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Más allá de tus límites


¿Cuándo fue la última vez que sentiste que eres especial
e importante para Dios?


¿Has visto alguna vez el poder de Dios hacer algo en tu vida?

¿Algo que tú estás segur@ que fue por intervención divina?

¿Has visto la mano de Dios actuar a favor de ti, tu familia,
tu empresa o trabajo?

Salmo 150:1-2

¡Alaben a Jah! Alaben a Dios en su lugar santo. Alábenlo en la expansión de su fuerza. 2 Alábenlo por sus obras de poder. Alábenlo conforme a la abundancia de su grandeza.


Eso es Jehová: en la expansión de su fuerza, en sus obras de poder, en la abundancia de su grandeza, digno de ser alabado y exaltado.

En este Salmo, la palabra fuerza significa: poder, gigante, jefe y campeón.

Cuando alabamos a Dios, lo alabamos por su fuerza y poder, porque es un gigante y un campeón.

Salmo 60:9-12

¿Quién me llevará a la ciudad fortificada?
¿Quién me llevará hasta Edom?

¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado,
Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos?


Danos socorro contra el enemigo,
Porque vana es la ayuda de los hombres.


En Dios haremos proezas,
Y él hollará a nuestros enemigos
.


En este salmo, la palabra “proeza” tiene diferente significado a la del Salmo 150.

"Proezas" en el Salmo 60 en hebreo significa: "Ejército, hombre de valor, valiente, fuerzas, riqueza, salud, poder, eficiente y hábil".

Al decir la Biblia “en Dios haremos proezas”, no habla de las proezas de Dios, no es la proeza de un atributo divino, sino un ejército de Dios que pelea valientemente las batallas para alcanzar algo, para lograr objetivos.

Cuando Dios le habló a Noé, le dijo: “prepárame un arca”. Noé hizo la proeza, la hazaña de hacer el arca, pero Dios hizo la proeza de mandar el Diluvio. A nosotros nos toca hacer proezas; Noé hizo el arca en un tiempo que no había llovido, jamás, tuvo que vencer muchos temores para hacerlo, antes no llovía, sólo había rocío. Noe fue criticado y si tú y yo queremos hacer proezas, debemos entender que alguien nos va a criticar, señalar, pero si creemos que esa proeza se hará en Dios, debemos continuar hasta terminar.

En una ocasión alguien dijo que el hombre jamás iba a volar, porque si la voluntad de Dios hubiera sido que volara, tendría alas. Este hombre era el padre de los hermanos Wright, ellos fueron los inventores del avión. Rompieron un límite y ahora nosotros gozamos de la herencia que estos dos jóvenes dejaron a la humanidad, porque se propusieron algo y lo lograron. Porque había un límite: nadie había volado antes. Pero ellos fueron más allá de los límites, los de ellos y los de toda la humanidad, y debido a eso, podemos volar.


Fotografía original del primer vuelo con motor de la historia.

A los mandos Orville Wright; a la derecha, su hermano Wilbur. 1903.

Fuente de la imagen:

http://es.wikipedia.org/wiki/Hermanos_Wright

Cuando se hizo el primer viaje a la Luna, se rompió un límite; muchos gozamos de cosas porque alguien un día decidió romper un límite e ir más allá de ellos para heredarle a la humanidad un beneficio. Esta gente fue quemada en la hoguera, perseguidos, criticados. No esperes romper límites sin que alguien te critique y juzgue.

La Biblia está llena de historias de hombres y mujeres ordinarios que hicieron cosas extraordinarias. Noé era un anciano, pero hizo un arca; David era un joven rechazado por su familia, tuvo que vencer a un gigante, hizo proezas, para convertirse en Rey; tuvo que romper límites.

¿A qué te vas a atrever tú? ¿O yo? ¿A qué te ha limitado la familia? ¿O la sociedad en medio de la cual vivimos? Los límites no se rompen estando sentado, hay que hacer algo. Abraham era anciano, Sara era estéril, pero se atrevieron a creer e hicieron proezas en Dios.

Dios nos hizo con una capacidad tremenda para romper barreras, parámetros, moldes, paradigmas, que nos dicen qué podemos y qué no podemos hacer. Para eso existe la Biblia, para romper el molde, para que esos razonamientos atrincherados en la mente que nos dicen que algo es imposible, sean derrumbados porque Quien dijo que para quien tiene fe TODAS las cosas son posibles, es Aquel cuyas pisadas debemos seguir: Cristo Jesús.

Un joven perdió la vista a los 17 años. Ser ciego limita, sin duda. Pero a este joven le gustaba escalar montañas y su padre lo llevó a escalar montañas.

