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4 Hábitos de la gente espiritualmente efectiva

Se dice que una persona efectiva es la que logra resultados. Por ejemplo, si se le encarga comprar 2 kgs. de azúcar para usar en repostería, no regresa con 2 kgs de azúcar corriente. Quizás alguien diga: "es azúcar, no importa cuál sea". Ahí está la diferencia entre la gente efectiva: sabe diferenciar lo que significa cada cosa, y la utilidad de esas cosas. Para hacer postres de alta repostería, y dependiendo de lo que se vaya a hacer, se requieren los ingredientes precisos, para que el postre sea de alta calidad, o sea uno más del montón.

http://www.mividaenabundancia.org/nicaragua/images/stories/MensajesOraciones/elsembrador_siembra.jpgEspiritualmente, también existe gente efectiva. Personas que han aprendido hábitos, que les permiten desarrollarse y tener una vida significativamente mejor que otros. Siempre se tiende a dejar todo como si dependiera de la misericordia de Dios, y cierto, Jehová es Amor y Misericordia. Pero en la Biblia existen Principios que delinean el cómo actuar, para ser efectivo. Uno verá que cada hombre o mujer en la Biblia que alcanzó niveles de bendición y favor de Dios, practicó estos hábitos, y de manera sobresaliente lograron resultados que sólo Dios produce.

Un dicho popular dice: "A Dios rogando, y con el mazo dando". Eso significa que hay que orar, pedir a Jehová su intervención, y actuar. Y dicha acción debe ser constante.

Los personajes bíblicos, los que son nuestros ejemplos espiritualmente hablando, eran personas de hábitos. Daniel tenía el hábito de orar, de escudriñar con fijeza las Escrituras, David tenía el hábito de alabar a Dios con Salmos, la reina Ester tenía el hábito de escuchar los buenos consejos, Gedeón tenía el hábito de primero asegurarse de las cosas antes de actuar.


¿Qué es un hábito?

Es la intersección del conocimiento, la habilidad y el deseo. El conocimiento indica qué hacer, la habilidad muestra cómo hacerlo, y el deseo es el factor motivación, lo que nos impulsa a hacer.

A continuación veremos 5 hábitos. 5 hábitos que pueden ayudarnos a subir un peldaño más arriba espiritualmente hablando. No son píldoras o tips espirituales. Son hábitos, están escritos en la Biblia para conocerlos, y saber que el seguirlos día a día con constancia, nos ayudarán en nuestra vida cotidiana.

No son los únicos hábitos de la gente espiritualmente efectiva, esa que vive una condición de corazón de paz, gozo y resultados en toda esfera de su vida, pero que sin duda nos permitirán prospectar otra dirección en nuestra relación con Dios, con un@ mism@ y con otras personas.

Hábito 1:
Tener una actitud gozosa ante los problemas:




Hermanos en Cristo, ustedes deben sentirse muy felices cuando pasen por toda clase de dificultades.3 Así, cuando su confianza en Dios sea puesta a prueba, ustedes aprenderán a soportar con más fuerza las dificultades.4 Por lo tanto deben resistir la prueba hasta el final, para que sean mejores y capaces de obedecer lo que se les ordene.

Santiago1:2-4

A primera vista, estas palabras suenan masoquistas. Nadie en su sano juicio puede ser feliz cuando pasa alguna dificultad. Sin embargo, el sentirse felices que describe la Biblia se refiere a la actitud. No es que uno se va a morir de la risa ante los problemas o dificultades. Significa centrarse en los aspectos positivos de la dificultad. El superar dificultades nos hace más fuertes, nos hace mejores. Cuando éramos niños o niñas, aprender a multiplicar era una dura prueba. O aprender alguna asignatura que nos hacía la vida difícil, era nuestro mayor dolor de cabeza. Pero difícilmente alguien se acuerda de eso. Ahora, hay otros desafíos, otras circunstancias. Lo que ayer nos preocupaba o afligía, o era nuestra peor problema, ahora nos causa gracia y risa.

No es realista pensar que en algún momento no nos va a tocar tomar decisiones, actuar, tener paciencia durante X tiempo con una situación. Sencillamente es mejor tener una actitud positiva y llena de esperanza, que quedarse amargad@ o resentid@ por lo que sucede.

Un dato curioso, es que em griego bíblico, lo que se traduce en español "pasar por toda clase de dificultades", proviene de una expresión que alude a un encuentro inesperado con un ladrón. Es algo que no se espera, para lo que no se está preparado. ¿Capta el punto? Así pasan las dificultades: de repente pasan, sin que uno se lo espere. Pero a pesar de lo desagradable que eso pueda ser, hay que enseguida, asumir una actitud positiva de que las cosas vana mejorar.

