Metamorfosis espiritual
“Quiero cambiar mi vida”, ese es el deseo de muchas personas. ¿Qué
quieren cambiar? Puede ser la casa en la que viven, o el carro que tienen,
quizás el trabajo o negocio que en este momento les sirva de sostén económico.
Otras personas desean hábitos dañinos, como el consumo de alcohol en exceso, o
de tabaco y cigarrillo. O sencillamente el cambio que buscan es el de verse más
delgadas, tener un mejor cuerpo, lucir mejor.
La aspiración de tener una vida mejor es natural y normal. Nadie en su
sano juicio pensaría en que desea tener una vida peor de lo que es ahora, no
importan sus circunstancias.
Para alguien que desea seguir a Jesucristo, el cambio no es opcional. Es imprescindible. No se puede seguir a
Cristo sin romper con el pasado, y con todo aquello que no está en sintonía con
aquello que Jesús enseñó. Razón por la cual vemos cómo, por ejemplo, un hombre
como Pedro era un pescador de peces
en el mar de Galilea, y se convirtió en pescador de hombres. O cómo Pablo era un judío fariseo celoso, y se
convirtió en un ministro y apóstol a las naciones. Recordamos que estos hombres
no se metieron en una especie de cajita mágica o túnel del tiempo y salieron
convertidos en cristianos maduros, establecidos y fundados sobre la base del
propósito de Dios centrado en Cristo Jesús.
Tanto Pedro como Pablo, tuvieron que vivir un proceso espiritual de cambio. Tuvieron que vivir una metamorfosis espiritual. ¿Qué es eso?
Lo define Pablo en su carta a los Romanos 12:1, 2:
Les suplico por las compasiones de Dios,
hermanos, que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios,
un servicio sagrado con su facultad de raciocinio. Y dejen de amoldarse a este orden
de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente,
para que sean capaces de probar para ustedes mismos lo que es la buena y la
acepta y la perfecta voluntad de Dios.
Pablo hablaba estas palabras a cristianos que tenían cierto tiempo
andando según lo que habían aprendido de la fe cristiana. ¿Era suficiente con
decir “tengo X años siendo cristiano”? No, y Pablo lo expresó por medio de esta
súplica a los romanos. Pablo entendió, como apóstol y maestro, que el seguir a
Jesús no era asunto de comenzar una carrera, o una forma de vida. Se trataba de
un proceso continuo de aprendizaje, de ser guiado y enseñado para adorar a
Dios, siguiendo el modelo Crístico. El modelo Crístico es el que estableció
Jesús de Nazaret para adorar al Padre con espíritu y con verdad. Tiene como
base fundamental el llegar a conocer a Dios y relacionarse con Él como ese
Padre amoroso, que desea que por medio de Su Hijo, dar la oportunidad de
obtener esa plena condición de Hijos e Hijas de Dios, sin el temor al pecado,
al error, o a cualquier otra idea equivocada que nos haga creer que estamos
lejos del Padre.
¿Verdad que no es fácil creerse que uno puede tener valor ante Dios?
¿Cierto que verse como Hijo o Hija de Dios suena como algo imposible? Pero es posible.
Pablo establece lo siguiente:
“Prueben
para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios”
La voluntad de Dios es buena, acepta y perfecta. Jehová tiene buenos
deseos y planes para cada uno de nosotros. Nos ve con un gran potencial. No nos
ve como si fuéramos un “caso perdido”. Ve en nosotros lo que podemos ser. Pablo escribió en la misma
carta a los Romanos que si Dios está con uno, no habrá nadie que pueda
vencernos. Y que nada puede separarnos del amor de Dios que está en Cristo
Jesús. Esa es parte de la buena, acepta y perfecta voluntad de Dios para cada
uno de nosotros. El punto es que esas realidades hay que probarlas. Probarlas para uno
mismo, enfatizó Pablo.
Pero, hay un proceso que iniciar, antes de poder estar consciente de
estas cosas. Hay que rehacer la mente.
Eso
es la metamorfosis espiritual. Re – hacer la mente. ¿Qué significa?
