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Levántate, toma tu camilla y anda



I n s p i r a c i ó n 

Eso es lo que necesitamos ahora para tener el impulso y empezar nuevos días.

El amor de Dios hacia cada uno de nosotros, puede darnos esa chispa que dinamite en nuestro interior el deseo de tener una vida mejor. Pero, ¿cómo hacerlo?

Un hombre vivió en carne propia esta experiencia. Su nombre, no lo conocemos. Pero lo que sí sabemos es que él tenía 38 años enfermo. Paralítico. ¿Se imagina una situación más triste que esa?

Muchas veces, emocional o espiritualmente, podemos sentirnos así, como si no pudiéramos caminar, correr, tener una vida con poder. Este hombre, el paralítico, dependía de una camilla, para poder andar. Y así puede que esté nuestra vida: andando con un par de muletas, como si no hubiera algo mejor que "medio" vivir. O mejor dicho, sobrevivir.

El hombre del relato, vivía en un lugar llamado el estanque de Betesda. Betesda significa "casa de misericordia". Y ahí yacía este hombre, día tras día, junto a una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua del estanque, porque creían que un ángel descendía en algún momento al estanque y agitaba el agua, y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviera.

¿Qué esperanza podría tener un hombre que por 38 años había vivido paralítico, y que vivía entre gente enferma, de sanarse? Obviamente, ninguna. A veces vivimos rodeados de personas negativas, que todo lo ven negativo, viven deprimidas, sin esperanza, sin fe, sin ganas de salir adelante. Personas así, no nos ayudan a creer, a tener esperanza de que vamos a salir adelante, no importa la situación que estemos pasando.

La esperanza de este hombre era: un milagro. Él creía que se sanaría si era el primero en bañarse en el estanque, según la creencia que tenía la gente. A este hombre, que tenía 38 años de vivir paralítico, llegó un personaje singular: Jesús de Nazaret, un hombre sencillo, que enseñaba a la gente sobre Dios, el Padre, el único Dios.

Cuando Jesús lo vio acostado y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo:

-¿Quieres ser sano?


El enfermo le respondió:


-Señor, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; mientras yo voy, otro desciende antes que yo.


Jesús le dijo:


-Levántate, toma tu camilla y anda.


Al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su camilla y anduvo. 


Fin de la historia.


Jesús le dijo a este hombre 3 cosas:


Levántate
toma tu camilla
y
anda

Y fue suficiente para que su vida cambiara. 

¿Qué significa para nosotros esta historia?

Espiritual, o emocionalmente, puede que tengamos días, semanas, meses, o quizás años como este hombre, viviendo una vida de paralíticos emocionales o espirituales. ¿Por qué? No importa la razón. Pero así estamos: dependiendo de una camilla, una especie de muletas del tiempo de Jesús, con las cuales ayudarnos para caminar. Y si vivimos en medio de personas negativas, parece que nunca saldremos de nuestra situación.

Las palabras de Jesús nos inspiran, porque nos animan a hacer las 3 cosas: levantarnos, tomar la camilla y andar. ¿Qué significa esto?

Levántate

Así nos pide Jesús que hagamos. Que nos levantemos, que tengamos el valor y el ánimo de pararnos, de ponernos de pie. Tengamos presente que este paralítico tenía 38 años sin pararse por sí mismo. Eso significa tener el valor y la fe de tomar decisiones de hacer un giro en nuestras vidas, comenzar a marcar la diferencia. Dejar de depender quizás de otra persona, o de alguna especie de "muletas" espirituales que nos impulsen. ¿A qué le tememos? Al cambio, la palabra cambio suena a algo desconocido, a algo a lo que no estemos acostumbrados. 

Romper con la rutina, con el paradigma, con el dogma, por el temor al qué dirán, no es fácil. Pero no estamos solos para hacerlo. Hay alguien poderoso que nos dice que nos levantemos: Jehová, el Padre, el que se ofrece a ser nuestra ayuda y sostén. 

En el griego original, se usa el verbo Egeiro, que es el que se traduce "levántate". Es interesante, porque transmite la idea de una persona a la que llaman para que se despierte del sueño. Jesús no sólo le dijo al hombre que se levantara del suelo, sino que además, despertara sus facultades mentales de discernimiento: que despertara de su sueño. Para levantarnos emocional y espiritualmente, hay que despertarse, hay que empezar a cambiar las cosas. Levantarnos significa llenar nuestra mente de ideas nuevas, de nuevos pensamientos. Lee historias que te animen, que te motiven. La Biblia contiene excelentes relatos para que cualquier persona, pueda leerlos y llenarse de la frescura y la alegría de Dios y de los nuevos comienzos.

Toma tu camilla

Jesús le pide al paralítico que tome su camilla. ¿Para qué? La camilla, o sus muletas, serían un recordatorio para él de dónde estaba, y dónde está ahora. Jesús quería enseñarle a diferenciar el antes y el después de su vida. A nosotros también se nos hace la exhortación de tomar nuestra camilla. No para seguir caminando con ella, sino para mostrar a otras personas que sí se puede dejar el pasado atrás, que se puede comenzar de nuevo con el poder y el apoyo de Dios. 

Muchos hoy día se cuestionan si vale la pena tener fe en Dios. ¿Cómo ayudar a otros? Muéstrale tu camilla. El testimonio de una vida en la que hay resultados espirituales que se vean en tu vida, puede animar a otros. 

Anda

El andar significa iniciar una senda, un camina, una forma de hacer las cosas. Ahora caminamos con facilidad, o corremos. Pero hubo un momento en el que no sabíamos caminar. Y aprendimos a hacerlo. Cuando Jesús dice al hombre que ande, no sólo le dice que camine. También le indique que inicie una vida de progreso, de avance.

Para nosotros andar significa recordar que Jesús dijo que era el camino. Él es nuestro modelo, nuestro ejemplo a seguir. Cuando conocemos a Jesús, su modelo de amor, de paz, de guía y verdad, nos impulsa a generar nuevas actitudes, nuevas formas de relacionarnos con otros. 

Es importante destacar un detalle. En el griego original, las expresiones "levántate" y "toma tu camilla", están en una forma verbal particular en el idioma griego: aoristo. Esto significa que se trataba de acciones que se tomaban en un momento definido, de una vez y para siempre, sin dar marcha atrás. Es decir, eran acciones radicales y definitivas. Decisiones donde no había retorno.

Levantarse y tomar la camilla, en el caso del paralítico, eran acciones que el hombre haría una sola vez en su vida. Por eso están en tiempo aoristo. Son acciones de cambio radical. Sin embargo, el verbo griego que se traduce "andar", está en tiempo presente. Es una diferencia importante, porque el acto de andar sería, según lo dijo Jesús, no la acción de un momento, o de un arrebato de emoción, sino una acción continua, progresiva, siempre en avance.

Si nos acercamos a Dios, Él se acerca a nosotros. Y, tras varias acciones y pasos, se forma un modelo de conducta, que imita a Jesús. Y ese andar es progresivo. Son muchas las cosas buenas que podemos sacar de este año que inicia. ¿De qué depende nuestro éxito? De las decisiones que tomemos de hacer lo que dijo Jesús: Levantarnos, tomar la camilla y andar.
  

   

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