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La Gran Tribulación: qué es. Parte 1


Jesús predijo que:  

“Habrá GRAN TRIBULACIÓN como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, ni volverá a suceder” 
Mateo 24:21 
   
La frase “Gran Tribulación” en griego es “Thlipsis Megale” que significa gran angustia, desasosiego, aflicción o calamidad. Es decir, Jesús indicó que existiría un período de la historia humana signado por eventos y circunstancias en los que la emoción y sensación general predominante sería de angustia, ansiedad, y grandes calamidades que afligirían a la Humanidad. Y su exposición sobre los sucesos y circunstancias que caracterizan a la Gran Tribulación, está registrada en Mateo 24:21-31.

Curiosamente, una de las características de la Gran Tribulación, según lo predice Jesucristo, es la aparición de “falsos” Cristos y “falsos” Profetas. ¿No es esto paradójico? Se supone que la Gran Tribulación es un período de definiciones: las personas que aman a Dios son claramente definidas, y las que no lo aman, también lo son. Sin embargo, Jesús señala que hay una proliferación de personas que se autodenominan “Cristos” o “Profetas”, y hasta respaldan sus afirmaciones con “credenciales”. En esta coyuntura, ¿cómo reconocer al verdadero Cristo y Profeta?   


Si alguien les dice: ‘¡Aquí está el Cristo!’, o: ‘¡Allá!’, no lo crean.

Mateo 24:23


Si alguien les dice…



Las palabras tienen poder, y las palabras más poderosas son aquellas acompañadas por la “autoridad” de Dios, o Cristo. Y es que no existe mayor autoridad que la de Dios o la de Cristo. Si alguien dice “Aquí está el Cristo”, o “Allá”, son palabras cargadas con poder. 

¿Cómo puede alguien afirmar que “aquí está el Cristo”? De muchas maneras. Hay personas que aseguran comunicarse con Jesús mediante sueños y visiones, otros afirman que el poder que tienen para hacer milagros proviene de la unción con espíritu santo, o que son el representante de Cristo en la Tierra, o que son el “conducto” por el cual dispensan alimento espiritual. La idea básica es decir: “soy alguien autorizado por Dios, escúchame”.

Se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, dando grandes señales y prodigios para extraviar, de ser posible, a los escogidos.

“Yo soy Jesucristo hombre”, “Yo hablo con Cristo y Él me reveló esto”, “Yo profetizo en el nombre poderoso de Jesús”, “Yo soy el único conducto para transmitir alimento espiritual”. ¿Le suenan conocidas esas declaraciones. Hay quienes alegan hacer milagros, curar enfermedades, transmitir la “unción” del espíritu santo, dar profecías que se cumplen, poder edificar grandes Iglesias, o Mega Iglesias para que las personas acudan, o hay quienes afirman que “predican las buenas nuevas” a todas las personas.

Dijo Jesús que se “levantarán”. De una forma destacada y sin precedentes, vemos cómo existen Mega-Iglesias, canales de T. V. “cristianos”, figuras carismáticas que juegan hábilmente con las emociones y necesidades de otras personas, o religiones que son más bien un poderoso holding empresarial editorial, un poderoso y lucrativo negocio de bienes raíces en todo el mundo. ¿Qué decir de las personas que siguen a estas iglesias, religiones y líderes carismáticos? ¿Sienten que su hambre y sed de Dios se ha saciado? Las evidencias indican que las personas sienten un vacío espiritual, hambre y sed de “oír las palabras de Jehová” (Amós 8:11).

Notemos que en los tiempos más angustiosos, más calamitosos de la Humanidad, la Gran Tribulación, cuando la gente más necesita de oír verdadera palabra de Dios, refrescante, guiadora y nutritiva, la oferta espiritual es de dar a la gente comida espiritual chatarra. ¿Cómo puede una persona edificar su fe y confianza en Dios, a amarle, y a progresar a la madurez en Cristo Jesús, si a los líderes religiosos les interesa sólo demostrar su poder y engordar su propio ego, que la espiritualidad, la fe, y la relación de Dios de sus “ovejas”?  


Estas personas y organizaciones dan “grandes señales y prodigios”, que parecen ser mandatos de Jesucristo. Parecen identificar al verdadero cristianismo. Ese es el problema. Que parecen. ¿Qué afirmó Jesús que es lo que cuenta? ¿Cuenta para Él llenar la Tierra con revistas, o llenar grandes estadios para reunir a la gente en cruzadas de sanidades?

Porque esas y otras actividades se realizan “en el nombre de Jesús”, o porque lo dice la Biblia en Mateo 24:14. Aparecen en la Biblia como mandatos claros. Cierto. Pero, ¿son la voluntad del Padre durante la Gran Tribulación?

Evidentemente, aquel que dice que examina "los corazones y riñones", sabe quién es quién (Apocalipsis 2:23). Sí, Jesucristo conoce a todas las personas, a Él, que posee los "7 espíritus de Dios", no se le puede engañar, y de hecho, no está engañado. Él no se deja conmover por las confesiones de fe de nadie. Sabe quién tiene fe y le sigue, y quién no. Él es le que da "individualmente, a cada uno, según sea su obra", como finaliza la cita de Apocalipsis 2:23.

Tenemos que reconocer la responsabilidad individual ante Cristo Jesús. A Él no se le puede alegar con frases como "creí que esta era la religión verdadera", o "soy tu seguidor", o "aquí encontré la paz que tanto buscaba". Lo importante es qué motiva nuestras acciones, y qué obra individual tenemos. No estamos expuestos solamente a los ojos de otras personas: estamos expuestos a los ojos de fuego del Cristo durante el "Día del Señor" (Apocalipsis 1:10; 2:18).

Estas son las palabras claras de Jesús. ¿Cómo reaccionar a ellas? La advertencia del Señor es para reflexionar en cómo está uno andando ahora. Sí, es un llamado a hacerse un autoexamen honesto en el corazón. ¿Estoy realmente siguiendo a Jesús, o a hombres, o a una obra? Jesús dijo que Él es el camino, la verdad y la vida. Él enseñó a seguirlo a Él, no delegó eso en nadie más sino en Él. Fue Él quien murió a favor de nosotros, y fue Él quien enseñó "dichos de vida eterna". 

Vale la pena reflexionar en estas palabras: 
   
”No cualquiera que me dice: ‘mi Señor, mi Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos dirán en aquel día (la Gran Tribulación): ‘Señor, Señor, nosotros profetizamos en tu nombre, en tu nombre expulsamos demonios, en tu nombre ejecutamos muchas obras poderosas’. 23 Sin embargo, entonces les confesaré: ¡Nunca los conocí! Aléjense de mí, obreros del mal.
Mateo 7:21-23


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