Un ejemplo bíblico de esto es sin lugar a dudas José. ¿Se imagina lo que es estar día a día, semana a semana, mes tras mes, año tras año, preso, sin esperanza de salir, sin que nadie le ayudara? No nos imaginamos a José arrinconado en el hoyo que era su cárcel, llorando y lamentándose de su situación. José sabía que más allá de lo que estaba sufriendo, estaba Jehová, guiándole, enseñándole.

Es psicológicamente sano hacer un análisis en medio de la situación y preguntarse: ¿qué debería aprender de esto? ¿en qué debo mejorar? Hacer eso, puede guiarnos a mejorar. Y saber que seremos mejores si tenemos una beuna actitud ante las dificultades, nos hace sentir satisfacción interior.
 
Hábito 2:

Pedir sabiduría a Jehová:

Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6 Pero pida con fe, no dudando nada, porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. 7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor, 8 ya que es persona de doble ánimo e inconstante en todos sus caminos.

Santiago 1:5-8

De muchas dificultades nos libraríamos y solucionaríamos, si tuviéramos sabiduría. Como no la tenemos, debemos pedirla a Dios. La sabiduría es la capacidad de saber qué hacer de manera eficaz en una situación dada, para con nosotros mismos y con otras personas.

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6_Y20ITiAg_mgtzkYXwI_IpaPd4-8I-iEcjfgtoZrc7OhXD7OiRgxvqau1i0MH-g7xtthIfh1deEMy6tRg2HBUxbmxqoPiEWV4jZUShRKW7JzfNy_UmxmDuOWW5906oD224qF6o7EmOgQ/s320/Dios_sabiduria.jpgUn ejemplo bíblico de alguien que pidió sabiduría, fue Salomón. Ahora bien, la sabiduría de Salomón fue que pidió sabiduría a Dios cuando reconoció que no la tenía, no era lo suficientemente sabio para dirigir a Israel. Saber reconocer que no se tiene sabiduría, ya demuestra una gran capacidad personal. ¡Cuántas personas hoy día juran que se las saben todas y no necesitan de nadie más! 

Hasta Jehová, que no necesita consultar con nadie, en una asamblea de ángeles, preguntó qué estrategia sería mejor para con un rey israelita. Un ángel propuso un plan de acción, y Dios lo avaló y bendijo.

El pedir a Dios sabiduría es fundamental para un creyente. La sabiduría que da Dios es superior y mejor que la que ofrecen las instituciones y organizaciones humanas. 

El punto es: ¿cómo pedir esa sabiduría?
 
Con fe, sin dudar nada. Dice la Biblia que quien duda parece una ola del mar, movida por el viento.

Santiago utiliza una expresión interesante: doble ánimo. Dice que quien duda de si su oración será respondida es como una ola del mar, y de doble ánimo. Eso de ser de doble ánimo se refiere a ser una persona quien hoy piensa una cosa y mañana otra. Se refiere a quienes fluctúan entre dos modos contradictorios de comportarse. Es como la gente de los tiempos de Elías: que "cojeaba" en dos opiniones.

Ser de doble ánimo es pensar una cosa hoy, y otra mañana. El que tiene fe hoy, pero duda mañana, es de doble ánimo. Imagínese a una persona que hoy le propone matrimonio a alguien, y mañana le dice que no, pero pasado mañana se lo vuelve a proponer y así... es la eterna inconstancia.

Quien tiene fe, debe trabajar por aumentarla. Eso es sabiduría. Y quien pide a Dios sabiduría, debe esperar a que Dios le responda, en la forma y tiempo que Él decida. Eso es parte de la oración. Lo que uno puede interpretar como que Dios no ha respondido, es una cuestión de percepción. 

Por ejemplo, una persona puede pedir tener una buena relación de pareja, pero no hacer nada para mejorar la relación. Eso es ser una ola del mar o de doble ánimo: o de verdad quiere mejorar la relación o no.


Hábito 3:

Ser de un solo pensar:



Y Él está en un solo pensar,
 y, ¿quién puede resistírsele?

Job 23:13

Enséñame, oh Jehová, tu camino;
andaré en tu verdad;
unifica mi corazón para que tema tu nombre.

Salmo 86:11

¿Qué queremos de la vida? ¿Qué quiero ser? ¿Cómo me gustaría que fuera mi vida en 5 años? ¿Qué futuro quiero para los míos?

Con realismo hemos de admitir que no siempre sabemos responder estas preguntas. En la película "Todopoderoso" que protagonizara Jim Carrey, en el momento culminante de la película, Dios le pregunta que qué hizo Bruce (el personaje de Jim Carrey que recibe el poder de Dios por 7 días) a favor de la gente con el poder de Dios. Bruce le dice a Dios que le dio a la gente TODO lo que la gente quería (ganar la lotería, tener un mejor cuerpo, etc.). Y Dios le pregunta:

http://www.jumperc.com/home/images/compania/objetivos.%201jpg.JPG"¿Desde cuándo la gente sabe realmente lo que quiere?"