¿Cómo escalar el Everest siendo ciego? El padre le guiaba. "Toca mi huella y síguela” decía el padre. Este joven ciego estaba escalando el Everest, siguiendo las huellas del padre.

Monte Everest

http://www.mteverestlive.com/images/everest_west_view.jpg

Fuente de la imagen:

http://www.mteverestlive.com/images/everest_west_view.jpg

Así es el Padre Celestial con cada uno de nosotros. Llevándonos más allá de nuestros límites, los que nos hemos autoimpuesto o que otros nos han querido imponer, y que se han quedado enquistados en la mente. No necesitamos otra cosa que no sea voluntad, acción y fe. No cualquier voluntad, acción y fe, sino aquellas que Jehová puede tomar y usar para llevarnos más allá de nuestros límites. Recordemos la ocasión en la que Jesús multiplicó 5 panes y 2 pescados. Esos mismos 5 panes y 2 pescados hubieran servido para 2 sandwiches. Pero en las manos de Cristo, alimentaron a miles. No importa que tengamos poco, o creamos que tenemos poco para superar nuestros límites. Quien nos pide que tengamos aunque sea un poco de fe del tamaño del grano de mostaza para mover montañas, ¿no podrá acaso actuar a nuestro favor más allá de lo imaginado?

Un hijo o hija de Dios no puede pedir trabajo provocando lástima, debemos tener un equilibrio. Hay una mentalidad "cristiana" que sólo habla de las pruebas que se están pasando y las pruebas que se van a pasar, nunca se habla de VICTORIA. Jesús no hablaba en negativo. Imitémoslo.

¿Qué límites hay que superar? Uno de ellos es la verguenza.

No hacemos lo que nos beneficia por verguenza a pedir. Pedir aquello que necesitamos para lograr nuestros objetivos. Pedir una beca, por ejemplo, o pedir un subsidio que necesitamos.

Otro límite a superar es la forma de ver nuestros problemas. Lo más fácil es culpar a otra persona, a la pareja, al jefe, a los hijos, la situación económica, y la favorita de los cristianos: culpar al Diablo.

¿Eso sirve? ¿Qué le pasa a una persona que siempre culpa a otra de sus problemas? ¿Los soluciona? No. ¿Y culpar al Diablo sirve? Menos, porque enfocarse en ello centra la atención en la dirección equivocada. Hay que pedir la fuerza de Dios para salir adelante, y dejar de culpar a otro, incluyendo a seres espirituales inicuos.

Si somos capaces de romper nuestros límites, entonces haremos proezas en Dios. Hagamos nosotros la proezas que nos corresponde y que Dios haga las de él.

¿Cuáles son tus límites? ¿Son familiares o económicos? ¿Son creencias limitantes sobre lo que crees es la "voluntad de Dios"? No tomemos la "voluntad de Dios", o los tiempos que vivimos para no mejorar nuestra vida económicamente, o esforzarnos por mejorar y progresar en la vida.


Escribe tus límites y rompe con ellos.

Los gobiernos no son los que nos han gobernado, hemos sido nosotros mismos los que nos hemos gobernado con nuestros pensamientos.

Debemos pensar en grande, para que rompamos nuestros límites.

¿Qué vas a hacer? ¿Te vas a levantar y superar o te vas a quedar allí toda la vida? Tienes que romper tus limitaciones.

Quiero hacerte una pregunta: Si Dios te llamara a su oficina, ¿de qué te hablaría? ¿Sabes que Dios es jefe también? ¿O qué crees que significa la palabra Señor? Si Dios te llamara a su oficina, ¿entrarías confiadamente o con temor? Te pregunto: ¿Te daría Dios un aumento, un bono o te despediría? ¿Te daría una llamada de atención? ¿Qué palabras tendría El para ti? Un día te llamará a su oficina, y ese día va a juzgar lo que hiciste en para Su reino. La pregunta es: ¿Qué cuentas le vas a dar del trabajo que has hecho para Él? Es mejor revisarte ahora y prepararte para ese día.

Lucas 16:10

La persona fiel en lo mínimo es fiel también en lo mucho, y la persona injusta en lo mínimo es injusta también en lo mucho.

Encontré cinco cosas que nos limitan desarrollarnos en el Reino de Dios.


5 Límites que hay que superar al servir a Jehová:


1. El motivo por el cual servimos a Dios

Algunos sirven por amor a Dios, a Cristo y a las personas, pero otros, por envidias y contiendas. Por el nombre o reputación ante otros. Por tener privilegios. Entonces, en el servicio a Dios, hay quien sirve por un mal motivo y quienes por uno bueno. Por ejemplo, hay hombres y mujeres que se casan porque están enamorad@s, y otros porque quieren salir de su casa, tener sexo "legalmente", o no estar solos ya.

