Jezabel
Si leyéramos el periódico, con las últimas noticias del Israel de hace casi 3.000 años, veríamos estas noticias:
Murió trágicamente la Reina Jezabel, al caer de una ventana. Lamentablemente, no pudo ser enterrada. Los perros se comieron sus carnes.
¡¿Cómo es posible?! La poderosa Jezabel ha muerto, y de una forma tan absurda, cayendo de una ventana...
Seguramente esta noticia debió afectar muchísimo a los habitantes de Israel, particularmente en la ciudad de Samaria, la capital del reino de 10 tribus.
¿Cómo reaccionar ante este suceso?
Algunos no se extrañarían de este acontecimiento. Después de todo, tiempo atrás, Elías el Profeta había dicho sobre Jezabel:
"Los perros se comerán a Jezabel"
1 Reyes 21:23
¿Por qué Dios dio una sentencia así contra esta mujer?
Veamos.
Jezabel era hija de Etbaal, rey de Sidón, quien según un historiador, Menandro (Contra Apión, de Flavio Josefo, libro I, sec. 18) era un sacerdote de Astarté (Astoret), que asesinó a su propio rey a fin de conseguir el trono. Es decir, el padre de Jezabel se hizo rey por la violencia y el asesinato.
Como solía suceder en aquellos tiempos, se hacían alianzas matrimoniales. Acab, rey de Israel durante la última mitad del siglo X a. C., decidió casarse con la hija de este rey sidonio, Jezabel. ¿Cuál era el problema? Que Acab era israelita, y estaba bajo la obligación de respetar la Ley de Moisés, que estipulaba casarse sólo con mujeres israelitas, así que este rey desobedeció una ley espiritual que le hubiera asegurado éxito como rey y en su matrimonio.
Pero Acab no era precisamente un rey fiel a Dios. Toleró una forma de adoración a Jehová que se hacía por medio de los becerros de oro, que un rey anterior, Jeroboán, había mandado hacer. Es decir, él, antes de casarse con Jezabel, ya era un rey idólatra, a quien las leyes de Dios le tenían sin cuidado.
¿Qué pasó, en materia de religión, tras este matrimonio tan singular? La Biblia indica:
Elías va y le dice a Acab que habría una sequía, que duró tres años y seis meses. Únicamente volverían las lluvias ‘por orden de la palabra’ de Elías. Acab lo buscó en todas las naciones y reinos circundantes, pero se mantuvo fuera de su alcance hasta cierto tiempo.
Acab trató de culpar de la sequía y el hambre, a Elías refutó. ¿Era Elías el problema? Si había sequía y hambre, ¿quién era el responsable? El verdadero causante era Acab, por tolerar la adoración a Baal que Jezabel promovía.
Para probar quién era el Dios Verdadero, si Jehová o Baal, se llevó a cabo una prueba en la cima del monte Carmelo. El resultado es conocido: Baal no pudo hacer nada, y el sacrificio de Elías fue consumido por Jehová, el Dios verdadero. ¿Por qué se hizo esa prueba? Porque los israelitas estabn indecisos. No sabían qué hacer, ni qué creer. Tenían miedo, les daba pánico creer que su religión, su organización visible, fuese un fraude. Tras el resultado de la prueba, los profetas de Baal fueron muertos por mandato de Elías y poco después cayó un aguacero que puso fin a la sequía. Acab regresó a Jezreel, donde estaba su esposa, y le informó de las actividades de Elías contra la adoración a Baal. Jezabel reaccionó profiriendo más amenazas contra Elías, y este huyó al monte Horeb.
Sí, llegó a haber 450 profetas de Baal y 400 profetas del poste sagrado, y Jezabel los atendía a todos ellos y los alimentaba de su propia mesa real, a expensas del Estado. A pesar de sus esfuerzos por eliminar la adoración de Jehová, finalmente ‘todas las rodillas que no se habían doblado a Baal, y toda boca que no lo había besado’ ascendían, según reveló Jehová, a 7.000 personas. Es decir, 7.000 personas en todo Israel, que no eran conocidas por Elías cada una, eran las únicas que siguieron fieles a Dios.
