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La Mujer en el Cielo


El libro del Apocalipsis es simbólico. Pero todo símbolo es la representación gráfica de una realidad.

En el capítulo 12 del Apocalipsis se muestra simbólicamente cómo se alinean 2 visiones o conceptos enfrentados. El primero, alineado con los propósitos de Dios, y el segundo, confrontando dichos propósitos.

Pero, ¿qué es lo que realmente se confronta?

La fraseología del capítulo 12 del Apocalipsis dirige a la primera profecía bíblica:

Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.
Génesis 3:15

Quien pronuncia esta profecía es Jehová Dios, y como toda profecía es una realidad, en sus diversos contextos espacio-temporales, se entiende claramente que Dios puso enemistad entre 2 bandos.

¿Qué es esta enemistad, y por qué se causó?

En Edén, el llamado Jardín de Dios, se hizo surgir una cuestión: la cuestión de la Divinidad. La Divinidad de Jehová, por una parte, y por otra, la conexión divina entre Jehová y los seres humanos. Recordando al famoso árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, la Biblia es clara en admitir que sólo Dios fija lo que es bueno y lo que es malo en un determinado contexto, época, lugar, o con referencia a personas específicas.

Dios había decretado para el hombre unos límites, sencillos, que respetaban la dignidad del ser humano, tanto masculino como femenino. El hombre y la mujer no necesitaban transgredir la orden divina que les enseñaría a madurar y a evolucionar como seres pensantes hechos a la imagen y semejanza de Dios.

Precisamente por ser la imagen y semejanza de Dios, Adán y Eva, estaban en la calidad de sopesar moralmente lo que significaba ser semejantes a Dios, pero sujetos a Él.

Sin embargo, un querubín que custodiaba el Jardín de Edén, sintió en su corazón la necesidad de instar a la humanidad a elegir otro camino. Como diría la Biblia, fue provocado y cautivado por su propio deseo. Evidentemente este querubín pudo elegir desechar de su mente esas ideas, contrarias al propósito de Dios concernientes a la evolución de Adán y Eva hacia su consciencia divina lo que les permitiría el acceso al árbol de la vida, símbolo de la vida eterna.

Así que este querubín, impulsado por su propio orgullo, accedió finalmente a la tentación de demostrarse a sí mismo que sí existía otra alternativa a cómo Jehová debería conectarse y relacionarse con la Humanidad. Engañó a Eva, haciéndole creer que el comer del árbol del
conocimiento del Bien y el Mal, le permitiría ser como Dios. El simbolismo de los ojos abiertos de Eva tras comer del árbol, manifestaba su acceso a conocimientos a los que sólo es lícito acceder si y sólo si es la voluntad de Jehová para uno. Bien declara Deuteronomio 29:29 que las cosas ocultas pertenecen a Dios, quien las revela a quien Él lo desee.

¿Era el deseo de Dios de permitir a Eva o a Adán el acceso a la capacidad moral y psíquica de poder determinar el Bien y el Mal? Evidentemente no. Pero eso fue lo que instó a hacer el querubín que traicionó a Dios. Desde entonces, este ser, que escogió para sí mismo apartarse de Dios, quedó como símbolo del uso maligno de la sabiduría y el poder. Se le llamó la serpiente, la serpiente original.

El Evangelio de Juan en su capítulo 8, versículo 44, informa sobre este ser:

Ustedes (los fariseos) proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida cuando principió (al engañar a Eva), y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque es mentiroso y el padre de la mentira.

Así que está claro que Jehová no tolera divinidades rivales, o sistemas de conexión con Su Creación diferentes a las que Él mismo establezca.

Por eso entendemos que la enemistad la puso Dios, entre 2 grupos de personas: la mujer y su descendencia, y la serpiente, y su descendencia.

Parte del desenlace de esta enemistad está registrada en Revelación, capítulo 12, versículos 1-6.