Hay que examinar los motivos. El por qué servimos a Jehová o hacemos las cosas. Allí se inicia el camino hacia superar los límites.


2. El pasado personal

La segunda cosa que limita a la gente es su pasado. Pablo decía que olvidaba lo de atrás y se extendía a lo que venía. El pasado tiene ataduras muy fuertes, tanto que no nos permiten ver lo que viene. Algunos están atados a problemas que tuvieron desde niños, por no haber tenido el amor que necesitaron de pequeños; algunos se siguen quejando de lo que pasó años atrás, otros al pecado que un día cometieron, otros a sus pecados. Pero en vez de ver un problema, deberías de ver una oportunidad para seguir adelante. El apóstol Pablo decía: “Yo me extiendo a lo que viene”. Mientras tu mente siga en lo que te pasó atrás, mientras sigas atormentado por ese recuerdo, nunca tendrás la libertad de ver hacia el frente. Deja atrás el pasado. Por eso, Pablo también decía: “En Cristo soy una nueva creación, todas las cosas viejas pasaron todas son hechas nuevas”. En Jeremías dice: “Sus misericordias son nuevas cada mañana”.

La gente que fracasa tiene temor de iniciar de nuevo esa empresa que un día quebró o de retomar el matrimonio que un día se quebró. Al acudir al poder de Jehová, hay que dejar ese pasado atrás y dejarlo sepultado. Si meditamos en ello, podemos seguir adelante: Lo que pasó, quedó atrás, ya no hay nada que podamos hacer por ello. Puede ser muy doloroso, un gran tormento, una tortura, pero lo que pasó, quedó atrás. Sólo extiéndete hacia delante. ¿Crees que podrías dejar eso atrás y extenderte hacia delante? Muchos no sirven a Dios porque dicen: ¿Por qué me vas a usar a mí si soy un gran pecador? La excusa de mucha gente para no servir a Jehová es su pasado. Hay mujeres que no se atreven a orar por alguien más, porque de niñas alguien abuso de ellas. Pero hay otras que dicen: “Si esto pasó conmigo, voy a testificar que Dios es grande”. Tu pasado puede ser un gran obstáculo o una gran oportunidad.

Si pudiéramos entender que todas las cosas pueden ser usadas para el propósito de Dios, para nuestro bien.

Romanos 8:28
Ahora bien, sabemos que Dios hace que todas sus obras cooperen juntas para el bien de los que aman a Dios.

El verbo cooperar es muy interesante. Es co - operar. Jehová opera, y un@ opera también. El pasado, sea lo que sea que hayamos vivido, ya pasó. Podemos vivir cosas maravillosas, Jehová puede llenar nuestra mente y corazón de amor, fe y esperanza. Y vivir así, pase lo que pase en nuestra vide en este momento es mejor, que vivir lleno de amargura.


3. Los triunfos pasados

Todos nosotros hemos tenido logros; un día te inspiran y otro te limitan. Si la humanidad hubiera dicho: “Ya lo logramos, volamos, ya no hagamos nada más,” usted y yo seguiríamos volando en esos aviones antiguos. Pero no se paró ahí, sino que dijeron: “Se puede mejorar”. El logro tiene consigo el engaño de que te creíste exitoso y, por lo tanto, ya no sigues a algo más. Hay quienes están satisfechos con ganar el colegio con 75 puntos, pero ese es el límite para no poder avanzar más. Tal vez estás contento porque tu empresa te dio el 10% de utilidad, pero eso puede ser un límite.

Todas las cosas buenas que hemos logrado alguna vez en la vida, podrían hoy ser nuestro límite. Visualice sus logros. Vea que ese logro es un límite para usted. Sirvió en su momento. Ya no. "Ya me casé con el hombre o la mujer que quería". Por eso no se esmera en su relación. Se acabaron las rosas rojas, los chocolates, ese acicalarse para verse bella. "Ya tengo el trabajo que quería". No te quedes allí. Ve a más. Sé más ahora de lo que fuiste ayer. Sé mañana mejor de lo que fuiste hoy.


4. Las circunstancias

Filipenses 4:11-13

No es que esté hablando respecto a estar en necesidad, porque he aprendido, en cualesquiera circunstancias que esté, a ser autosuficiente. 12 Realmente sé estar en escasez [de provisiones], realmente sé tener abundancia. En toda cosa y en toda circunstancia he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, tanto de tener abundancia como de padecer necesidad. 13 Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder.