Es una película, por supuesto. Pero la escena es muy realista. ¿Realmente sabe la gente lo que quiere? ¿O lo que realmente le conviene?¿Lo sé yo?

Sólo Dios sabe esas cosas a ciencia cierta. Pero ser de un solo pensar, significa que se tiene la capacidad de tener claro qué es lo que realmente se quiere. Y teniéndolo claro, ir en pos de ese objetivo. 

El texto bíblico citado arriba de Job 23:13 habla de Jehová. Él está en uno solo pensar, en un solo deseo. Así es Dios: quiere una cosa, y no se desvía de su objetivo hasta lograrlo. Claro, ese es Dios. Pero si reconocemos que fuimos hechos a la imagen y semejanza de Dios, hemos de admitir que debemos imitar eso de Dios. Tener claro qué queremos, y enfocarnos en lograrlo.

Como tenemos las debilidades e incongruencias de ser imperfectos, y tendemos a ser inconstantes, el Salmo 86:11 indica una petición del salmista: unifica mi corazón. Tener un corazón unificado significa que se es una persona que tiene claro qué quiere, por qué lo quiere, para qué lo quiere, y cómo perseverar para lograrlo.

Hábito 4:

Llenar la mente de los pensamientos de Dios:



Dichoso el hombre
      que no sigue el consejo de los malvados,
      ni se detiene en la senda de los pecadores
      ni cultiva la amistad de los blasfemos,
2 sino que en la ley del Señor se deleita,
      y día y noche medita en ella.

Salmo 1:1, 2

Tenemos al día miles de pensamientos. ¿Cuántos de estos pensamientos son positivos, espirituales, que contribuyan a nuestro bien y el de otros? Por esa razón, llenar la mente de los pensamientos de Dios es un desafío.

1 *Dichoso el *hombre
      que no sigue el consejo de los malvados,
      ni se detiene en la senda de los pecadores
      ni cultiva la amistad de los *blasfemos,
2 sino que en la *ley del Señor se deleita,
      y día y noche medita en ella.

El libro de los Salmos se inicia con el Salmo 1, que invita a leer día y noche la Ley de Jehová, y meditarla, a plenar la mente y el corazón con esas ideas, conceptos, palabras y frases que hallamos en las Escrituras. Es feliz quien no escucha los malos consejos, o pensamientos negativos y llenos de carnalidad de otros. Por el contrario, quien llena su mente de los pensamientos de Dios se deleita en la Ley de Jehová. La frase en hebreo que habla de la delicia, implica algo más que mero placer o agrado; es voluntad, anhelo, adhesión gozosa y obediencia motivada por el amor. Quien se deleita en la Ley de Jehová, usa su voluntad para leerla, examinarla, se siente motivado a leer las Escrituras.

Dependiendo de la formación religiosa que se tenga, se tiene una idea preconcebida de lo que dicen las Escrituras. La Biblia no da lugar a dogmas, o a doctrinas ortodoxas, o a artículos de fe. Hay creencias religiosas que son enseñadas como basadas en la Biblia, que se toman como "vacas sagradas", en las que se sustenta la fe.
http://www.caminosalser.com/contenidos/img/nuevatierra/1/mente_creativa.jpg 
¿Es esa la actitud de quien se deleita en la Ley de Dios, o las Escrituras?

En Hebreos 4:12, el apóstol Pablo expresó que la Palabra de Dios es viva y eficaz, o que ejerce poder. Esa es la Palabra de Dios, no la religión, no los dogmas o creencias preconcebidas. Quien sinceramente busca de Dios guía y entendimiento de las Escrituras hallará gemas de conocimiento, y siempre aprenderá cosas nuevas que le ayuden. Suele pasar que quienes defienden una religión caen en la actitud dogmática y estrecha de miras, en vez de permitir que las propias Escrituras le iluminen.

Dios nos ha dado Su Palabra, para que nos familiaricemos con su forma de pensar, de ver las cosas. Somos nosotros quienes necesitamos que Dios nos dé las ideas, los pensamientos, las pautas. Pero quien deja que ese rol lo haga su religión, conduce su mente a un autoanquilosamiento. La mente, que requiere ser guiada, moldeada por Dios, queda entonces, como una especie de autolobotomía cerebral.

No podemos estar de acuerdo con aquellos que hoy día tienen el mismo espíritu de la Inquisición, o de cierta organización que obligó siglos atrás a retractarse a Galileo Galilei.

 






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