Revelación 12:1-3

Y se vio en el cielo una gran señal, una mujer vestida del sol, y la luna estaba debajo de sus pies, y sobre su cabeza había una corona de doce estrellas, 2 y ella estaba encinta. Y clama en sus dolores y en su agonía por dar a luz. 3 Y se vio otra señal en el cielo, y, ¡miren!, un dragón grande de color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas.


Revelación 12:1

Y se vio en el cielo una gran señal, una mujer vestida del sol, y la luna estaba debajo de sus pies, y sobre su cabeza había una corona de doce estrellas


Se ve en el Cielo una gran señal. Esto indica que el escenario de estos sucesos es el Cielo, no la Tierra. Esto implica que estos sucesos son invisibles al ojo humano, así que sólo puede ser revelado este acontecimiento por la acción iluminadora del espíritu santo.

¿Qué es esta gran señal?

En todo el Apocalipsis, esta es la única mención a una gran señal. Significa que de todos los acontecimientos narrados en el Apocalipsis, ciertamente este debe ser el más significativo como señal. Por eso debe representar una realidad celestial, que sea la más importante de todas por su trascendencia y relación con otros sucesos.

La gran señal es una mujer. Una mujer vestida del Sol, con la Luna debajo de sus pies, coronada con 12 estrellas.

¿Una mujer en el Cielo?

Sí. Es una mujer simbólica. Vestida del Sol. El Sol en la Biblia siempre representa a Jehová Dios. Y la luna que está debajo de sus pies, indica que la Luna es su soporte y base. La Luna es Jesucristo. Y tiene una corona de estrellas, son 12 estrellas. El número 12 indica organización, una que está divinamente constituida. Las estrellas siempre en las Escrituras son ángeles.

Así que esta mujer simbólica es el conjunto de seres espirituales leales a Jehová Dios y Su Hijo, compuesta de Querubines, Serafines y Ángeles.

¿Y por qué son descritos como una mujer?

Porque en conjunto representan el Principio Femenino, en relación con el gran Principio Masculino, que es Jehová Dios y Jesucristo.

Jesús dijo que recibiría TODA AUTORIDAD en el Cielo y la Tierra. Así que llegaría un momento de recibir TODA AUTORIDAD en el Cielo. Eso sucedería cuando Jesús recibiera el Reino, el Reino de Dios o Reino de los Cielos. ¿Cómo reaccionarían los seres espirituales, se rebelarían a Jesucristo Rey de Reyes y Señor de Señores, o se someterían a Él? La simbología de esta mujer indica que los seres espirituales, en unión, asumen su rol como sujetos a Cristo Jesús como Rey.

También el número 12 implica una nueva realidad en los Cielos. Elementos nuevos se habían incorporado a los Cielos, formando así una nueva estructura divina. Eso se representa con el número 12.



Revelación 12:2

Y ella estaba encinta. Y clama en sus dolores y en su agonía por dar a luz


La mujer simbólica está embarazada. ¿Quién la dejó en ese estado? El Principio Masculino responsable de dicho estado es Jehová Dios. El hecho de que una mujer estuviera encinta, era representativo de la bendición divina. Indica la vida que continúa, que se renueva, que se genera. Pero un embarazo humano dura 9 meses, y en este caso, al final del período de gestación, la mujer se prepara a dar a luz. Pero esta mujer clama en sus dolores. El embarazo es un período feliz y bendito para una pareja, pero la mujer cuando siente que va a dar a luz, tiene dolores, dolores de parto. Hay agonía, hay una sobrecarga emocional intensa, corporal para dar a feliz término el acto de dar a luz.

Esto nos hace pensar en realidades espirituales, en intenso estado de vibración y fuerza en los Cielos.



Revelación 12:3

Y se vio otra señal en el cielo, y, ¡miren!, un dragón grande de color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas


Sin embargo, no todo es felicidad, pues hay otra señal en el Cielo. Es una figura sombría, oscura, monstruosa y amenazante. Es un dragón, uno grande de color de fuego. 7 cabezas, 10 cuernos y 7 diademas sobre sus cabezas.

Más adelante en Apocalipsis 12:9 se describe lo siguiente sobre este dragón:

De modo que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados abajo con él.



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