Cuando Pablo escribió: “Transfórmense rehaciendo su mente”, hablaba a
una en el griego original usó una forma del verbo que implica acción continua. La metamorfosis de la mente es
como la metamorfosis de un insecto. Ellos renuevan por completo su apariencia
mediante este proceso de metamorfosis (literalmente, “cambio de forma”). Y los
cambios pueden ser espectaculares. Gusanos se convierten en moscas, orugas en
mariposas y larvas acuáticas en libélulas voladoras. Cientos de miles de
insectos pasan por tal proceso.
Ciclo de Vida de la Mariposa Monarca, un insecto que pasa por una metamorfosis total |
Crisálida o ninfa de una mariposa monarca |
Una mariposa monarca antes de la metamorfosis
Una mariposa monarca después de la metamorfosis
Para que lo entendamos mejor: esto es comparable a que un tren se convierta
en avión. Algo insólito, pero cierto. Por ejemplo, la mariposa. Mientras la
oruga está en su fase de crisálida, la mayor parte de los tejidos y órganos
corporales desaparecen, mientras se desarrolla un nuevo conjunto de estructuras
para su etapa adulta, como las alas, los ojos y las antenas. La metamorfosis es
un cambio en el modo de vida.
Por ejemplo, la libélula en estado larvario captura pequeños peces o
renacuajos, pero cuando se hace adulta y vuela, cambia a una dieta insectívora.
Es como si un hombre pasara sus primeros veinte años nadando en el mar y el
resto de su vida volando como un pájaro.
Así es el proceso de metamorfosis espiritual. Se inicia con la voluntad y la firme decisión de iniciar ese camino espiritual que enseñó Jesucristo. A medida que avanza el tiempo, las experiencias y vivencias tienen su propia enseñanza, y son parte del proceso, ese que nos conduce a ser ese barro en manos del Gran Alfarero. Definitivamente, ser una "crisálida" espiritual no es fácil. Muchas cosas tienen que desaparecer de nuestra mente y corazón. Así como la mariposa pierde tejidos y órganos que no necesita en su vida de mariposa, hay que despojarse, como cristiano o cristiana, de todas esas estructuras mentales y de actitud que uno tiene, y no son acordes a esa nueva personalidad que debe asemejarse a la de Cristo. No queremos ser una mejor versión de nosotros mismos. Se trata de ser como Cristo, llevar su imagen, para ser hechos semejantes al Unigénito de Dios.
Somos un antes y un después. Y todo depende de rehacer la mente. De la metamorfosis de la mente.
¿Cómo entender esto de la metamorfosis de la mente?
Todos tenemos una mente, un sistema de pensamientos, de creencias,
opiniones, valores, y tenemos un sistema emocional propio. Pero, al conocer de
las enseñanzas de Jesús, esos sistemas de pensamientos tienen que ser
transformados. Los principios espirituales que Jesús enseñó deben ser parte del ADN de esta
mente nueva. Porque la mente está hecha.
Pero hay que rehacerla. Eso
significa un cambio total.
¿Recuerda la ilustración del vino nuevo en odre
nuevo? El vino nuevo de la enseñanza de Cristo debe quedarse dentro del odre
nuevo. El odre nuevo es nuestra mente, y debe tener la suficiente capacidad de
elasticidad para soportar una nueva enseñanza. La de Cristo.
En el Siglo I hubo gente que quedó fascinada con Jesús. Con sus
milagros. Con su carisma. Pero no fueron capaces de cambiar. De dejar atrás el arcaico y obsoleto sistema judío por la
luz maravillosa que Jesús daba con lo que hizo e instruyó a otros. No se
trataba de cambiar algo a ciegas. Jesús había demostrado con suficiencia que
era el Mesías, y tenía en su poder la capacidad de hablar directamente de lo
que Jehová Dios deseaba transmitir al pueblo. ¿Era el judaísmo mejor que eso?
