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Lo importante de “manejar correctamente la Palabra de la Verdad”

Josué tiene un gran reto por delante. Moisés, el líder de la nación, ha muerto, y ahora es él quien tiene la responsabilidad de dirigir a Israel en una gran misión: conquistar la Tierra Prometida. ¿Qué estrategias seguir? ¿Con qué recursos contaba? ¿Cómo lo lograría?

La instrucción de Jehová a Josué, para lograr con éxito su misión, se da en estas palabras:

Solamente esfuérzate y sé muy valiente, cuidando de obrar conforme a toda la Ley que mi siervo Moisés te mandó. No te apartes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.

Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito. Porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito.

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente. No temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas.

Josué 1:7-9

Esta es una exhortación clara, directa, que Josué entendió y aceptó. ¿Era nuevo para él? No, pues a lo largo de su vida, había demostrado un profundo interés y aprecio con gratitud hacia las palabras de Dios. Por ejemplo, recordamos que mientras había israelitas haciéndose un becerro de oro, ¿dónde estaba Josué? Estaba en las laderas del Monte Sinaí, aguardando a Moisés, mientras este se hallaba recibiendo de Dios la Ley. Anterior a eso, fue Josué quien venció a los amalequitas en la primera batalla victoriosa de Israel (Génesis 17:8-16).

Ahora, Josué escucha de Dios que debe esforzarse, ser muy valiente, y hacer que la Ley no se aparte de su boca. Debe meditarla día y noche, no temer ni desmayar, ante nada que pasara. ¿Razón? Jehová estaría con él. 

Si leemos con cuidado nuevamente la cita de Josué 1:7-9, observamos que 2 veces instruye a Josué que sea valiente y se esfuerce. En el hebreo original, la combinación de ambas palabras, que se traducen “ser valiente” y “esfuérzate”, transmiten la idea de una persona perseverante, alerta, que hasta es capaz de obligarse a sí misma a seguir el rumbo, actuar con urgencia. ¿Qué ayudaría a Josué a actuar de esa forma, determinada y definida, para conquistar la Tierra Prometida? El meditar día y noche en ese libro de la Ley, y el que no se apartara esa Ley de su boca, le ayudaría a tener esa fuerza, esa energía que le guiaría a actuar todo el día, todos los días.

Jehová había establecido en la Ley cuáles serían las bendiciones que tendría cada israelita, por obedecer con atención la Ley y ponerla por obra, como podemos leer en el Deuteronomio 28:1-14:

Acontecerá que si oyes atentamente la voz de Jehová, tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová, tu Dios, te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.

Y vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones, si escuchas la voz de Jehová, tu Dios:

Bendito serás tú en la ciudad y bendito en el campo.

Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas.

Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.

Bendito serás en tu entrar y bendito en tu salir.

Jehová derrotará a los enemigos que se levanten contra ti; por un camino saldrán contra ti y por siete caminos huirán de ti.

Jehová enviará Su bendición sobre tus graneros y sobre todo aquello en que pongas tu mano, y te bendecirá en la tierra que Jehová, tu Dios, te da.

Te confirmará Jehová como su pueblo santo, como te lo ha jurado, si guardas los mandamientos de Jehová, tu Dios, y sigues sus caminos.

Entonces verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán.

Jehová te hará sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar.

Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo y para bendecir toda la obra de tus manos. Prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado.

Te pondrá Jehová por cabeza y no por cola; estarás encima solamente, nunca debajo, si obedeces los mandamientos de Jehová, tu Dios, que yo te ordeno hoy; si los guardas y cumples, y no te apartas de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a la derecha ni a la izquierda, para ir tras dioses ajenos y servirlos.

