El Ser Divino
El Areópago, Atenas, Grecia |
Este lugar es el Areópago, que se encuentra ubicado en Atenas, Grecia.
Si fuéramos a visitarlo hoy, veríamos esta placa de bronce, que contiene un
discurso. No uno cualquiera: un discurso sobre la Divinidad.
Lo dio el apóstol Pablo, hace casi 2.000 años. Por supuesto, el lugar ha
cambiado. Porque hoy día sólo vemos una colina de piedra caliza. Pero cuando
Pablo estuvo allí, el lugar era el foro de discusión más importante de Atenas, sede
de un Tribunal, y era el lugar en el que se daban cita filósofos, pensadores, y
cualquier persona interesada en hablar de cosas importantes.
Las personas a las que hablaba Pablo, veneraban en gran manera a
diversas deidades. En Atenas habían altares, santuarios y templos dedicados a
sus dioses y diosas: Marte, el dios
de la guerra, Zeus, Esculapio, el dios de la medicina, Hermes, dios del comercio, de la
oratoria, de la aptitud gimnástica, del sueño y de lo onírico, o Afrodita, la diosa de la fertilidad y del
amor. Pero la devoción de los atenienses a las deidades era tan profunda, que
hasta llegaron al punto de edificar un altar a un Dios Desconocido, que aunque
ellos no supieran ni su nombre, fuera venerado por ellos.
Precisamente Pablo tomó este altar, a un Dios Desconocido, como punto
clave de su exposición sobre un Dios, el Único y Verdadero Dios. ¿Quién es ese Dios?
La palabra Dios, en las Escrituras Hebreas, hace
referencia a la palabra que en español se traduce “Dios”, por medio de los nombres ’El y
Elohím.
’El
es el singular y Elohím es el plural, que indica
un énfasis en la majestad de la persona que posee este nombre. Pablo, conocedor
de las Escrituras Hebreas, sabía que sí existía un Dios, al que había llegado a conocer. Por ejemplo, en el Salmo 50:1
se describe al “Divino, Dios, Jehová, Él ha hablado, y llama a la tierra,
desde el nacimiento del sol hasta que se ponga”.
Sí, Pablo conocía y adoraba a un Ser
Divino . ¿Cómo era este Ser? El Hijo
Unigénito de este Ser Divino, Cristo Jesús, dijo que Él es un Espíritu (Juan 4:24). Y como Espíritu, es en esencia, diferente a la
vida humana, material, no es de carne y hueso, y no vive ni puede vivir en un
templo, lugar, ni Sus “necesidades” son atendidas por alguien. ¿Cómo imaginarnos a Dios, el Espíritu? No podemos imaginarlo como alguien semejante
al oro, la plata, o algo imaginado o creado por el hombre. “A Dios, ningún
hombre lo ha visto, jamás”, expresó el apóstol Juan (Juan 1:18).
El hecho de no poder ver a Dios con los ojos físicos, hace que muchos
planteen que no es posible conocer a Dios, de hecho, la palabra “agnóstico”, se
toma de la frase que citó Pablo de un Dios
Desconocido. ¿Es cierto que no es posible conocer a Dios, o confirmar si existe la verdad
absoluta en asuntos espirituales?
No podemos ver a Dios. Pero el apóstol Pablo, en Romanos 1:20,
nos señala una forma por medio de la cual, quien lo desee puede esclarecer para
sí mismo si existe o no Dios y conocerle. “Porque las cualidades
invisibles de Dios
se ven claramente desde la Creación del mundo, pues se perciben por las cosas creadas,
hasta Su poder sempiterno y Divinidad”,
indica Pablo. El apóstol insta a percibir la Divinidad
del Creador, por medio de observar la
Creación, y buscar en ella las cualidades invisibles de Dios. La Divinidad
a la que se refiere Pablo se refiere a
la cualidad de Divino del Creador. Su argumento es: “no podemos ver a Dios, pero sí podemos percibir
la esencia de su carácter divino en grado absoluto, excelso y
superlativo, observando con detalle e interés a Su Creación”.
La validez del argumento de Pablo es obvia: evaluamos a una persona y
sus cualidades por medio de sus obras. Si hacemos eso con Jehová, el Divino,
Su Divinidad o carácter en Sus cualidades sublimes y
excelsas, patentes en Su Creación, nos acercarán a Él. Y quienes se niegan ante
la evidencia de la Creación, son “inexcusables”, según plantea Pablo, pues
quien se niega a ver lo que está ante sus ojos, ¿tiene excusa alguna de que no “puede”
conocer a Dios?
La Divinidad de Jehová, es infinita, pues abarca sus
cualidades que en forma excelsa, sublime, superlativa, suprema y absoluta,
manifiesta en cada una de Sus obras y acciones. Posee omnisciencia, presciencia
(conocimiento del futuro de antemano), es todopoderoso, sublime en poder, Su
Providencia conserva y rige a toda Su Creación. Sabiduría, poder, justicia,
ternura, sentido del humor, encanto, son cualidades que son parte de Su Divinidad . Y, de manera absoluta, ES
amor.
Este es tan sólo un repaso de la Divinidad
de Jehová. Cristo Jesús oró por que Sus
seguidores tuvieran siempre la actitud de “adquirir
conocimiento de ti, el Único Dios Verdadero, y de Aquel a quien Tú enviaste,
Jesucristo” (Juan 17:3). Siempre es fortalecedor y maravilloso el conocer más
profundamente a este Dios, que no es Desconocido, cuyo nombre es Jehová, y que
día a día hace salir el Sol y llover sobre todos.