Dominio propio: virtud espiritual clave en estos tiempos
Un reloj es una obra maestra de precisión y exactitud. Cada tornillo, cada engranaje, cada pieza, es parte de un sistema, en el que cada componente cumple una función específica. No lo vemos, pero sabemos que dependemos de él y funciona, para poder ver en nuestros relojes la hora exacta.
Nosotros, los seres humanos, no somos como un reloj, que funciona de manera cronometrada y milimétrica. Somos seres emocionales, y reaccionamos a lo que sucede a nuestro alrededor.
Al ver imágenes como las que se han observado del terremoto y tsunami en Japón, además de las que recordamos de otros desastres naturales, uno se pregunta: ¿qué significan estas cosas? ¿cómo reaccionar en estas circuntancias?
No cabe duda de que estamos enfrentando cada día la veracidad de que estamos viviendo en los "tiempos fieros, difíciles de manejar", como se indica en la Biblia en 2 Timoteo 3:1. Por cierto, que al leer esa profecía, se destaca que una de las características de las personas en estos tiempos, es que la gente sería "sin dominio propio" o autodominio.
El autodominio o dominio propio, es la capacidad propia de controlarse, de saber administrarse emocional, mental, física y espiritualmente. En las Escrituras se menciona poco sobre el dominio propio, pero las veces en las que se habla de esta virtud, nos deja claro que es importante el poseerlo, y aún más en estos tiempos.
La primera vez que se menciona el autodominio en las Escrituras, es en Isaías 42:14:
"He estado callado por largo tiempo. Seguí silencioso. Seguí ejerciendo autodominio"
¿De quién se habla en este pasaje bíblico? Es Jehová Dios quien dice de sí mismo, en Su relación con Israel que siguió ejerciendo autodominio. Durante siglos controló Dios Sus emociones divinas, y siguió relacionándose con Israel, hasta que esta nación rechazó al Mesías. Desde entonces, Israel dejó de ser el pueblo elegido de Dios.
Es para pensar el hecho de que Dios, quien es completo, absoluto y santo en sí mismo, diga que ejerce dominio propio. Eso indica que, con mucha más razón, tenemos necesidad de autodominio nosotros.
En Gálatas 5:22, 23, el autodominio es parte del fruto del espíritu santo de Dios:
Por otra parte, el fruto del espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, autodominio.
Vivimos en tiempos cada vez más caóticos. ¿Cómo enfrentarlos? El autodominio es una virtud que puede hacer la diferencia en estos tiempos, ante tantas noticias y hechos que están sucediendo. Para algunas personas, lo que sucede en el mundo es "normal", "suceden cosas naturales que siempre suceden", mientras que otras personas son básicamente indiferentes a los acontecimientos.
El autodominio nos permite entender que estamos viviendo tiempos excepcionales, en los que suceden catátrofes y desastres naturales, además de profunda inestabilidad política, social y económica. ¿Qué se puede decir de las emociones, los estados de ánimo, el sentido de inquietud y angustia que generan los sucesos mundiales?
En el salmo 60:12 se dice que "en Dios haremos proezas". Mantenerse enfocado, sólido en la fe en Dios, en paz interior, confiando en Su amor y guía, sin dejarse caer emocionalmente, o dejándose llevar por cualquier enseñanza o falso llamado de alarma o de alerta, es una proeza, y una señal de ejercer autodominio.
Recordemos que Jesús predijo que habrían "falsos Cristos", o "profetas", que harían declaraciones categóricas, hasta basadas en sofisticados argumentos, para hacer creer cosas que sólo son verdad en la mente de estas personas. ¿Qué dijo Jesús? Que la venida del Hijo del Hombre sería como el relámpago, algo tan claro y evidente, que no precisa de mayores explicaciones: es evidente por sí mismo.
"Orar sin cesar", es un excelente consejo del apóstol Pablo para estos tiempos. Y entre las cosas que debemos pedir a Dios está el que nos dé autodominio, para que nuestras facultades mentales y emocionales, no se dejen alucinar o extraviar por la influencia de los acontecimientos. Además, es necesario administrar las emociones. Ejemplo de ello tenemos en personas como el profeta Ezequiel. Dios le dijo que había hecho su frente como el diamante, porque la gente a la que él hablara, sencillamente no le escucharía. Claro, eso era problema de ellos, no de Ezequiel.
En lo que va del año, hechos asombrosos han estado ocurriendo. ¿Dejarán de ocurrir? No, no podemos esperar eso, cosas que deben suceder, sin falta ocurrirán. ¿Qué hacer? No se trata de tener miedo o pavor, sino de tener fe, confiar en Dios, y ejercer autodominio, sabiendo que el tener autocontrol, puede ser la diferencia en estos momentos entre mantenerse alerta y vigilantes, y observando de cerca los sucesos mundiales y su relación con la profecía, y el mantenerse dentro de aquellos que esperan que las palabras de Dios se cumplan. "Sin falta se realizarán. No llegarán tarde" (Habacuc 2:3).