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El Diluvio: antes y después

"¡Hemos encontrado el Arca de Noé!". Eso dijo el documentalista chino Yeung Wing-Cheung, integrante del grupo arqueológico turco-chino que proclama a los cuatro vientos el hallazgo del Arca de Noé en el Monte Ararat, en la frontera entre Alineación a la derechaTurquía e Irán.

Pero, ¿será de verdad el Arca de Noé?

Hallan un «Arca de Noé» en el monte <span class=

"Pesebre" del Arca de Noé que han descubierto excavadores chinos y turcos en el monte Ararat /AFP

Esta noticia que apareció en la prensa internacional a finales del mes de abril de este año, pone sobre el tapete, una vez más, la cuestión sobre si realmente ocurrió un diluvio, y se salvaron 8 personas, tal como lo relata el Génesis.

Si uno considerara que realmente se halló el Arca de Noé, eso comprobaría la veracidad del relato bíblico. ¿Eso importa? Les es de importancia a los creyentes, quienes confían en que verdaderamente existió un Diluvio, que destruyó a la humanidad de aquel entonces, como lo relata la Biblia.

El Diluvio, según lo muestra el Génesis, tuvo un por qué. Sucedió por algo.

La narración bíblica sobre el Diluvio y su origen se inicia de este modo:

Cuando los seres humanos comenzaron a multiplicarse sobre la tierra y tuvieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los seres humanos eran hermosas. Entonces tomaron como mujeres a todas las que desearon.

Adán y Eva tuvieron hijos e hijas. Que tuvieron hijos e hijas. Que a su vez procrearon a más humanos.

La multiplicación de hombres y mujeres sobre la Tierra transcurría, como Dios había dicho. La Tierra poco a poco se llenaba. 3 hijos de Caín destacan en los inicios de la humanidad. Jabal, inició las actividades de ganadería y el vivir en tiendas de campaña y criar ganado. Jubal, otro hijo de Caín, dio origen a la música, con la elaboración del arpa y la flauta. Tubal-Caín, fue herrero y forjador de toda clase de herramientas de bronce y de hierro. Hasta una ciudad, llamada Enoc (hijo de Caín), llegó a existir, siendo la primera ciudad humana que registra la Biblia.

Así que la imagen de un mundo "prehistórico", de cavernícolas, de hombres gruñendo, arrastrando por los cabellos a las mujeres, no es la que describe el Génesis. Obviamente es una sociedad humana en evolución, pero no tiene nada que ver con lo imagen tipo "picapiedra", u hombre de cromañón que se nos ha descrito.

Las hijas de los hombres, las mujeres, llamaron la atención. Comenzaron a ser vistas, con deseo, por unos seres cuya vida era espiritual, no concebida para multiplicarse o reproducirse. Eran los hijos de Dios. Eran ángeles.

Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo. El deseo de unirse a una mujer se apoderó de la mente de estos ángeles. Se convirtió en una especie de obsesión.

¿Les era posible llegar a unirse a una mujer, ser una sola carne, como había dicho Dios?

No.


Los ángeles tenían su lugar, su posición en la zona espiritual, llamada Cielo, donde tenían la misión y la vida que Dios les había dado.

Pero lo abandonaron todo, y se hicieron cuerpos, capaces de reproducirse. Tomaron mujeres, y tuvieron hijos.

Dice el Apocalipsis, que un ser espiritual maligno, simbólicamente llamado "dragón", arrastra con su cola, a la tercera parte de las estrellas de los cielos. Eso indica que un número considerable de ángeles se persuadió a sí mismo, de iniciar una nueva vida, como humanos en la Tierra.

Al unirse los hijos de Dios con las hijas de los seres humanos y tener hijos con ellas, nacieron gigantes, que fueron los famosos héroes de antaño. A partir de entonces hubo gigantes en la tierra.

¿Qué produjo la unión de ángeles y mujeres? A gigantes, llamados nefilim. Fueron los primeros superhéroes, los primeros grandes famosos de la Tierra.

¿Qué resultó de todo esto?

La maldad del ser humano en la tierra era muy grande, de hecho se multiplicó. Todos los pensamientos de todas las personas tendía siempre hacia el mal, se arrepintió de haber hecho al ser humano en la tierra, y le dolió en el corazón. La sociedad humana de aquel entonces estaba corrompida y llena de violencia, en unos niveles nunca antes vistos. Perversión y corrupción a todo nivel, desde mayor hasta el menor de la gente que vivía en ese entonces.

¿Qué haría Dios?

Dios se sintió herido en el corazón. Se arrepintió de haber creado al hombre.

Podríamos decir que por primera vez en su vida, Jehová se sintió frustrado.

La frustración es una constante en nuestra vida, y tenemos que lidiar con ella a mayor o menor grado.

Pero nos es inconcebible creer que Dios se pueda frustrar. Más que frustrado y arrepentido de haber creado al hombre, Dios se sintió herido en su corazón. Quien ha estado frustrado y herido sabe que ese coctel de emociones no genera nada bueno, sino se sabe manejar y superar.

Jehová dijo:
-Mi espíritu no permanecerá en el ser humano para siempre, porque no es más que un simple mortal; por eso vivirá solamente ciento veinte años.

120 años, y Jehová eliminaría el mal.

A quienes se consideran deístas, que creen en la existencia de Dios, pero que niegan que intervenga en el mundo, este relato les debería indicar lo contrario. Dios sí interviene. A su tiempo y manera.

-Voy a borrar de la tierra al ser humano que he creado. Y haré lo mismo con los animales, los reptiles y las aves del cielo"- puntualizó Dios.

