre del Mesías. También anunció a Zacarías, un sacerdote, que sería padre de Juan, el Bautista o Bautizante. Y hacia el siglo VI a. C., fue enviado al profeta Daniel para darle 2 mensajes proféticos.

Gabriel es, junto a Miguel, el único ángel que da a conocer su nombre en la Biblia. Y sus apariciones en las Escrituras revelan aspectos del carácter de Dios y de los seres espirituales.

La primera vez que apareció ante Daniel, fue por orden divina:

Aconteció que mientras yo, Daniel, consideraba la visión y procuraba comprenderla, se puso delante de mí uno con apariencia de hombre. Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo: "Gabriel, enseña a este la visión"
Daniel 8

Gabriel es enviado a Daniel para darle entendimiento. De un sueño profético. Pero Gabriel instruyó a Daniel claramente sobre el hecho de que esa visión profética era para el tiempo del fin. Debía entender que él era el receptor de la profecía, mas no el intérprete de la misma, puesto que su cumplimiento sería para el tiempo del fin. Sin embargo, reveló el contenido de la profecía. Dio a Daniel ánimo para que recibiera la profecía, y la pudiera escribir, profecía que leemos en Daniel 8.

Una de las funciones de los ángeles en la Biblia es la de dar mensajes. Su nombre en hebreo significa "mensajero". Los ángeles son seres espirituales. Para poder aparecer ante los humanos, deben materializar un cuerpo. Por ello se les describe como hombres en la Biblia, aunque revestidos en ocasiones con luz.

Su presencia causaba temor. A ese tipo de experiencias les llaman numinosas. Viene del latín numen, que significa la presencia de un poder espiritual autónomo. Puede ser una experiencia positiva o negativa, dependiendo de quién es el ser que aparece.

Por ello las apariciones angelicales en la Biblia son mencionadas en circunstancias muy específicas, en las que el ángel dirige la atención al mensaje de Jehová, y no a sí mismo. Gabriel no hace milagros. Eso hubiera dirigido la atención al ángel, a su poder, y no a lo que Dios deseaba comunicar a las personas recipientes del mensaje. Por supuesto, las apariciones de ángeles en la Biblia no siguen un patrón similar. TODAS son diferentes, pero siempre el énfasis era el MENSAJE, no el MENSAJERO (el ángel).

Los ángeles, como Gabriel, poseen una inteligencia sobrehumana. Tienen capacidades que humanos imperfectos, no tienen. Por ejemplo, una visión clara del tiempo y el espacio. 
¿Cómo entender el tiempo? ¿O el espacio? ¿O la multidimensionalidad de la persona de Dios y su influencia en la historia del Universo y la Humanidad? Esos asuntos parecen dignas de cuestiones teológicas o filosóficas. 

Los ángeles, como Gabriel, tienen claridad de que Dios es Luz. Y que Él envía luz y verdad. En la Biblia se declara que los ángeles ven con detenimiento cómo Dios despliega su sabiduría en Sus tratos con la Humanidad. ¿No se supone que los ángeles en el Cielo lo saben TODO? NO. 

En los ángeles, como Gabriel, el tiempo es eterno. No hay límites en el tiempo. No hay el afán de que las cosas sean "YA". Ellos saben que todo tiene su tiempo y ocasión en el tiempo de Dios. Y con certeza, lo que Dios señala que sucederá en el futuro, así será. Ellos se muestran atentos, expectantes a lo que sucede. Sin especulaciones. ¿Será así? ¿Ocurrirá de esta forma? No, no es lo que ellos hacen. Ellos mantienen su expectativa alerta en lo que sucede de forma real y efectiva. No en las conjeturas que ellos hagan.

Los ángeles, como Gabriel, aprenden de Dios y de los humanos. Por ejemplo, Gabriel trató directamente con 3 humanos en un lapso de 600 años: el profeta Daniel, Zacarías (padre de Juan el Bautista) y María, la madre de Jesús.

EN cierta ocasión, se apareció a Daniel. ¿Qué hacía Daniel en ese momento que aparece el ángel Gabriel? Oraba a Dios. Era una oración en búsqueda de entender y discernir tiempos proféticos. Daniel había discernido que se acercaba el fin de los 70 años de desolación de Jerusalén, hecho ocurrido en 587 a. C. Así que Daniel, en oración ruego y ayuno buscó de Dios respuestas. ¿Y ahora qué pasaría con el propósito de Dios? La respuesta Jehová la dio, en la persona del ángel Gabriel, en la profecía de las 70 semanas que señalaban al Mesías.

El ángel Gabriel, relata Daniel "volaba con presteza". A los ángeles sabemos que se les muestra con alas en la Biblia, eso indica velocidad y movimiento. Gabriel se aseguró de cumplir enseguida su misión.

Reflexionando un poco sobre las palabras de Gabriel a Daniel, ciertamente debió ser maravilloso para Daniel escuchar que era muy amado por Dios. Esas son palabras que hacen falta escuchar. Que somos amados y amadas de Dios. Que a pesar de nuestros errores y fallas, Dios nos ama, y espera lo mejor de cada uno de nosotros. Que Dios está atento a nuestros ruegos, que escucha con amor lo que le decimos, sea lo que sea. Que en esa búsqueda de entender y discernir asuntos espirituales, Él desea darnos entendimiento y hacernos conocer las cosas.


Hoy día no tenemos ese tipo de sucesos. No obstante, cada vez que alguien nos dice una palabra de ánimo, o de esperanza, o nos ilumina el entendimiento y discernimos que se responden nuestras oraciones, o encontramos esa solución "perfecta" a un problema que tengamos, que parece arreglado "casualmente", ¿no será acaso un ángel, como Gabriel, que voló enseguida, enviado por Dios, para respondernos, ayudarnos y consolarnos? Y cuando somos nosotros los que damos esa palabra de fe y esperanza, y aseguramos a otra persona que Dios le ama, y le servimos de ayuda, ¿no seríamos nosotros en ese caso, como un ángel que llegó en el momento oportuno de la forma apropiada para ser la respuesta de Dios a la oración de alguien?


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