Al leer, una y otra vez estas promesas de Jehová, Josué siempre tendría presente, que era Jehová el que derrotaría a sus enemigos, y una vez en la Tierra Prometida, la bendición de Jehová les enriquecería, pues les daría Su bendición en todo lo que emprendieran. Hasta algo tan sencillo como la artesa, tenía asegurada la bendición de Jehová. La artesa era una vasija de barro, en la que se mezclaba la harina con el agua, para hacer la masa del pan. Quien haya hecho arepas, o tortillas, o cualquier comida que necesite mezclar harina con agua, sal, azúcar u otro ingrediente, sabe cuán útil es tener esto en la cocina.

Pues bien, algo tan cotidiano como una vasija para hacer pan, sería bendita por Dios. Josué debía tener presentes estas bendiciones, que serían el resultado de la obediencia a la Ley, y así transmitirlo al pueblo. Josué ciertamente hizo precisamente así como le instruyó Jehová, puesto que Israel sí conquistó la Tierra Prometida, y se inició como nación en esa Tierra, una que “manaba leche y miel”. Eso quiere decir que, si se pone en práctica lo que Dios instruyó a Josué a que hiciera, entonces también haremos prosperar nuestro camino, y activaremos la bendición de Dios en “todo lo que toque nuestra mano”.

A Timoteo, el apóstol Pablo le hizo una exhortación similar:     

Esfuérzate para poder presentarte delante de Dios y recibir su aprobación. Sé un buen obrero, alguien que no tiene de qué avergonzarse y que explica correctamente la palabra de verdad.

2 Timoteo 2:15

“Explicar la palabra de la verdad correctamente”, era la exhortación de Pablo. Con respecto a toda área de la vida, existen opiniones, creencias, puntos de vista y explicaciones. Por ejemplo, sobre el dinero y los temas financieros, hay un sinnúmero de explicaciones. Hay diversas ideas, tantas, como marcas de chocolate en el mercado. ¿Es posible que la Biblia contenga información que de manera clara y confiable, permita a una persona conocer cómo, el know how del manejo financiero y del dinero?

Al “manejar (o explicar) la palabra de la verdad correctamente”, nos encontramos en la Biblia, ideas claves, que nos ofrecen la capacidad creativa de generar independencia financiera. Una de las verdades contenidas en la Ley de Moisés es que Jehová es el “dador de poder para hacer riquezas”, es Él quien otorga esta capacidad. Eso lo sabía Josué, y lo tenían claro los israelitas a los que él enseñó. Josué hizo uso de la capacidad de “explicar la palabra de la verdad correctamente”, así como Pablo instó a Timoteo a hacer.

En asuntos de dinero y finanzas, es necesario el “explicar la palabra de verdad correctamente”. En griego (orthotomeo), esta palabra transmite la idea de “alcanzar la verdad directa y correctamente”. Sólo hay una verdad directa y correcta, sobre estos asuntos. ¿Quién la conoce? Jehová, el “Dios de la Verdad”.

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En las Escrituras se encuentran estas joyas, cual perlas de sabiduría, que nos ayudan a entender estos asuntos. ¿Sabe más Donald Trump, o Kiyosaki, sobre el dinero que Jehová? Sin embargo, hay hombres y mujeres que al aplicar Principios, Principios verdaderos y correctos, han alcanzado lo que parece ser una especie de “secreto”: una vida abundante, y próspera. ¿A qué debe aspirar o querer alguien que ame a Dios?

Se enseñan ideas distorsionadas sobre el dinero, en diversos lugares, desde iglesias, religiones u organizaciones religiosas, hasta los sistemas político-económicos que afirman ser la “panacea universal”. ¿Están basados en Principios Espirituales divinos? ¿Qué indican los resultados?