En medio de toda esa sociedad humana, malvada, ¿no habría esperanzas de que alguien se salvara?

Sí. Noé, un hombre piadoso, contaba con el favor de Dios. Noé, dice la Biblia, era un hombre justo y honrado entre su gente. Siempre anduvo fielmente con Dios. Tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet.

Noé debía construir un arca de madera resinosa, con compartimentos, y cubierta con brea por dentro y por fuera. Con las siguientes medidas: ciento cuarenta metros de largo, veintitrés de ancho y catorce de alto. Sería de tres pisos, con una abertura a medio metro del techo y con una puerta en uno de sus costados.

¿Para qué una embarcación? Dios enviaría un diluvio sobre la tierra, para destruir a todos los seres vivientes bajo el cielo. Dios hace un pacto con Noé, en el que le garantiza la supervivencia.

Noé debía introducir en el arca una pareja de todos los seres vivientes, es decir, un macho y una hembra de cada especie, para que sobrevivieran.

Toda clase de alimento, debía recogerse y almacenarse, para que sirviera de comida a todos los que estuviesen dentro del arca.

Noé tardó años en la construcción del arca, un tiempo en el que Noé además de construir el arca y hacer los preparativos relacionados con la supervivencia de tantos animales, también se dedicó a advertir a aquella generación sobre el venidero diluvio.

La gente se habrá burlado de Noé. Nunca antes había llovido. Y ahora Noé anunciaba que Dios haría llover...

Finalmente llegó el tiempo fijado para el Diluvio en “el año seiscientos de la vida de Noé, en el segundo mes, en el día diecisiete del mes”. Noé y su familia, los animales —“macho y hembra de toda clase de carne”— y un abastecimiento de víveres en cantidad suficiente para todos, ya estaban en el arca cuando “Jehová cerró tras él la puerta”. A continuación, “las compuertas de los cielos fueron abiertas”.

Por cuarenta días y cuarenta noches cayó sobre la Tierra una incesante lluvia torrencial, de modo que “las aguas continuaron anegando la tierra por ciento cincuenta días”.

Cinco meses después del inicio del Diluvio, el arca ‘descansó sobre las montañas de Ararat’. Pasaron casi dos meses y medio antes de que ‘aparecieran las cimas de las montañas’, otros tres meses antes de que Noé quitara la cubierta del arca y comprobara que la superficie del suelo estaba prácticamente seca y, por último, casi dos meses hasta que la puerta se abrió y los sobrevivientes pudieron volver a pisar sobre suelo seco.

Así que Noé, su esposa, sus 3 hijos y sus esposas, estuvieron un poco más de un año en el arca. Por fin salen, Noé agradece a Jehová por haberle salvado, y aparece un hermoso arcoiris, que anunciaba la Paz, entre el hombre y Dios, pues Jehová promete no volver a destruir a la humanidad con un Diluvio.

Jesucristo hace referencia a los día de Noé, relacionada con Su presencia real:

En una ocasión los fariseos preguntaron a Jesús cuándo iba a venir el reino de Dios, y él les respondió:—La venida del reino de Dios no se puede calcular. No van a decir: “¡Miren aquí! ¡Miren allá!” Sepan que el reino de Dios está entre ustedes. A sus discípulos dijo:—Llegará el tiempo en que anhelarán vivir siquiera uno de los días del Hijo del hombre, pero no podrán. Les dirán: “¡Miren allá! ¡Miren aquí!” No vayan; no los sigan. Porque el Día del Hijo del hombre será como el relámpago que fulgura e ilumina el cielo de uno a otro extremo. Pero antes tiene que sufrir muchas cosas y ser rechazado por esta generación. Tal como sucedió en tiempos de Noé, así también será cuando venga el Hijo del hombre. Comían, bebían, y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y los destruyó a todos.

Jesús vinculó el tiempo de Su Presencia, con Su Reino, y señaló que sería como los días de Noé. Uno pensaría que una época tan trascendental en la que Jesucristo es Rey, y está actuando en Su Presencia, sería llamativa. obvia, muy evidente para sus seguidores, y la gente en general. Pero no.

Sería como en los días de Noé. Mientras Noé y su familia trabajaba, muy ocupados en el arca, y lo relacionado con ella, la gente seguía su vida. Comprando, comiendo, casándose, haciendo casas, todo transcurría normal. El arca seguía adelante, y la gente y su vida, también.

Aparecería gente, dijo Jesús, anunciando, que por fin Cristo estaba presente. "Miren aquí", "miren allá". Habría gente anunciando y diciendo: "¡Hey! esto es lo que yo he descubierto y refleja que es la fecha del fin". O dirían: "observen estas evidencias".

Estas personas parecerían tener una especie de presciencia y clarividencia profética, digna de ser seguida.

Por otra parte, el llamado a no dejarse contagiar por la "normalidad" del tiempo, invitaba a orar a Dios y mantenerse alerta.

El punto es que el arca era un medio de salvación.

¿Puede decirse que actualmente existe una especie de medio de salvación, que, cual arca, deba ser el lugar al cual acudir para salvarse?

NO, eso no lo indicó Jesús.

Por otra parte, uno debería preguntarse, ante aquellas personas que cansonamente pregonan el fin del mundo, ¿exactamente es el fin de qué?

Porque el diluvio no fue el fin de la humanidad. Si así hubiera sido, no existiríamos.

El diluvio fue una catástrofe universal, cuyas lecciones perduran y resuenan, pero vale la pena aguzar el ojo y comenzar a analizar cuáles son las realidades que se escondan detrás de esos anuncios armagedónicos del fin del mundo.


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