Tiempo después, Acab murió y fue sucedido primero por Ocozías, hijo de Jezabel, que reinó por dos años, y después por Jehoram, otro de sus hijos, que reinó durante los siguientes doce años, después de lo cual por fin desapareció la dinastía de Acab. Mientras tanto, durante los reinados de estos hijos, Jezabel, que entonces desempeñaba el papel de reina madre, promovía en el país sus actos diversos, entre ellos, sus hechicerías. Su influencia llegaba hasta Judá, el reino del Sur, donde su hija Atalía, casada con el rey de Judá, continuó con el espíritu de Jezabel, por seis años más después de la muerte de su madre.
Cuando Jezabel se enteró de que Jehú, ungido por Elías en el nombre de Dios, había matado a su hijo, el rey Jehoram, y que estaba en camino a Jezreel, se pintó los ojos, se arregló el cabello y se colocó en una ventana superior que daba a la plaza del palacio. Desde allí saludó al conquistador en su entrada triunfal, diciendo: “¿Le fue bien a Zimrí, el que mató a su señor?”. Este saludo, irónico, era una amenaza indirecta, pues Zimrí se había suicidado a los siete días de matar a su rey y usurpar el trono cuando vio su vida amenazada. En pocas palabras, Jehú, si intentaba algo contra ella, correría el mismo destino.
La respuesta de Jehú fue: “¿Quién está conmigo? ¿Quién?”. Cuando dos o tres oficiales de la corte se asomaron, les ordenó: “¡Déjenla caer!”. Con el peso de la caída, su sangre salpicó la pared y los caballos, y probablemente los caballos la pisotearon. Poco después, cuando fueron los hombres para enterrar a esta “hija de rey”, vieron que los perros, que se alimentaban de carroña, ya casi se habían deshecho de ella, como había predicho “la palabra de Jehová que él habló por medio de su siervo Elías”, y solo habían dejado el cráneo, los pies y las palmas de sus manos como demostración de que todo lo que Jehová dice se realiza (Léase 2 Reyes 9:32-37).
Murió trágicamente la Reina Jezabel, al caer de una ventana. Lamentablemente, no pudo ser enterrada. Los perros se comieron sus carnes.
¡¿Cómo es posible?! La poderosa Jezabel ha muerto, y de una forma tan absurda, cayendo de una ventana...
Seguramente esta noticia debió afectar muchísimo a los habitantes de Israel, particularmente en la ciudad de Samaria, la capital del reino de 10 tribus.
¿Cómo reaccionar ante este suceso?
Algunos no se extrañarían de este acontecimiento. Después de todo, tiempo atrás, Elías el Profeta había dicho sobre Jezabel:
"Los perros se comerán a Jezabel"
1 Reyes 21:23
¿Por qué Dios dio una sentencia así contra esta mujer?
Veamos.
Jezabel era hija de Etbaal, rey de Sidón, quien según un historiador, Menandro (Contra Apión, de Flavio Josefo, libro I, sec. 18) era un sacerdote de Astarté (Astoret), que asesinó a su propio rey a fin de conseguir el trono. Es decir, el padre de Jezabel se hizo rey por la violencia y el asesinato.
Como solía suceder en aquellos tiempos, se hacían alianzas matrimoniales. Acab, rey de Israel durante la última mitad del siglo X a. C., decidió casarse con la hija de este rey sidonio, Jezabel. ¿Cuál era el problema? Que Acab era israelita, y estaba bajo la obligación de respetar la Ley de Moisés, que estipulaba casarse sólo con mujeres israelitas, así que este rey desobedeció una ley espiritual que le hubiera asegurado éxito como rey y en su matrimonio.
Pero Acab no era precisamente un rey fiel a Dios. Toleró una forma de adoración a Jehová que se hacía por medio de los becerros de oro, que un rey anterior, Jeroboán, había mandado hacer. Es decir, él, antes de casarse con Jezabel, ya era un rey idólatra, a quien las leyes de Dios le tenían sin cuidado.
¿Qué pasó, en materia de religión, tras este matrimonio tan singular? La Biblia indica:
Además, levantó un altar a Baal, en la casa de Baal que edificó en Samaria. Y Acab pasó a hacer el poste sagrado; y Acab llegó a hacer más para ofender a Jehová, el Dios de Israel que todos los reyes de Israel que hubo antes de él.
