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El Carro de Jehová. Parte I


Ver a Dios

Experiencia sublime. Excelsa. La Felicidad Suprema. La Bendición Absoluta.

"Nadie puede ver a Dios y seguir viviendo", le comentó un ángel al Moisés que vio una muestra de la Divina Gloria.

Obviamente, "nadie" puede ver a Dios, y seguir viviendo, como si nada hubiera pasado. Muchos quieren ver a Dios. Necesitan verlo. Pero sólo es posible ver a Dios si Dios quiere mostrarse a alguien.

Y aquel a quien Dios le permite dejarle ver, el contemplar a Dios se convierte en el Antes y Después de su vida.

Ezequiel, un hombre común y corriente, vivió la experiencia de ver a Dios. Contemplar al Jehová de los Ejércitos, en Su Trono, en compañía de seres espirituales de la más alta jerarquía: los Querubines.

¿Qué vio Ezequiel?


"Ahora bien, en el año treinta, en el mes cuarto, en el día cinco del mes, mientras yo estaba en medio del pueblo desterrado junto al río Kebar, aconteció que se abrieron los cielos, y empecé a ver visiones de Dios. En el día cinco del mes, es decir, en el año quinto del destierro del rey Joaquín, la palabra de Jehová le ocurrió específicamente a Ezequiel hijo de Buzí el sacerdote en la tierra de los caldeos, junto al río Kebar, y sobre él en aquel lugar llegó a estar la mano de Jehová. Y empecé a ver, y, ¡mire!, había que venía del norte, un viento tempestuoso, una gran masa de nubes y fuego trémulo, y tenía un resplandor todo alrededor, y de en medio de él había algo como la apariencia del electro, de en medio del fuego. Y de en medio de él había la semejanza de cuatro criaturas vivientes, y esto era lo que parecían: tenían la semejanza del hombre terrestre. Y cada una tenía cuatro caras, y cada una de ellas cuatro alas. Y sus pies eran pies rectos, y la planta de sus pies era como la planta del pie de un becerro; y resplandecían como con el fulgor de cobre bruñido. Y había las manos de un hombre debajo de sus alas en sus cuatro lados, y las cuatro tenían sus caras y sus alas. Sus alas se unían una a la otra. Ellas no se volvían cuando iban; iban cada una directamente adelante. Y en cuanto a la semejanza de sus caras, las cuatro tenían una cara de hombre con una cara de león a la derecha, y las cuatro tenían una cara de toro a la izquierda; las cuatro también tenían una cara de águila. Así eran sus caras. Y sus alas se extendían hacia arriba. Cada una tenía dos que se unían, y dos cubrían sus cuerpos. Y cada una iba directamente adelante. Adondequiera que el espíritu se inclinaba a ir, iban ellas. No se volvían mientras iban. Y en cuanto a la semejanza de las criaturas vivientes, su apariencia era como brasas ardientes de fuego. Algo como la apariencia de antorchas se movía hacia atrás y hacia adelante entre las criaturas vivientes, y el fuego era brillante, y del fuego salían relámpagos. Y de parte de las criaturas vivientes había un salir y un volver como con la apariencia del relámpago. Mientras yo seguía viendo a las criaturas vivientes, pues, ¡mire!, había una rueda en la tierra al lado de las criaturas vivientes, junto a las cuatro caras de cada una. En cuanto a la apariencia de las ruedas y su estructura, era como el refulgir del crisólito; y las cuatro tenían una sola semejanza. Y su apariencia y su estructura eran tal como cuando una rueda resultaba estar en medio de una rueda. Al ir, iban en sus cuatro lados respectivos. No se volvían en otra dirección cuando iban. Y en cuanto a sus llantas, tenían tal altura que asustaban; y sus llantas estaban llenas de ojos todo en derredor de las cuatro. Y cuando las criaturas vivientes iban, las ruedas iban al lado de ellas, y cuando a las criaturas vivientes se las alzaba de la tierra, a las ruedas se las alzaba. Adondequiera que el espíritu se inclinaba a ir, ellas iban, inclinándose el espíritu a ir allí; y a las ruedas mismas se las alzaba cerca de ellas, al lado, porque el espíritu de la criatura viviente estaba en las ruedas. Cuando iban, estas iban; y cuando se detenían, estas se detenían; y cuando se las alzaba de la tierra, a las ruedas se las alzaba cerca de ellas, al lado, porque el espíritu de la criatura viviente estaba en las ruedas. Y sobre las cabezas de las criaturas vivientes había la semejanza de una expansión como el chispear de hielo sobrecogedor, extendida sobre sus cabezas por encima. Y bajo la expansión sus alas estaban rectas, una a la otra. Cada una tenía dos alas que cubrían de este lado y cada una tenía dos que les cubrían del otro lado los cuerpos. Y llegué a oír el sonido de sus alas —un sonido como el de vastas aguas, como el sonido del Todopoderoso— cuando iban, el sonido de un tumulto, como el sonido de un campamento. Cuando se detenían, bajaban las alas. Y llegó a haber una voz sobre la expansión que había sobre la cabeza de ellos. (Cuando se detenían, bajaban las alas.) Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas había algo que en apariencia era como piedra de zafiro, la semejanza de un trono. Y sobre la semejanza del trono había una semejanza de alguien que en apariencia era como un hombre terrestre sobre él, arriba. Y llegué a ver algo como el fulgor del electro, como la apariencia del fuego todo alrededor en el interior, desde la apariencia de sus caderas y hacia arriba; y desde la apariencia de sus caderas y hacia abajo vi algo como la apariencia del fuego, y él tenía un resplandor todo alrededor. Había algo como la apariencia del arco que ocurre en una masa de nubes en el día de una lluvia fuerte. Así era la apariencia del resplandor que había alrededor. Era la apariencia de la semejanza de la gloria de Jehová. Cuando llegué a verla, entonces caí sobre mi rostro, y empecé a oír la voz de uno que hablaba".