Vivimos en una situación similar. El llamado “cristianismo” en todas sus
manifestaciones religiosas, ha quedado como ese judaísmo gastado, vacío,
carente del espíritu de Dios. Por otra parte, aquel que es el “camino, la
verdad y la vida”, siempre nos hace el llamado a acercarnos a Él y aceptar el
desafío de seguir sus pasos.
Seguir los pasos de Jesús va más allá de seguir cierta forma de vestir,
de tener un lenguaje educado, o de llevar una vida moralmente limpia. Se trata de una transformación total de la
mente. Pablo explica que el cristiano debe dejar de amoldarse a este mundo, u
orden de cosas ¿No se supone que si uno se viste de forma decorosa, es buena
persona, y tiene una vida moral, ya dejó de amoldarse a este mundo? No. Uno
puede hacer todas esas cosas y más, pero seguir sin tener una mente
transformada.
De hecho, hay un pasaje bíblico escrito por Pablo en Efesios 4:17-19 que
puede ayudarnos a tener una perspectiva más amplia de lo que significa
transformar la mente. Leamos:
Esto por tanto digo, y de ello testifico en el Señor:
que ya no sigan ustedes andando tal como las naciones también andan en la inutilidad de su mente, 18 mientras mentalmente se hallan en oscuridad, y alejadas de la vida que pertenece a Dios,
a causa de la ignorancia que hay en
ellas, a causa de la insensibilidad de
su corazón. 19 Habiendo
llegado a estar más allá de todo sentido
moral, se entregaron a la conducta relajada para obrar toda clase de
inmundicia con avidez.
Note que aquí Pablo describe cómo son las personas que se amoldan o conforman a este mundo o sistema de cosas. ¿Qué hacen? Tienen una
mente inútil, su mente está en oscuridad, están alejadas de una vida
espiritual, están en ignorancia, tienen un corazón insensible, y su sentido
moral rebasó todo límite de sentido moral. Si ponemos la lupa en cada frase que
menciona Pablo, vemos que un cristiano que no está usando sus facultades de
raciocinio, que no reflexiona, que no se deja escudriñar plenamente por la
palabra de Dios, tiene una mente… inútil. No la está usando para profundizar en
su sistema de pensamiento y hacerlo obediente al Cristo. Tener una mente en
oscuridad significa no tenerla iluminada con la luz que da el espíritu santo,
que junto al estudio profundo de las Escritures, da comprensión plena,
progresivamente, de la voluntad y propósito de Dios.
Ser discípulo requiere una continua reflexión sobre nuestra motivación.
¿Qué impulsa nuestros pensamientos y acciones? Se dice que podemos pedir a Dios
su espíritu santo, que nos puede ayudar a desplegar cualidades como el “amor,
gozo, paz, gran paciencia, lo bueno, la bondad, fe, apacibilidad, dominio
propio”. Ese es el fruto del espíritu. Son un fruto. Pero la responsabilidad de
sembrar las semillas de esas cualidades y desarrollarlas, no es algo
automático. Requiere trabajo, esfuerzo, una metamorfosis total.
Nota:
La palabra griega psy·kjḗ se
define en los léxicos griegos como “vida”,
y “el ser o la personalidad consciente
como centro de las emociones, deseos y afectos”, “un ser vivo”, y ese término
se usó para referirse a “animales” no solo en la Biblia, sino en obras
griegas. Por supuesto, como esas fuentes tratan principalmente de los escritos
griegos clásicos, también incluyen todos los significados que los filósofos
griegos paganos dieron a esa palabra, como: “espíritu
difunto”, “el alma inmortal e
inmaterial”, “el espíritu del
universo” y “el principio inmaterial del movimiento y la vida”. Seguramente, el
término psy·kjḗ también se aplicaba
a la “mariposa” o “polilla”, criaturas que experimentan
una metamorfosis, transformándose de oruga en criatura alada, debido a que
algunos de los filósofos paganos enseñaron que el alma salía del cuerpo al
momento de morir. (Greek-English Lexicon, de Liddell y Scott, revisión de
H. Jones, Oxford, 1968, págs. 2026, 2027; New Greek and English
Lexicon, de Donnegan, 1836, pág. 1404.)