1 Reyes 16:32-33
Un templo nuevo y un altar a Baal, un poste sagrado fálico, eran la "novedad" en Israel. Acab hizo que Jezabel se sintiera en plena libertad para introducir esta "nueva" forma de religión. En poco tiempo ya había 450 profetas de Baal y 400 profetas del poste sagrado, todos los cuales comían de la mesa real de Jezabel. ¿Qué hacer con los que respaldaban la adoración a Dios? Jezabel ordenó la muerte a espada de los profetas verdaderos de Jehová, pero por la acción de Abdías, un hombre de fe que manejaba los asuntos de la casa de Acab, se conservó con vida a cien de ellos, pues los escondió en cuevas donde subsistieron a base de pan y agua.
Hasta este punto de la historia, vemos algunos detalles. Jezabel llegó a Israel, porque Acab decide casarse con ella. Y le permite introducir una nueva religión o culto en una nación que estaba en una relación de pacto con Dios. Es decir, Israel ya tenía un Dios al cual adorar, un Templo en Jerusalén, y un sacerdocio establecido. Pero por falta de fe en este Dios, Jehová, Acab se casa con una mujer que tenía muy claros sus objetivos: potenciar su religión, la de Baal.
Jezabel es una persona devota, fiel a su fe. Hace en Israel lo que ella creyó, en lo más profundo de su corazón que era lo que su dios Baal le pedía. Era una persona sincera, que se esforzaba vigorosamente en que su religión prevaleciera en Israel.
Dicen que es más culpable el que tolera una situación que sabe que es incorrecta, que no hace nada para evitarla, que quien la hace. Acab toleraba el accionar de Jezabel, siendo un rey, la figura de autoridad, quien tenía la responsabilidad de ser garante de la adoración verdadera ante Dios. Decir que Acab no era responsable ante Dios es un error. Todos somos responsables ante Dios por nuestras acciones, o por aquellas que debiéndolas hacer, no las hacemos.
Para Jezabel, es necesario eliminar a todo profeta de Dios. ¿Por qué? Ella es una profetisa del dios Baal, y hace una labor en favor de Baal y de su adoración, promoviendo a más de 800 profetas para que sean multiplicadores de la nueva fe.
Los profetas de Dios fueron quitados de en medio. Jezabel quería ser la única voz autorizada para hablar, para enseñar, ser el único canal del cual bebieran información espiritual los israelitas. Abías, un hombre fiel a Dios, escondió a los últimos 100 profetas de Dios en Israel, escondiéndolos en cuevas. ¿Por qué en cuevas? Porque así se mantendrían con vida los únicos que estaban luchando en contra de una corriente de letargo, de somnolencia espiritual, que había invadido las consciencias de los israelitas, que bebían sin reparos la nueva enseñanza de Jezabel.
Jezabel era profetisa. Es decir, proclamaba profecías, mensajes inspirados, enseñanzas provenientes de una fuente superior sobrehumana, Baal. Bueno, sabemos que Baal realmente no existía. Entonces, ¿qué espíritus inducían a Jezabel
Sin duda alguna, la novedad para Israel era esta mezcla de espiritismo, hechicería y actos "inspirados" por Baal... que se supone eran para el "bien" de Israel. Realmente eran más bien, los seres espirituales malignos, los que eran el verdadero poder tras la religión de Jezabel.
Esto nos hace recordar aquellas palabras de Pablo a los Corintios, sobre un ser espiritual maligno que se "transformaba" en un "ángel de Luz". ¿Cómo puede ser esto cierto?
Este es un punto importante, porque Jesucristo, en su mensaje a una de las 7 iglesias de Apocalipsis, que representan a todas las denominaciones cristianas, aclaró sobre una amenaza que existía dentro del cristianismo: el espíritu de Jezabel. Y es dirigiéndonos al personaje histórico, el cómo podemos entender estas palabras de advertencia del Señor Jesucristo.
La Jezabel de la que habla Jesucristo está dentro del cristianismo, no habla en nombre de Baal sino en el nombre de Dios, Jehová. Usa el nombre del Padre para "profetizar", para venderse a sí misma como el único "canal" o "conducto" para adorar a un Dios que no desea religión, sino adoración en espíritu y verdad como enseñó Jesús. Pero volvamos a la historia bíblica.