Si recordamos la parábola de los talentos, ¿qué ilustra el Hijo de Dios? Se da a cada uno de los esclavos “según su propia habilidad”. Reflexionemos en eso. El amo da a cada cual según su propia habilidad, 5, 2 y 1 talentos de oro. ¿Hubiera sido justo el amo si da al más hábil de los 3 esclavos, 1 talento, si podía negociar 5? ¿Era apropiado y correcto dar al esclavo que sólo podía manejar 1 talento, proporcionarle 5

En la ilustración, vemos que el Hijo de Dios diferencia a cada uno según su propia habilidad. Hay un reconocimiento de la habilidad y capacidad de cada quién. ¿Es eso justo? Sí, pues es una verdad universal constante que Jehová “pagará a cada uno según sea su obra” (Romanos 2:6). En el caso de la parábola de los talentos, cada esclavo recibió según su propia obra. Los que recibieron 5 y 2 talentos, ganaron, respectivamente, 5 y 2 talentos más. ¿Y el que no ganó nada? El amo no le dijo “pobrecito, no hiciste nada, bueno, te voy a dar otras oportunidades”. Se le quitó su talento, y dijo el amo: “al que tiene, más se le da, y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, hasta lo que tenga, se le quitará”.

Esta parábola la enseñó el Hijo de Dios. Quizás a alguien le parezca “injusto” el trato que recibió el esclavo al que le quitan el talento. Pero, el amo de la ilustración le llamó que era alguien que “no servía para nada”. ¿Podría alguien inteligente poner en manos de alguien que no “sirve para nada” algo tan valioso como un talento de oro? La respuesta es obvia.

El Hijo de Dios dijo:

Quien es fiel en lo poco, también lo será en lo mucho. Y quien en lo poco es injusto, también en lo mucho es injusto.

Si en las riquezas injustas no fuiste fiel, ¿quién te confiará lo verdadero?

Y si en lo ajeno no fuiste fiel, ¿quién te dará lo que es tuyo?

Lucas 16:10-12

Aquí se compara a 2 riquezas: las injustas y las “verdaderas riquezas”. Las riquezas injustas, son el dinero y bienes y materiales que se obtienen en este mundo. El punto no es el tenerlas, sino la fidelidad. Para el Hijo de Dios, dependiendo de la fidelidad que una persona tenga con 10$, por ejemplo, así demostrará si vale la pena depositar en ella las “verdaderas riquezas” espirituales: el “mismísimo conocimiento de Dios”, Su favor y revelación. El punto que el Señor transmite es: “así como eres con lo poco, serás con lo mucho”. Así que las verdaderas riquezas espirituales, justas, dependen del uso fiel del dinero y los recursos que se tengan, no importa si es un lápiz, una computadora, un carro, la cuenta bancaria o la tarjeta de crédito.

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Se tiende a “espiritualizar” la ignorancia sobre estos asuntos, y se les resta importancia. Pero Dios está pendiente de todo absolutamente, hasta de cómo usamos el dinero, qué pensamos de él, y es uno de los factores que incide en nuestra espiritualidad. Llama la atención, por ejemplo, la famosa parábola del buen samaritano. ¿La leyó bien? En Lucas 10:35 vemos estas palabras que dijo el samaritano al dueño de la posada a la que llevó al judío maltrecho:

Al día siguiente, el samaritano sacó 2 denarios (el equivalente al salario de dos días), se lo dio al dueño del alojamiento y le dijo: 'Cuide a este hombre, y si gasta usted algo más, yo se lo pagaré cuando vuelva.'

Dios Habla Hoy

Note que el samaritano, pagó al dueño del alojamiento, antes de salir de viaje, y dio instrucciones de cuidar al hombre y le dijo que si gastaba más, se lo pagaría. Ahora bien, el samaritano está ayudando al judío, él podría haber dicho al dueño de la posada “mire, estoy ayudando a este hombre, que ni lo conozco, estoy haciendo una buena obra, ¿no le parece que no debería pagarle por hacer el bien?”. Ese razonamiento no estaba en la mente del Hijo de Dios. Ser el “buen samaritano”, al samaritano, no le fue gratis, le costó dinero, trabajo y esfuerzo. ¿Hubiera ayudado al judío este samaritano sino hubiera tenido dinero? Respuesta obvia.

Vale la pena examinar con mente abierta las Escrituras, y tener la disposición de buena gana, de corregir las ideas y enseñanzas equivocadas que se hayan recibido, no acordes a lo que enseñan las Escrituras. Eso es “manejar correctamente la palabra de la verdad”.

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