Túnez: protestas generales por alzas de precios y desempleo
El ministro de Comunicaciones de Túnez, Samir Labidi, anunció este martes que en los últimos dos días los disturbios generados por manifestantes que reclaman al Gobierno mayores oportunidades de empleo y mejoras en la calidad de vida han ocasionado la muerte de al menos 21 personas.
La información fue dada a conocer en una rueda de prensa ofrecida a los medios locales, donde Labidi consideró que si bien se comprenden las razones de las manifestaciones, “las medidas que se han tomado son extremas”.
"Les confirmo que el número de muertos durante el fin de semana es 21 (...) Los manifestantes dicen que quieren trabajo y mejores condiciones de vida, pero las protestas fueron obra de violentos extremistas”, expresó. La cifra dada por Labidi contrasta con las denuncias de diferentes organizaciones sociales, que habían calculado en casi medio centenar los muertos en los disturbios sociales.
En relación a las agresiones y a los enfrentamientos ocurridos entre manifestantes y policías en los últimos días, el ministerio tunecino del Interior publicó un comunicado en el que afirma que en la localidad de Gassrine, 200 kilómetros al suroeste de la capital, murieron cuatro personas el pasado lunes.
"La ciudad de Gassrine experimentó violencia, incendios premeditados y grupos que atacaron comisarias que actuaron armados con cócteles molotov y barras de hierro", resaltó el texto.
Ante este panorama, el presidente de Túnez, Zine al-Abidine Ben Ali, afirmó que estos “son los peores disturbios en sus 23 años en el poder” y agregó que en vista de la magnitud de las agresiones, “la situación podría tratarse de actos terroristas orquestados por grupos extranjeros” que quieren desestabilizar el país.
El gobernante hizo un llamado a la población para detener el caos y agregó que había planes de recortar el desempleo creando más de 300 mil plazas que se repartirán “entre los ciudadanos con preparación”.
No obstante, la afirmación causó malestar en las zonas con poblaciones más pobres y por ende, este martes, se reanudaron las manifestaciones en contra de las medidas del Gobierno. Los protestantes además exigen descuentos en los precios de alimentos y gasolina.
Ben Ali está sujeto a una creciente presión de la comunidad internacional tras los enfrentamientos. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, mostró su preocupación por la escalada de la violencia y pidió contención.
Por su parte, la Unión Europea (UE), principal socio comercial de Túnez, también se pronunció y deploró la pérdida de empleos.
Las manifestaciones en Túnez comenzaron a mediados de diciembre del año pasado, cuando el joven Mohamed Bouazizi, licenciado en informática de 26 años, se prendió fuego premeditadamente frente a un edificio gubernamental de Sidi Bouzid (una ciudad a 210 km al suroeste de Túnez), como medida de protesta porque la mercancía que vendía fue confiscada.
Según relataron algunos de sus conocidos, Mohamed Bouazizi tuvo que reconvertirse en vendedor ambulante porque no conseguía trabajo. A mediados de diciembre, la policía de la ciudad de Sidi Bouzid, donde vivía, le decomisó las frutas y legumbres que vendía en la calle porque presuntamente no tenía permiso de comercializarlas. Tras el hecho, Mohamed Bouazizi, se roció con combustible y se prendió fuego. Posteriormente murió en un hospital de la ciudad por las graves quemaduras.
La muerte del joven conmocionó al país y desató una oleada de protestas por la falta de empleos y el aumento de los precios en alimentos y carburantes.
"La ciudad de Gassrine experimentó violencia, incendios premeditados y grupos que atacaron comisarias que actuaron armados con cócteles molotov y barras de hierro", resaltó el texto.
Ante este panorama, el presidente de Túnez, Zine al-Abidine Ben Ali, afirmó que estos “son los peores disturbios en sus 23 años en el poder” y agregó que en vista de la magnitud de las agresiones, “la situación podría tratarse de actos terroristas orquestados por grupos extranjeros” que quieren desestabilizar el país.
El gobernante hizo un llamado a la población para detener el caos y agregó que había planes de recortar el desempleo creando más de 300 mil plazas que se repartirán “entre los ciudadanos con preparación”.
No obstante, la afirmación causó malestar en las zonas con poblaciones más pobres y por ende, este martes, se reanudaron las manifestaciones en contra de las medidas del Gobierno. Los protestantes además exigen descuentos en los precios de alimentos y gasolina.
Ben Ali está sujeto a una creciente presión de la comunidad internacional tras los enfrentamientos. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, mostró su preocupación por la escalada de la violencia y pidió contención.
Por su parte, la Unión Europea (UE), principal socio comercial de Túnez, también se pronunció y deploró la pérdida de empleos.
Las manifestaciones en Túnez comenzaron a mediados de diciembre del año pasado, cuando el joven Mohamed Bouazizi, licenciado en informática de 26 años, se prendió fuego premeditadamente frente a un edificio gubernamental de Sidi Bouzid (una ciudad a 210 km al suroeste de Túnez), como medida de protesta porque la mercancía que vendía fue confiscada.
Según relataron algunos de sus conocidos, Mohamed Bouazizi tuvo que reconvertirse en vendedor ambulante porque no conseguía trabajo. A mediados de diciembre, la policía de la ciudad de Sidi Bouzid, donde vivía, le decomisó las frutas y legumbres que vendía en la calle porque presuntamente no tenía permiso de comercializarlas. Tras el hecho, Mohamed Bouazizi, se roció con combustible y se prendió fuego. Posteriormente murió en un hospital de la ciudad por las graves quemaduras.
La muerte del joven conmocionó al país y desató una oleada de protestas por la falta de empleos y el aumento de los precios en alimentos y carburantes.