En ese escenario de silencio, en el que nadie era capaz de oponerse al poder oficial, establecido que habían creado como organización Acab y Jezabel, surge una figura: Elías.
Elías va y le dice a Acab que habría una sequía, que duró tres años y seis meses. Únicamente volverían las lluvias ‘por orden de la palabra’ de Elías. Acab lo buscó en todas las naciones y reinos circundantes, pero se mantuvo fuera de su alcance hasta cierto tiempo.
Acab trató de culpar de la sequía y el hambre, a Elías refutó. ¿Era Elías el problema? Si había sequía y hambre, ¿quién era el responsable? El verdadero causante era Acab, por tolerar la adoración a Baal que Jezabel promovía.
Para probar quién era el Dios Verdadero, si Jehová o Baal, se llevó a cabo una prueba en la cima del monte Carmelo. El resultado es conocido: Baal no pudo hacer nada, y el sacrificio de Elías fue consumido por Jehová, el Dios verdadero. ¿Por qué se hizo esa prueba? Porque los israelitas estabn indecisos. No sabían qué hacer, ni qué creer. Tenían miedo, les daba pánico creer que su religión, su organización visible, fuese un fraude. Tras el resultado de la prueba, los profetas de Baal fueron muertos por mandato de Elías y poco después cayó un aguacero que puso fin a la sequía. Acab regresó a Jezreel, donde estaba su esposa, y le informó de las actividades de Elías contra la adoración a Baal. Jezabel reaccionó profiriendo más amenazas contra Elías, y este huyó al monte Horeb.
Sí, llegó a haber 450 profetas de Baal y 400 profetas del poste sagrado, y Jezabel los atendía a todos ellos y los alimentaba de su propia mesa real, a expensas del Estado. A pesar de sus esfuerzos por eliminar la adoración de Jehová, finalmente ‘todas las rodillas que no se habían doblado a Baal, y toda boca que no lo había besado’ ascendían, según reveló Jehová, a 7.000 personas. Es decir, 7.000 personas en todo Israel, que no eran conocidas por Elías cada una, eran las únicas que siguieron fieles a Dios.
Tiempo después, Acab murió y fue sucedido primero por Ocozías, hijo de Jezabel, que reinó por dos años, y después por Jehoram, otro de sus hijos, que reinó durante los siguientes doce años, después de lo cual por fin desapareció la dinastía de Acab. Mientras tanto, durante los reinados de estos hijos, Jezabel, que entonces desempeñaba el papel de reina madre, promovía en el país sus actos diversos, entre ellos, sus hechicerías. Su influencia llegaba hasta Judá, el reino del Sur, donde su hija Atalía, casada con el rey de Judá, continuó con el espíritu de Jezabel, por seis años más después de la muerte de su madre.
Cuando Jezabel se enteró de que Jehú, ungido por Elías en el nombre de Dios, había matado a su hijo, el rey Jehoram, y que estaba en camino a Jezreel, se pintó los ojos, se arregló el cabello y se colocó en una ventana superior que daba a la plaza del palacio. Desde allí saludó al conquistador en su entrada triunfal, diciendo: “¿Le fue bien a Zimrí, el que mató a su señor?”. Este saludo, irónico, era una amenaza indirecta, pues Zimrí se había suicidado a los siete días de matar a su rey y usurpar el trono cuando vio su vida amenazada. En pocas palabras, Jehú, si intentaba algo contra ella, correría el mismo destino.
La respuesta de Jehú fue: “¿Quién está conmigo? ¿Quién?”. Cuando dos o tres oficiales de la corte se asomaron, les ordenó: “¡Déjenla caer!”. Con el peso de la caída, su sangre salpicó la pared y los caballos, y probablemente los caballos la pisotearon. Poco después, cuando fueron los hombres para enterrar a esta “hija de rey”, vieron que los perros, que se alimentaban de carroña, ya casi se habían deshecho de ella, como había predicho “la palabra de Jehová que él habló por medio de su siervo Elías”, y solo habían dejado el cráneo, los pies y las palmas de sus manos como demostración de que todo lo que Jehová dice se realiza (Léase 2 Reyes 9:32-37).