Ezequiel 1:1-28

¿Qué significa todo esto? Veamos:

Se abrieron los cielos, y empecé a ver visiones de Dios

Ezequiel estaba en Babilonia, en el año 613 A. C., a orillas de un río que era parte de los grandes ríos Tigris y Éufrates: el río Kebar.

Ezequiel era un hombre casado. Vivía una nueva vida, lejos de Jerusalén, con su esposa. Pero un día particular de ese año 613 A. C., describe que se abrieron los Cielos, y empezó a ver visiones de Dios. De Jesús, Esteban, los apóstoles Pedro y Juan, se indica también que vivieron la experiencia similar a la de Ezequiel de ver Cielos abiertos.

Ver el Cielo abierto es entrar por la influencia del espíritu santo a una realidad espiritual, que ciertamente no es de este mundo. Esas realidades espirituales tienen como centro a Jehová Dios mismo, en su lugar de habitación divina. También, junto a la Presencia de Dios, al abrirse los Cielos se perciben otras realidades espirituales, seres y cuestiones espirituales.

Así que efectivamente Ezequiel ve visiones de Dios. Independientemente de que Ezequiel vea a Dios, y a otros componentes en la visión, lo que Ezequiel ve son visiones de Dios, porque es la voluntad de Jehová que Ezequiel observe las realidades que Dios simbólicamente va a presentarle.

¿Qué es una visión de Dios?

Es una manifestación sobrenatural que la persona percibe en su mente, Ezequiel en este caso, estando él plenamente despierto y consciente, operando el espíritu de Dios en su mente y corazón. En las Escrituras Cristianas se traduce ék·sta·sis, al estado mental en el que se encuentra la persona, como si estuviera en un estado de transposición de la mente. Es como estar sumido en un estado de imaginar, sólo que las imágenes no son elaboradas por la propia mente de la persona, sino que son las imágenes que Dios coloca en la mente de la persona, imágenes que corresponden al propósito de lo que Dios quiere que la persona observe.

De modo que lo que vio Ezequiel no era producto de su imaginación, una especie de sueño despierto. Eran imágenes que Dios trajo a su mente, como si fuera una película cuyo Productor es Jehová.

