Rescata tus sueños
Cuando Dios quería comunicarse con alguien, le daba un sueño. Entendemos que los sueños son aquellos anhelos del corazón, esas cosas que deseamos tener, ser o lograr más que cualquier otra cosa en el mundo.
Los sueños, y tenerlos, son importantes para nuestra vida. Sin embargo, hacerlos realidad, cuesta, hay dificultades y retos. Casarse puede ser uno de ellos. O tener un hijo. O lograr realizar un proyecto. Sea lo que sea, es un sueño.
¿Qué hay de tus sueños? ¿Qué hay de lo que realmente quieres? Pareciera que los compromisos, las responsabilidades, las dificultades, ahogan los sueños. ¿Te gustaría rescatar tus sueños?
Rescatar un sueño es difícil pero se puede lograr. Todos los grandes hombres y mujeres de la Biblia tuvieron que superar problemas para alcanzar sus anhelos. José, por ejemplo, recibió un sueño, pero para realizarlo pasó 13 años de tribulaciones. Pero jamás se olvidó de sus sueños. David, siendo rey, cometió errores, y Pedro negó a Jesús tres veces. Sin embargo, TODOS alcanzaron lo que Dios tenía reservado para ellos. Todos realizaron sus sueños.
¿Crees que Dios quiere que tus sueños naufraguen?
Pero ese es un límite autoimpuesto. Hombres y mujeres como Moisés, Abrahán y Sara hicieron realidad sus sueños cuando eran viejos. La edad, no es el problema.
El hombre que fundó Kentucky Fried Chicken, tenía 68 años cuando lo había perdido todo, pero fundó KFC, tras más de 1.000 intentos de establecer su primer restaurante. La edad, el tiempo y las malas experiencias no son excusas. Los sueños cuestan pero se alcanzan, si tomamos en cuenta un detalle:
Descansar en Dios
¿Qué hizo Jacob para hacer realidad sus sueños?
Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella.
Jacob soñaba con ser bendecido por su padre pero no era el primogénito. Sin embargo, recibió la bendición porque su hermano Esaú le vendió la primogenitura por un plato de lentejas, aunque luego se arrepintió. Entonces Jacob, advertido por su madre Rebeca, huye para salvar su vida. Ese era un momento de crisis, ya había alcanzado su anhelo de ser bendecido, pero le costó el rencor de su hermano.
¿Pensó Jacob que tal vez su sueño no era de Dios? ¿O no le convenía?
Muchas veces nos sucede igual, cuando todo parece oscuro y sin esperanza, dudamos.
Entonces debemos tomarnos un tiempo para descansar. Descansar es buscar a Dios, para que dé paz, aun en medio de la tormenta.
Dice el refrán que si recibes limones, debes hacer una limonada. De nada sirve afligirse, molestarse, amargarse, ofuscado no encuentras salidas. Es mejor tranquilizarse y tomar el control, porque la luz vendrá de nuevo y veremos todo más claro para tomar decisiones. Sólo en la paz del descanso escucharemos la voz de Dios.
Soñar con las estrellas, pero con los pies sobre la tierra
Jacob soñó con una escalera por donde subían y bajaban ángeles. Las escaleras se apoyan en el suelo, así que los sueños deben tocar tierra, hay que poner los pies sobre la tierra para poder concretarlo. Los sueños están en lo alto, hay que traerlos al alcance. La escalera tiene dos vías, una que va hacia arriba donde están tus sueños y la otra que va hacia abajo donde debes trabajar por ellos. Sueña mucho, créele a Dios. Busca que tu escalera llegue muy alto, pero no te alejes de la realidad. Sólo así verás ángeles trayéndote bendiciones.