Nos sentimos limitados por las circunstancias. Si estamos desempleados, o si estamos en crisis con los hijos. Cualquiera sea la circunstancia, esta parece ser un gran Goliat a vencer.

A este respecto, Pablo nos da una gran enseñanza. Él sabía lo que era estar sin una moneda en el bolsillo (o alforja), y sabía lo que era estar en abundancia y desahogado. Escribe una gran frase:
"En toda cosa y en toda circunstancia he aprendido el secreto".

Así queremos ser: situarnos más allá de toda cosa o circunstancia, ser más que ella, superarla. Pero eso se aprende. Se aprende a ser más poderoso, a tener un espíritu inconquistable. Pablo lo aprendió. Es un secreto.

¿Cuál es ese secreto?

Para todas las cosas tengo la fuerza en
virtud de aquel que me imparte poder
.

Pablo no era un superhombre. Era alguien que aprendió que para ser más fuerte que cualquier circunstancia, tenía que recibir poder de auel que tenía poder para dar: Jesucristo y Jehová Dios.

Las circunstancias no son una excusa. Que sean un trampolín. Al que más tiene, y al que más se le ha dado, más se demanda. Si eres una persona que Dios bendijo, a ti es al primero que Dios te va a pedir más. El hecho que no hayas crecido en una familia estable o con dinero, esa no es una excusa. Todos tenemos la responsabilidad.


5. Sentido de trascendencia

Hay un presente. Y un futuro. Lo que hacemos hoy tiene repercusión en el futuro.
Lo que el hombre siembre, eso recoge, dijo Pablo. Es un principio eterno, válido en Cielo y Tierra. Dedicar tiempo ahora a Dios, a la oración, a meditar, a edificar la espiritualidad propia y de la familia no es asunto de ahora, sino de lo que suceda en la eternidad.


Romper los límites de nuestra mente

Proverbios 23:7

Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.

Uno es lo que piensa. Henry Ford inventó el modelo T, una planta de producción en línea para carros, porque creyó que todos los hombres eran dignos de tener uno. En los inicios de esta empresa, se supervisaban los matrimonios, y se iba a las casas para controlar que nadie tomara, trataban de mantener la moral de los empleados.

Hay una expresión que dice: “Piensa que puedes y piensa que no puedes; en ambos casos tienes razón”. Tú decides qué pensar; tú piensas lo que quieres. Tienes voluntad sobre tus propios pensamientos. La primera cosa que hay que vencer es el pensamiento, que te dice cuáles son tus limitaciones.

Para romper tus límites, debes pensar de otra forma, porque si se pudiera de la forma que has tratado, ya lo hubieras podido hacer. Tenemos que romper los límites, pensar distinto, diferente. Si puedes pensar dormido, sigue pensando. Porque Dios no le va a dar ni un solo pensamiento al que no está pensando.

Segunda cosa que hay que romper son los sentimientos. Es la cosa más traicionera. Pero todos andamos viendo cómo nos sentimos. Hay momentos en que no se trata de sentirnos mejor, sino de hacer las cosas. Si los sentimientos nos van a guiar, ¿cómo vamos a romper algún límite? Sentimientos de rechazo, de aceptación o no, de inferioridad, de falsa humildad, de inseguridad, de presión. Nadie puede romper los límites si quiere huir del sentimiento de presión. Porque ¿cuándo va a romper un límite en su vida si el sentir presión es inevitable?

Hay gente que entra a concursar, dándose por vencido; que inicia el partido, creyendo que ya perdió. Porque para estas personas, es mejor abandonar una situación o un reto, que sentir la presión de tener que ganar. Si no sabes manejar la presión, no vas a poder romper tus límites. Cuando descubras el poder que hay en la Palabra de Dios y dejes esos sentimientos negativos que sólo tú te has metido o alguien te dijo algo que quedó en tu corazón, vas a romper tus límites.

Somos hijos de Dios, hijos del Altísimo, y nadie te puede hacer sentir mal o de menos si tú no se lo permites. Los sentimientos nos engañan. Piensas en cómo te ven los demás, cómo te critican. Si no tienes dinero, te tratan como “el perdedor”; si eres capaz y esforzado, eres el “nerd”. Se cumple lo que Jesús dijo, no vas a quedar bien con nadie que no te ame, te respete y te quiera. No importa qué te hagan sentir, esos sentimientos hay que manejarlos. El sentimiento de seguridad es muy importante. ¿Cómo lo desarrollamos? Haciendo cosas pequeñas con excelencia; no pases a una más grande si no has hecho la primera bien. Ese sentimiento viene de una práctica. Nuestros pensamientos generan sentimientos; éstos, acciones; éstas, hábitos, y éstos, carácter.



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