Vale la pena aclarar que ni Ezequiel, ni ninguna otra persona que haya tenido visiones de Dios en las Escrituras buscaron tenerlas, o desearon tenerlas. Las vivieron cuando, y cómo Jehová quiso que las tuvieran. No estaban bajo la influencia de una sustancia psicoactiva, ni tomaron algún alucinógeno o droga de diseño para activar neurotransmisores dopaminérgicos, adrenalínicos o endorfínicos. Ni realizaron alguna especie de ritual, ceremonia o acto de invocación a Jehová o a dios alguno. Tuvieron las visiones por voluntad divina, bajo la influencia del espíritu santo.

Y sobre él en aquel lugar llegó a estar la mano de Jehová

Ezequiel no enloquecería. No se cuestionaría a sí mismo si de verdad lo que vio era de parte de Jehová o no. Ni lo que sucediera en su vida tras la visión quedaría con secuelas negativas para él. En ese lugar, en esa visión y su significado estaba el Poder Guiador y Controlador de Jehová. El significado de la visión sería lo que Jehová quería transmitir, no quedaría sujeto a la libre interpretación de Ezequiel.

¿Qué comenzó a ver Ezequiel?

Un viento tempestuoso, una gran masa de nubes y fuego trémulo, y tenía un resplandor todo alrededor, y de en medio de él había algo como la apariencia del electro, de en medio del fuego

Viento, nubes y fuego trémulo. El viento era tempestuoso. Las nubes eran una gran masa de ellas. Y en medio de esa masa de nubes, había un fuego que parecía temblar, sobrenaturalmente, con brillo propio.

Todo resplandece. Aparece el electro, una especie de brillo producto de un metal, una aleación de oro y plata, en medio del fuego.

¿Qué más hay en medio del fuego?

Y de en medio de él había la semejanza de cuatro criaturas vivientes, y esto era lo que parecían: tenían la semejanza del hombre terrestre. Y cada una tenía cuatro caras, y cada una de ellas cuatro alas. Y sus pies eran pies rectos, y la planta de sus pies era como la planta del pie de un becerro; y resplandecían como con el fulgor de cobre bruñido. Y había las manos de un hombre debajo de sus alas en sus cuatro lados, y las cuatro tenían sus caras y sus alas. Sus alas se unían una a la otra.

4 Criaturas Vivientes. Ezequiel 10:15 llama querubines a estos seres vivientes. No se les llama ángeles. Porque los ángeles son unos seres espirituales, y los querubines, otros seres espirituales. Así como existen diversos seres vivos terrestres, hay diversos seres vivos espirituales.

Es en el Génesis 3:24 que por primera vez aparecen en la Biblia la mención de querubines.

"De modo que expulsó al hombre, y al este del jardín de Edén apostó los querubines y la hoja llameante de una espada que continuamente daba vueltas para guardar el camino al árbol de la vida".

Resguardaban al árbol de la Vida. Una hoja llameante de una espada restringía el acceso a quienes fueran indignos de acercarse al Árbol de la Vida.

Los querubines aparecen también en la visión de Juan sobre el Trono de Jehová en el cap. 4.

La descripción que da Ezequiel es simbólica. No es que literalmente tengan 4 alas, o 4 cabezas, o 4 caras.

Para que Ezequiel, y por extensión nosotros, entendamos ciertos aspectos de la naturaleza de estos seres, aparecen descritos como seres huamanos, o antropomorfizados. Tienen la semejanza a hombres terrestres, caras, pies, manos, plantas de los pies. Pero refulgen como cobre bruñido, lo que les confiere un brillo divino propio. Sus plantas del pie son los de un becerro, y eso les distingue de los pies de un humano.

Profundizando en la descripción de los querubines, indica Ezequiel:

Y en cuanto a la semejanza de sus caras, las cuatro tenían una cara de hombre con una cara de león a la derecha, y las cuatro tenían una cara de toro a la izquierda; las cuatro también tenían una cara de águila. Así eran sus caras. Y sus alas se extendían hacia arriba. Cada una tenía dos que se unían, y dos cubrían sus cuerpos.

Tienen 4 caras. La cara es la parte del cuerpo humano más importante. Es donde tenemos ojos, boca, nariz, orejas, es una parte especial de nuestro diseño humano.

Pero las caras de hombre, león, toro y águila, representan realidades espirituales diferentes.

¿Qué representa el rostro del hombre? La imagen y semejanza de Dios, eso es el hombre. ¿Son acaso los Querubines menos imagen y semejanza de Dios que el hombre y la mujer? No.

El rostro del hombre representa la Imagen y Semejanza de Dios que son cada uno de los Querubines, como seres individuales por derecho propio. Como tales poseen características que los humanos tenemos como el raciocinio, la lógica, el pensamiento, las emociones, la imaginación, las emociones, el habla, el canto. La capacidad de pensar, de crear, de renovar. Eso hacemos los humanos, por ser hechos a Imagen y Semejanza de Jehová. Y a un grado muy superior, eso son también los Querubines.

¿Qué representa el rostro del León?

Dice el proverbio: Hay tres que proceden bien en su paso medido, y cuatro que proceden bien en [su] ir adelante: 30 el león, que es el más poderoso entre las bestias, y que no se vuelve atrás de delante de nadie
Proverbios 30:29-30

El león simboliza la realeza, la condición de ser Rey. De ser poderoso, de no volverse atrás delante de nadie, de jamás agachar la cabeza ante ninguno. Pero esta condición del Rey indica valor. El valor requerido para ejecutar justicia. Los querubines son seres con autoridad real en los Cielos, y como Ejecutivos de Dios, deben operar con Valor y Confianza como Dignatarios de Jehová, sean cuales sean los requerimientos de la Justicia Divina.

Al hablar de la Justicia Divina, se piensa en leyes, en mandamientos. La Justicia Divina no tiene nada que ver con una especie de dictar sentencias frías y calculadoras. Hay una ponderación de los hechos, hay una evaluación de las circunstancias. Los Querubines tienen cara de león porque como seres con dignidad y autoridad real de parte de Jehová deben actuar con valor y confianza al ejecutar los juicios divinos, sean cuales sean estos.

Un comentarista bíblico dice de los Querubines que ellos no decepcionan. No decepcionan a Dios al ejecutar juicios. No regresan ante el Trono de Dios con las manos vacías. Por eso son como el león, que a quien deban llevarse por delante para ejecutar la voluntad de Jehová lo hacen. Sin falsas compasiones o consagraciones sentimentalistas.

¿Qué representa el rostro del Toro?

Poder y Fuerza. Un poder y fuerza que tienen como proyección en sus cuernos. Pero no es un poder y fuerza ejercidos sin control ni dirección. Tienen poder y fuerza usados en la dirección correcta, en la magnitud apropiada.

Los toros tienen un gran poder en sus caderas y cuellos. Cuando direccionan su poder, son certeros.



¿Qué representa el rostro del Águila?

Él águila es símbolo de sabiduría, una gran sabiduría elevada. La sabiduría de los querubines radica en 2 aspectos: su capacidad de entendimiento del conocimiento de Dios y Su personalidad, y el haber sido creados para servir cerca de Dios. ¿Se imagina uno lo que es estar cerca de Dios siempre, escuchando su voz y conocimientos, viendo sus reacciones y acciones?

Sus alas les confieren rapidez y velocidad.

¿Qué hace dirigir a estos poderosos seres?

Adondequiera que el espíritu se inclinaba a ir, iban ellas. No se volvían mientras iban.

El espíritu de Dios. Adondequiera se inclina el espíritu de Jehová, allá van estos querubines. Sin replicar, pelar, cuestionar, dudar o pensar si les conviene hacerlo, o si vale la pena seguir la dirección divina. Sin preguntarse qué pasará, cómo, cuándo, por qué o para qué. Hacia donde Jehová indica que hay que ir, se va. Sin mirar atrás. Sin ponerse a pensar en el pasado, o lo que pasó o quedó atrás. Adelante dice Jehová que hay que ir, y adelante se va.

Y en cuanto a la semejanza de las criaturas vivientes, su apariencia era como brasas ardientes de fuego. Algo como la apariencia de antorchas se movía hacia atrás y hacia adelante entre las criaturas vivientes, y el fuego era brillante, y del fuego salían relámpagos.

En torno a estos querubines hay fuego, como de brasas ardientes, y había movimiento como si esto fuera antorchas de fuego, fuego brillante y relámpagos. Pero había más que Ezequiel vio:

Mientras yo seguía viendo a las criaturas vivientes, pues, ¡mire!, había una rueda en la tierra al lado de las criaturas vivientes, junto a las cuatro caras de cada una. En cuanto a la apariencia de las ruedas y su estructura, era como el refulgir del crisólito; y las cuatro tenían una sola semejanza. Y su apariencia y su estructura eran tal como cuando una rueda resultaba estar en medio de una rueda. Al ir, iban en sus cuatro lados respectivos. No se volvían en otra dirección cuando iban. Y en cuanto a sus llantas, tenían tal altura que asustaban; y sus llantas estaban llenas de ojos todo en derredor de las cuatro. Y cuando las criaturas vivientes iban, las ruedas iban al lado de ellas, y cuando a las criaturas vivientes se las alzaba de la tierra, a las ruedas se las alzaba. Adondequiera que el espíritu se inclinaba a ir, ellas iban, inclinándose el espíritu a ir allí; y a las ruedas mismas se las alzaba cerca de ellas, al lado, porque el espíritu de la criatura viviente estaba en las ruedas. Cuando iban, estas iban; y cuando se detenían, estas se detenían; y cuando se las alzaba de la tierra, a las ruedas se las alzaba cerca de ellas, al lado, porque el espíritu de la criatura viviente estaba en las ruedas.

Ruedas dentro de ruedas, llenas de ojos. Que sean ruedas indica movimiento. Así son los propósitos de Dios, siempre en moción, siempre actuando. Parece que no fuera así. Pasa el tiempo, y da la impresión de que Dios no hace nada. Nada pasa. Pero esta visión, con estas ruedas dentro de ruedas llenas de ojos muestran que Dios sí se mueve, sí actúa, sí está trabajando, aun cuando uno no lo vea. Las ruedas llenas de ojos hacen recordar que los ojos de Dios discurren por toda la Tierra, por todo el Universo. No hay Creación que Dios no pueda ver.

Hay frases hechas con las que uno a veces habla diciendo "Dios sabe lo que hace", "Dios sabe todas las cosas". Es cierto. Pero no son frases hechas, son realidades. El punto que invita a la reflexión es ¿y YO? ¿estoy consciente del poder de Dios, y de que Jehová actúa?

A los ojos del profeta Ezequiel, desterrado en Babilonia, sin patria ni Templo para adorar a Jehová, parecía que Dios había dejado a Israel. Tal vez Ezequiel mismo se preguntara: ¿y ahora qué? ¿qué será de mí, de mi familia, de mi futuro? ¿qué pasará con la adoración a Jehová?

Esta visión le recordó a Ezequiel que la adoración a Jehová no está limitada a un Templo, a un sacerdocio, o a un lugar geográfico.

Quizás uno se pregunte en este momento si existe una organización en la cual se adore verdaderamente a Jehová como Él lo indica. Y tal vez nos dé la impresión de que nos hace falta ir a un lugar donde esté Dios.

¿Adónde podía ir Ezequiel? A Jehová. Jehová estaba más allá del Templo, Jerusalén o cualquier otra cosa. "Dios es un Espíritu, y los que lo adoran, deben hacerlo con espíritu y con verdad", declaró Jesús.

Siempre se busca asociar a Dios con alguna religión, u organización religiosa. Y si no se está bajo ese esquema, sencillamente se está lejos de Dios. Tal vez sea el momento de entender que Jehová no está limitado a una religión, u organización. Jehová es Dios, y si alguien quiere adorarle, Dios se hace encontrar de quien le busca. Así como le pasó a Ezequiel.





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